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domingo, 15 de septiembre de 2019

El discreto encanto del nacionalismo

Hace unos días, alguien me dijo que Miquel Iceta había pasado algunos veranos de su infancia en Briviesca. Busqué por internet y encontré este artículo del Diario de Burgos. https://www.diariodeburgos.es/noticia/ZCC9639F3-CB2A-EA84-7941DCAF1A0FDBA3/20160126/veranos/iceta/pescando/culebrilla
Yo no veraneé en Briviesca, sino en Llano de Bureba. Yo no me bañé y pesqué cangrejos en La Culebrilla, sino en El Rosal. Pero está claro que nuestro veranos burebanos se parecían. Es más, yo también asistí al canto del Himno a Briviesca. Estar en la Plaza Mayor rodeado de gente cantando  me puso el vello de punta. Tenemos que admitirlo, el nacionalismo es emocionalmente poderoso.
Para que os hagáis una idea, aquí dejo un video del año pasado que he encontrado en Youtube.

https://youtu.be/JVIa8KFvuF0

Desde fuera, visto desde la razón, nada especial. Desde dentro, visto desde la emoción, la satisfacción de pertenecer a la comunidad. Parten con ventaja. No es de extrañar que periódicamente, cuando las cosas se tuercen un poco, una ola de nacionalismo recorra el mundo.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Una serie de felices encuentros.

Encontrar una catedral.
Cuando tenía doce años, visité por primera vez la Catedral de Burgos. A esa edad, poca cultura tenía. Parafraseando a Faemino y Cansado, podía apreciar que la Escalera Dorada de Gil de Siloé era, efectivamente, dorada. Pero era incapaz de identificar los elementos de gótico flamígero. Es más, no sabía ni pronunciarlo. No obstante, tuve la suficiente sensibilidad como para quedar impresionado.


Encontrar un pintor.
Poco después, visité por primera vez el pequeño museo comarcal de Manresa, mi ciudad natal. Nada más entrar, a mano izquierda, se accedía a la Sala Mestres Cabanes. Josep Mestres Cabanes era un pintor manresano que alcanzó un mediano reconocimiento a mediados del siglo pasado, más como escenógrafo que como pintor. En la Sala Mestres Cabanes se exponían, y se exponen, varios dioramas de una escenografía para Aida (la ópera, no la serie) que diseñó para el Liceo y algunos óleos. En varias pinturas se representaba la catedral de Burgos. La catedral que había descubierto ese verano y que me había impresionado. En esa sala, de alguna manera, quedaba conectado el pueblo en el que nació mi padre con la ciudad en la que había nacido yo.

Encontrar un libro.
Si habéis leído “La sombra del viento”, recordaréis que la novela empieza con la visita del protagonista al Cementerio de los Libros Olvidados. Este peculiar cementerio es un homenaje a una prestigiosa librería de segunda mano de la calle Canuda de Barcelona. Esta librería, ahogada por la escalada de los alquileres, tuvo que cerrar a finales de 2013. Antes de que cerrase, tuve la oportunidad de visitarla por última vez y de encontrar una pequeña joya: un libro de pinturas de Josep Mestres Cabanes. Un libro editado por la Caja de Ahorros del Círculo Católico de Burgos, impreso por Heraclio Fournier (o sea, que el papel es bueno) y titulado La Catedral de Burgos en la Pintura de J. Mestres Cabanes.


Encontrar unos amigos que me acompañen.

Desde entonces, tengo un pequeño objetivo: visitar la Catedral de Burgos con Josep Mestres Cabanes como guía. Creo que puede ser una deliciosa forma de disfrutar de la catedral. Ir comparando lo que aprecian mis ojos con lo que vio el pintor. ¿Me queréis acompañar? Aprovecho estas líneas para proponer a la Junta de la Asociación que programe esta actividad.