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martes, 28 de enero de 2014

¿De quién son los votos?

A raíz del voto disidente de tres diputados autonómicos del PSC, se han vertido ríos de tinta sobre la situación del partido. Sin embargo, no he sido capaz de encontrar respuesta a una pregunta que, para mí, es fundamental: ¿es ético saltarse la disciplina de partido?
Todo lo que he leído estaba condicionado por el voto en sí. A los partidarios de la independencia de Cataluña les parecía una muestra magnífica de libertad la indisciplina de los tres diputados díscolos y a los partidarios de la unidad de España  tal muestra de libertad les parecía una traición. En resumen, unas opiniones poco meditadas y muy mediatizadas.
Siendo la libertad un bien tan preciado en una democracia, parecería que los diputados deben tener derecho a decidir el sentido de su voto en todo momento. Este argumento sería especialmente válido en un sistema electoral de circunscripciones unipersonales. En este caso, votas a una persona que tiene, entre otros defectos y virtudes, la adscripción a un partido. Pero votas a la persona. En el sistema electoral español, no votas a una persona, votas a una lista decidida por un partido y, en el caso de que te lo creas, a un programa electoral. Cuando el cuarto diputado de la lista vota en contra de lo que dice su partido, está votando en contra de los que sus electores han votado. Podríamos afirmar que está traicionando a sus electores.
Bueno, parece que he llegado a la conclusión de que se debe respetar la disciplina de partido y que, en casos como el de los diputados del PSC, es correcto sancionarlos. Sin embargo, no todo es tan sencillo. ¿Qué pasa cuando un partido se desvía de su programa electoral o cuando debe afrontar decisiones que no se contemplaban en el programa? En el caso reciente del PSC, si los tres diputados díscolos creen en conciencia que quienes están traicionando el programa electoral son los otros diecisiete, ¿no sería ético que votasen según su conciencia? Si dentro de un grupo con cierto grado de homogeneidad como un grupo parlamentario se produce esta disensión, ¿no sería lógico pensar que entre los votantes de la lista se produciría la misma disensión y hasta con proporciones semejantes? Si los diputados electos han de seguir a rajatabla las decisiones del partido, ¿no sería más eficiente tener un parlamento con  un diputado por partido y que las votaciones se hiciesen de manera ponderada?
Vaya, que no me aclaro. Si alguien me puede ayudar, se lo agradeceré.