La sinécdoque sutil.

Santpedor es un pueblo cercano a Manresa famoso entre los aficionados al deporte por haber sido cuna de Rafa Martínez y Pep Guardiola. En Santpedor, durante bastantes años, uno de los actos estrella de la Fiesta Mayor era soltar unas vaquillas para que la gente corriera delate de ellas esquivando sus embestidas.

En 2019, tras una consulta a la ciudadanía, el Ayuntamiento decidió eliminar  este acto del programa de las fiestas. El resultado de la consulta fue muy igualado y los perdedores han recogido las suficientes firmas para convocar una nueva consulta que se celebrará el próximo 18 de septiembre.

Regió7, el diario de referencia del Bages, informa de actos de campaña de los partidarios y detractores de esta actividad. Y lo hace de una manera casi neutral.

Mientras los partidarios del acto son "Los pro-vaquillas de Santpedor", los detractores de la fiesta son "Santpedor".

¿Cómo se crean las leyendas?

En los últimos días, algunos de mis amigos de Facebook han publicado esta foto explicando que corresponde al momento en que el torero Álvaro Múnera se arrepiente de ser torero y de maltratar animales. Es cierto que Álvaro Múnera es un extorero y que ahora es muy activo combatiendo la fiesta de los toros. Sin embargo, la verdadera historia de su cambio de opinión es mucho más traumática. Aquí podéis ver una entrevista al extorero explicándola.

A mí me parece mucho más impactante y con mayor capacidad de convicción la historia real que la falsa. Por este motivo me hago dos preguntas.

¿Por qué alguien decide mentir para defender una causa? En este caso la mentira es muy fácilmente detectable, por lo que el argumento se vuelve en contra del mentiroso. Además, la verdad ya es suficiente buena para defender la causa.

¿Por qué somos tan crédulos? Sólo he necesitado buscar dos palabras en Google para conocer la verdad. Un montón de gente ha preferido repetir la mentira sin hacer el más mínimo esfuerzo por comprobarla.

El ser humano ha cambiado bastante menos que la tecnología. Me imagino que, en la Edad Media, cuando casi toda la información se transmitía de manera oral y no había modo de contrastar la información, era muy fácil que la historia de un señor bajito que mataba a un señor feo y poderoso en el Asia Central llegase a Europa convertida en un caballero que había matado a un dragón.