Mostrando entradas con la etiqueta fanatismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fanatismo. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de septiembre de 2019

Artículo de dos usos.

Mira, para mí no somos lo mismo. No tenemos los mismos derechos. Así que no vengas a imponerme tu moral. La ley, de momento, me da la razón. Cada vez que decides boicotear una instalación y amenazar a sus usuarios, no solo estás quebrantando la ley. Estás mostrando al mundo tu intolerancia y tu fanatismo.

Hala, ya tengo artículo paral próxima vez que ataquen una clínica en la que se practican abortos o una granja en la que críen conejos.

miércoles, 14 de enero de 2015

El recurso a la autoridad.

Cuando se debate alguna cuestión, un recurso frecuente es acudir a una autoridad: "como dijo Patatín ...". Seguramente Patatín era una persona que sabía mucho del tema que se discute, pero siempre se podrá argumentar que "sí, pero Patatán...". Porque, claro, Patatán también sabía un montón. De este modo, la conversación puede discurrir por cauces civilizados y resultar enriquecedora para todos los intervinientes y escuchantes que podrán completar lo que dijo Patatín con lo que dijo Patatán y modificar su opinión sobre el asunto tratado.
¿Qué puedes aportar u oponer a alguien que argumenta "Dios dice..."?.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La que ha liado Walt Disney.

Hace mucho tiempo, en las sabanas africanas, unos homínidos descubrieron que añadiendo carroña a su dieta mejoraban su salud y se reproducían más. Como su organismo no estaba diseñado para la caza, ni garras, ni extremidades veloces, ni mandíbulas poderosas, tuvieron que suplir sus carencias con una novedad revolucionaria en la evolución animal: el uso de herramientas. No se sabe muy bien cómo, pero esta modificación evolutiva trajo consigo una capacidad mouy poderosa para añadir complejidad a temas aparentemente simples. Del miedo a la muerte de todos los animales nació la religión. Del impulso reproductivo necesario para la perpetuidad de la especie, nacieron frutos tan complicados como el amor o la pornografía. De la incapacidad del hombre para digerir la carne fresca, nació la cocina. De la necesidad de matar animales para comer, se crearon fiestas como la matanza del cerdo o la lidia del toro.
Curiosamente, mientras algunos de estos frutos reciben el beneplácito general, como el amor o la cocina; otros afrontan la feroz oposición de mentes puritanas, como pasa con la pornografía o la tauromaquia.
Sólo he asistido dos veces en mi vida a corridas de toros, de la última hace ya más de veinte años. Hace seis o siete que no veo un festejo por televisión. La desaparición de las corridas de toros no supondría para mí la más mínima molestia. Lo que sí que me molesta es que unos cuantos puritanos se crean únicos poseedores de la verdad y me quieran obligar a participar de sus escrúpulos. Probablemente, en los próximos cuatro o cinco años, ni veré pornografía, ni asistiré a festejos taurinos ni practicaré la coprofagia; pero no se lo prohibiré a nadie ni quiero que me lo prohíban.