La consellera Rigau anunció ayer que, a partir del próximo curso, los alumnos de tercero y cuarto de ESO deberán dedicar 20 horas cada curso a algún proyecto solidario. La medida me parece bienintencionada, creo que es bueno que nuestros hijos vean que existen otros mundos y que están en éste, pero nos pilla descolocados a todos. Así, en este artículo del ARA, se dice que será "obligatorio" hacer tareas de "voluntariado". A mí, influido por las series americanas, lo de las "horas de trabajo para la comunidad" me suena a castigo alternativo a la cárcel.
Dicen que, para educar a un niño hace falta toda una tribu. Me parece que estamos cargando demasiada responsabilidad sobre los hombros de la escuela y nuestros docentes. El único experimento de trabajo gratuito para la sociedad que me ha tocado de cerca fue la mili. Estoy casi seguro de que, a pesar de lo que nos intentaban inculcar, el espíritu castrense creció muy poco en nuestros corazones en aquel año perdido.
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jueves, 3 de julio de 2014
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