Este año visité ese el pueblo natal de mi abuelo y vi el monolito. El tiempo prácticamente ha borrado el nombre de Benigno. Aún así, alguien había pintarrajeado la piedra haciendo más ilegibles los nombres. Sentí que alguien había ultrajado a mi tío abuelo y me ofendió.
Si yo sentí esa ofensa, ¿qué deben sentir los que no tienen ningún lugar físico en el que honrar a sus muertos? ¿Qué tara en el alma deben tener los que se burlan de la búsqueda de cadáveres en las cunetas?
Soy partidario de demoler todos los monumentos que el franquismo erigió para honrar a algunos de los muertos en la Guerra Civil. Son una ofensa a los otros caídos, no se pueden resignificar y se evitarían vandalismos.
P.D. He robado la foto de Segura de Toro a Jesús Pérez Pacheco.