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miércoles, 22 de julio de 2020

Lecciones de fútbol: los árbitros.

Hace muchos años, cuando se tenía que celebrar el referéndum de la Constitución, a los profes de EGB les cayó el marrón de explicarnos qué era aquello. Nos explicaron, por ejemplo, que el Rey reinaba pero no gobernaba, que como un árbitro.
El mejor arbitraje es aquél que hace que, cuando acaba el partido, nadie hable del árbitro.
Y ahora se habla mucho del Rey.
Aunque la comparación, como todas, era incompleta. Sin árbitro, no se puede disputar un partido de fútbol. Sin Rey, se puede tener un estado.

jueves, 9 de julio de 2020

¿Seguro que es un inconveniente?

Con la derrota del Espanyol, se confirma el descenso del quinto equipo que más temporadas seguidas llevaba en primera división, 26. Ya solo quedan cuatro equipos que hayan jugado todo este siglo en la máxima categoría. El Atlético de Madrid subió en 2002 y el Sevilla en 2001.El Valencia lleva 34 temporadas en primera y el Real Madrid, el Futbol Club Barcelona y el Athletic Club han disputado las 89 ediciones de la división de honor.
Muchas veces he oído decir que el Athletic tiene un handicap por su política de fichajes, que tiene mucho mérito. En los últimos 34 años, todos los clubes de su nivel económico han pasado por el trauma del descenso. ¿Seguro que no fichar jugadores "de fuera" es un inconveniente?

lunes, 3 de diciembre de 2018

Lecciones del fútbol: la autocrítica.

Seguro que has oído a muchos entrenadores hablar después de una derrota del calendario, de la mala suerte, del estado del césped y , sobre todo, del árbitro. El caso es no hablar de los errores de su equipo. Si no te fijas en lo que depende de ti, poco vas a aprender.
PSOE, Podemos y PP se han pegado un buen batacazo en las elecciones andaluzas. Ciudadanos tampoco ha conseguido su objetivo de avanzar al PP. Eso sí, como los malos entrenadores, todos culpan a les demás del ascenso de VOX.

sábado, 6 de octubre de 2018

Lecciones de fútbol: el criterio de los aficionados.

Si has visto algún partido de fútbol entre A y B, rodeado de aficionados de A y B y tú no eres aficionado ni de A ni de B, te habrás dado cuenta de que los aficionados de A:

  • Son más optimistas respecto al resultado de A que los aficionados del B.
  • Están convencidos de que los jugadores de A son más deportivos que los jugadores de B.
  • Creen que el árbitro se equivoca más a favor del equipo B.
Y viceversa, claro.
Si eso pasa con el fútbol, no te debería sorprender que pase en otros ámbitos, por ejemplo la política.
Por lo tanto, es normal que los independentistas crean que la independencia es inevitable, mientras los unionistas creen que es imposible. Es normal que uno y otro bando acusen al rival de jugar sucio. Y es normal que todos vean una mano negra detrás de una decisión judicial que contraría su posición.
Lo que ya no me parece normal es el linchamiento que sufre cualquiera que se aparta un pelo de la línea argumental: "conseguiremos nuestro objetivo", "todo lo que hacemos está bien hecho", "las sentencias que nos contrarían son injustas".

martes, 2 de enero de 2018

La tiranía del deporte rey.

Hace unos meses (*), fui a jugar un partido de baloncesto. Era la fiesta mayor de un pueblo cercano e invitaron al equipo de mi barrio.  Al llegar a la pista polideportiva, se estaba disputando un partido de fútbol sala. Las gradas estaban llenas. Entre el público encontré a una más que conocida pero menos que amiga. Charlé unos segundos con ella y el entrenador nos ordenó empezar a calentar. Estaba guapa, la puñetera.
El encuentro transcurría con una cómoda ventaja para nosotros.Cuando faltaban tres o cuatro segundos para acabar, provocamos una violación del rival. David sacó desde nuestro campo, recibí en mitad de la pista y lancé, y encesté. Vaya pedazo de triple. Podía presumir un poco delante de la chica guapa. Miré hacia la grada y la chica ya no estaba. Ni ella ni nadie. Se había marchado todo el mundo.
Maldito balompié.

(*) Entre 300 y 400 meses.

viernes, 28 de agosto de 2015

jueves, 26 de febrero de 2015

Nos tratan como a niños, y quizás nos lo merecemos.

Una de las medidas propuestas para erradicar la violencia de les estadios de fútbol es cerrar parcialmente un campo cuando, desde aquella zona, se hayan proferido gritos especialmente insultantes o amenazantes. Dejando de lado lo difícil que es poner la frontera que califica así estos gritos, uno de los aspectos más polémicos es que se castiga a todos por la falta de unos cuantos.
Cuando yo era pequeño, si alguien cometía un desaguisado en clase y el profesor o profesora no sabía quién lo había cometido, era habitual que nos amenazara diciendo, "pues hasta que no aparezca el que lo ha hecho, no salís al patio". Era lo mismo, nos castigaban a todos por lo que algunos habían (o habíamos, que no siempre fui un alumno modélico) hecho.
Con el peligro de que me llamen delator, a mí me parece bien. Si mi vecino de localidad empieza a llamar puta a la exnovia de un jugador, seré culpable si me uno al coro. Pero tampoco seré inocente del todo, si el energúmeno encuentra en mí el silencio cómplice o cobarde.

sábado, 10 de enero de 2015

Lecciones del fútbol.

¿Cuántos seguidores colchoneros dejaron de serlo cuando miembros del Frente Atlético asesinaron al aficionado del Depor?
¿Por qué hay gente que piensa que las salvajadas de los yihadistas puede afectar al numero de creyentes musulmanes?
Cuando tiraron a Jimmy al río, no dijimos que la afición del Atlético era violenta, pero nos pareció evidente que algo estaba haciendo mal la directiva y que debían cambiar algunas cosas. No digo que la musulmana sea una religión asesina, pero me parece evidente que algo están haciendo mal sus líderes y que deben cambiar algunas cosas.

lunes, 8 de septiembre de 2014

¡Qué raro es el fútbol!

Hace poco convencí a una amigo mío, amante del baloncesto, para ver un partido de fútbol, deporte del que ignora casi todo.
El equipo local, teóricamente superior, era incapaz de imponerse al visitante. Éste hacía muchas faltas para romper el ritmo del rival. A nuestro alrededor, algunos aficionados empezaban a mostrar su descontento.
- ¿Qué reclaman? - dijo mi amigo.
- Que saquen tarjeta amarilla al 4 por reiteración de faltas.
- ¿Cuántas faltas hacen falta para que señalen reiteración?
- Muchas.
- Pero, ¿cuantas, cinco, seis?
- Déjalo. Es a criterio arbitral.
Contento con el resultado, el equipo visitante, cuando recuperaba el balón, se dedicaba a pasarse el balón entre sus defensas sin intentar atacar. El público silbaba.
- ¿Por qué silban?
- Porque no intentan atacar ni chutar.
- ¿Cuánto tiempo tienen para chutar a gol?
- No hay límite de posesión, todo el que quieran.
- ¿Y por qué se quejan si lo que hacen es reglamentario?
- Déjalo, cosas del fútbol.
Los silbidos se convirtieron en insultos cuando, desde el centro del campo, un defensa visitante pasó la pelota al portero.
- Ahora lo he entendido, era campo atrás.
- No. En fútbol no hay campo atrás.
- Entonces, ¿por qué se enfadan?
Empecé a mirarlo con odio.
- Vale, vale, lo entiendo, cosas del fútbol.
En un contraataque, se adelantó el equipo visitante. A partir de ese momento, las pérdidas de tiempo eran exageradas. Cada saque de banda se eternizaba.
- ¿Por qué tardan tanto en sacar?
- Para perder tiempo.
- Ja, ja, ja, ¡qué burros!. Si el cronómetro está parado cuando no se juega. ¿O no?.
Sólo lo miré de reojo.
- No.
Cuando el cuarto árbitro sacó el cartel indicando que se añadirían tres minutos y los aficionados empezaron a protestar. Mi amigo, que me veía contrariado e intentaba congraciarse conmigo, dijo.
- Claro, se enfadan porque cambian al 3 y estaba jugando bien.
- No, eso indica que se añaden tres minutos. Y se enfadan porque debería añadirse más.
- Pero, ¿no se juegan noventa?, ¿por qué se añade tiempo?
- Por las lesiones y los cambios.
- ¿No sería más fácil parar el reloj? ¿Cómo sabe el árbitro que han estado sin jugar tres minutos? ¿Por qué no ponen el tiempo que falta todo el rato?
Me fui. No he vuelto a llevar a mi amigo a un partido de fútbol.