Mostrando entradas con la etiqueta Tota una vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tota una vida. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de agosto de 2010

Tota una vida (La vida entera)

¿Cuántas cosas me habré perdido con la traducción? Los títulos elegidos para la traducción al catalán (que he leído yo) y al castellano ya son diferentes y contienen, por el uso del artículo determinado o indeterminado, matices diferentes. El título en castellano parece más ambicioso, el título en catalán más íntimo. No sé cual de los dos se ajusta más al título original, probablemente ninguno. Te encuentras con páginas enteras en las que pareces intuir que el autor quiso jugar con la sonoridad de las palabras. Con la traducción, como es normal, te los pierdes. Los juegos de palabras y algunos malentendidos entre los personajes en catalán no tienen sentido.
¿Cuántas cosas me habré perdido por mi incultura judáica? Especialmente he echado en falta conocer las celebraciones y tradiciones judías. Me hubiese gustado encontrar anotaciones a pie de página para mitigar mi desconocimiento.
Al principio, la novela recuerda un poco a Auster, pero tiene mucha más profundidad. A pesar de la visión amputada que he tenido de la novela, la he acabado un poco más sabio que lo que la empecé. Me ha servido, por ejemplo, para revisar algunos prejuicios que tenía sobre el conflicto árabe - israelí.
Primer prejuicio: los árabes israelíes son ciudadanos de segunda. Prejuicio confirmado, hasta los israelíes "de izquierda" los consideran así.
Segundo prejuicio: los israelíes son los malos. Prejuicio matizado. El comportamiento de Israel con sus vecinos y sus ciudadanos árabes es éticamente inadmisible. Sin embargo, es probable que, si hubiesen mantenido un comportamiento irreprochable, Israel hubiese desaparecido hace dos o tres décadas. Los israelíes son malos, sus vecinos no son mejores. Si un dios me obligase a reencarnarme y me dejase escoger en qué país del Oriente Medio quería vivir, escogería Israel como judío.
Tercer prejuicio: El ejército israelí es brutal porque se sabe inmune ante la comunidad internacional. Prejuicio desmentido. El ejército israelí es brutal porque tiene miedo. Cree que sus vecinos nunca aceptarán la paz y la existencia del estado de Israel y que sólo puede contenerlos con una abrumadora superioridad militar. Puede que no estén equivocados.
La novela tambén me ha servido para comprender algunos resortes de la mente humana.
El ser humano intenta vivir con normalidad en cualquier situación. Incluso en un país con servicios militares de tres años, con atentados terroristas semanales, con guerras latentes y explícitas; las personas hacen planes de futuro, tienen miedo a no saber educar a sus hijos, sufren celos.
Los grandes sufrimientos no inmunizan contra los pequeños. El miedo a perder un hijo no evita sufrir por el desplante de un conocido.
Y muchas cosas más que me han dejado un poso en el alma que no sé verbalizar pero que me harán reaccionar de forma diferente a como lo haría de no haber leído el libro.
Buscaré más libros de David Grossman.