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miércoles, 30 de noviembre de 2011

La crisis y el empleo.

Hace unos años, las empresas de telefonía, financieras y de televisión de pago, entre otras, se desvivían por captar nuevos clientes. Asesorados por expertos formados en las más prestigiosas escuelas de negocios, realizaban ofertas espectaculares a los clientes de la competencia dejando con cara de tonto a su clientela fiel. Mientras tanto, mi frutera, como no había podido hacer másteres, se empeñaba en tratar mejor a sus clientes de toda la vida. Para éstos añadía alguna pieza después de haber pesado la bolsa, le recomendaba las mejores ofertas o regalaba alguna mandarina. Si te veía con una bolsa de otra frutería, eso sí, ponía un poco de mala cara. Con los clientes que no conocía, el trato era correcto, pero mucho menos generoso.
Ahora, la empresa de telefonía con mayor cuota de mercado parece haber cambiado de estrategia y empieza a hacer ofertas especiales para los clientes que ya lo son. Supongo que, con la crisis, ha tenido que prescindir de los expertos de antes y ha tenido que contratar a mi frutera.

domingo, 29 de agosto de 2010

Si los dioses fuesen como las empresas de telefonía.

(O de televisión de pago, o de energía, bancos).
- Señor, estoy bautizado desde mi primer mes de vida, comulgo cada semana, estoy confirmado y casado por la iglesia, he peregrinado a Lourdes, Fátima, Roma y Santiago. Llevo cinco años rezándote para aprobar unas oposiciones a administrativo en el ayuntamiento y todavía no lo he conseguido. Sin embargo, mi vecino, que hasta hace dos meses era musulmán y estaba ciego, ha recuperado la vista.
En ese momento se oye un gran trueno y una luz resplandeciente ilumina el altar de la iglesia. Una voz solemne dice.
- Hijo, tu vecino se acogió a una promoción para nuevos creyentes.