lunes, 25 de marzo de 2013

Los senderos de los jardines.

Hace ya muchos años, estaba esperando en algún sitio. No recuerdo dónde, una barbería, la consulta de un dentista, algo así. Era un sitio de esos en los que para amenizar la espera puedes leer una revista,  cuanto más antigua mejor. La oferta no debía de ser muy interesante, puesto que cogí una de jardinería. Leí un artículo sobre diseño de senderos en jardines que, a la postre, me resultó revelador. Venía a decir que la mejor manera de diseñar los senderos de un jardín es no prefijar ninguno y que sean los usuarios los que con sus pasos acaben dibujando los caminos.
Desde entonces, he tenido muchas ocasiones para comprobar que el autor del artículo tenía razón. Siempre que he visto a alguien diseñando procedimientos que debían seguir cientos o miles de personas,he comprobado que se han equivocado. Y la equivocación ha sido más estrepitosa cuanto más rígidos eran los procedimientos. el summum lo protagonizó algún experto que, al ver que cientos de usuarios de sus procedimientos se los saltaban, insistía en que eran los cientos de usuarios y no él los equivocados.