viernes, 19 de julio de 2013

Me alegra que Tito Vilanova continúe enfermo.

Sé que el título escandalizará a más de uno, pero debo decirlo y explicarlo.
Mi padre murió de leucemia en 1981. Seis años después se le diagnosticaba la misma enfermedad a Josep Carreras. Tras un carísimo tratamiento, Josep Carreras se curó. Siempre me quedó la sensación de que si mi padre hubiese tenido tanto dinero como Carreras, también podía haberse curado.
Creo que muchos pacientes que pelean contra enfermedades muy poderosas y que no pueden pagarse tratamientos en Nueva York hoy tendrán menos razones para pensar que su supervivencia dependerá del dinero que tengan.