Fundación

He releído Fundación, Fundación e Imperio, Segunda Fundación y Los Límites de la Fundación. Me han sorprendido tres cosas:
1. Al revés que en mi adolescencia, me ha gustado más la secuela que la trilogía original.
2. A principios de los cincuenta, Isaac Asimov era incapaz de prever el futuro de los ordenadores y en la trilogía original sólo aparecen modestas calculadoras.
3. En Los Límites de la Fundación, aparece, por fin, una mujer que manda: Harla Branno. Este cambio muestra que la sociedad occidental evolucionó mucho más rápidamente en treinta años de lo que una imaginación tan fértil como la de Asimov podía esperar. Que la realidad supere a la (ciencia) ficción en la tecnología, me parece menos asombroso a que lo haga en las relaciones sociales.

El extraño efecto de las comidas entre horas.

Cuando era pequeño, mi madre me reñía cuando picaba entre horas porque luego no comía bien y me iba a quedar canijo. Ahora, mi nutricionista me riñe cuando pico entre horas porque me voy a quedar obeso.

Vaya forma de perder el tiempo.

A la pregunta "¿cómo disfrutaría usted una soleada mañana de principios de primavera?", sólo se me ocurren respuestas hedonistas. Sólo por una causa muy justa, combatir el hambre, detener una injusticia, llevar la paz a un rincón del mundo; dedicaría una mañana así a enfadarme. Asisto con sorpresa a la indignación de unos señores que consideran que la mejor manera de invertir su tiempo libre, es mostrar su en fado a unos jugadores de fútbol.

Llévame la contraria.

En las últimas elecciones, voté a un partido que sólo sacó dos diputados. Por lo tanto, mis opiniones no son compartidas por la mayoría de la gente. Por una cuestión meramente estadística, deduzco que tú tampoco estás de acuerdo conmigo. Si no me llevas la contraria, tengo que sospechar que, sencillamente, no te interesa lo que digo. Para mí, sería un premio que me dijeras que estoy equivocado.

Otra sentencia machista.

Leo que un juez obliga a una empresa, Ficotriad, a permitir a una trabajadora escoger el horario de trabajo para poder llevar y recoger a sus hijos del colegio. Leo también comentarios alborozados por el avance que supone esta sentencia para el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras. La información que he encontrado, no hace referencia a la situación familiar de la trabajadora, y ahora puedo meter la pata, pero creo que una sentencia verdaderamente igualalitaria hubiese dicho: "Señora, su trabajo es tan importante como el del padre de los niños. Los padres pueden cuidar de los hijos tan bien como las madres. Será el padre quien se acoja a un horario que le permita acompañar a los niños al colegio". Como no ha sido así, no puedo dejar de pensar que esta sentencia se puede interpretar como la constatación de que, para el juez, el lugar de una mujer es su casa y, si se empeña en trabajar fuera, que lo haga ocasionando el menor perjuicio posible a las tareas para las que está destinada.

¿Por qué lo echan?

Después de ver cómo reaccionaba el PP cuando alguien se llevaba dinero público en el caso Naseiro o cómo lo hacía cuando alguien pretendía mantener relaciones sexuales no consentidas en el caso del alcalde de Ponferrada, sospecho que al ex concejal Rodrigo de Santos no lo han echado por chorizo ni por putero. Lo han echado por maricón.

¿Son ciegos o se tapan los ojos?

Hoy he escuchado la COPE. Decían que el PSC se ha llevado votos de ERC porque los votantes de este partido se sienten perfectamente representados por aquél. ¿De verdad no se dan cuenta de que el PSC se lleva los votos de los que tienen miedo a un PP que haga caso a la COPE? ¿Qué se puede esperar de unos locutores que lamentan que podamos votar los malos españoles?