Hay mercado.

Los partidos políticos tradicionales están inquietos ante los nuevos movimientos sociales. La irrupción de Podemos en las elecciones europeas ha sido, en parte, atribuida, al crecimiento del voto de castigo que siempre se produce en estas elecciones. Ahora se presenta Guanyem Barcelona encabezada por Ada Colau. Otra formación que bebe en el hartazgo que la gente. Que PP y PSOE estén desbordados por estos movimientos es normal. Pero creo que más alarmados deberían estar en IU. Ellos deberían ser los receptores naturales del voto descontento y han visto cómo se iba a los recién llegados. Interesante es también la situación en Cataluña. Ciudadanos y las CUP pretenden presentarse como una forma nueva de hacer política. Si Guanyem Barcelona obtiene buenos resultados, la sociedad les estará diciendo a CUP y Ciudadanos que la política identitaria es parte de la política de siempre, la que se olvida de las necesidades de los ciudadanos.
De todas formas, debemos pensar que los partidos tradicionales pueden reaccionar. ¿Para regenerarse? No soy tan iluso. A principios de los 70, el movimiento hippy era un movimiento verdaderamente antisistema... que acabó protagonizando anuncios de Coca-Cola.