lunes, 31 de enero de 2011

El turismo es un gran invento.

Decía Baroja que el nacionalismo se cura viajando. Yo creo que lo que cura viajar es el cerrilismo, que, efectivamente, tiene muchos puntos de contacto con el nacionalismo. Viajar te ayuda a comprender que el mundo no es sólo lo que tú ves o lo que te hacen ver. Otra buena medicina contra el cerrilismo es el turismo, que tu país se llene de turistas. Al mayo de 68 fueron cuatro españoles, aunque parezca que fueron más por las veces que lo repiten. Pero a finales de los sesenta y principios de los setenta, España se nos llenó de turistas, y casi todos nuestros padres o hermanos mayores se dieron cuenta de que por ahí fuera se vivía mejor pudiendo escoger de cuando en cuando a los que nos gobiernan. Yo creo que no es casualidad que los dos países musulmanes en los que ha estallado antes la rebelión contra los dictadores, sean los dos países que más turistas reciben. Cierto es que antes se rebelaron los iraníes contra Pahlevi y los afganos contra el invasor soviético, pero no me atrevería a calificas esas rebeliones como prodemocráticas.
Va a resultar que Paco Martínez Soria tenía razón.

lunes, 24 de enero de 2011

Todo es silencio.

En esta novela, Manuel Rivas nos muestra la evolución de unos pequeños contrabandistas hasta convertirse en unos magnates del tráfico de drogas. Una espiral de dinero y poder que les lleva a hacerse los amos del pueblo. ¿Cuántos monstruos delictivos han nacido así, al amparo de la benevolencia popular? O más provechoso aún, ¿cuántos movimientos están naciendo ahora al margen de la ley amparados por la simpatía popular y pueden acabar convertidos en monstruos?.
El movimiento okupa ya ha dado algunos sustos.
El movimiento Anonymous. No me gustan los líderes personalistas, pero me gusta que la gente dé la cara sin esconderse detrás de burkas o máscaras.
Claro que otros movimientos ilegales en sus inicios han aportado importantes cuotas de libertad a sus sociedades, como el sindicalismo, las sufragistas, o los rebeldes tunecinos.

lunes, 17 de enero de 2011

El laboratorio de Túnez.

Estoy siguiendo con mucho interés todo lo que está pasando en Túnez. Juegan tantos actores que nadie se atreve a realizar una predicción, ¿Puede instaurarse una democracia en un país norteafricano?¿Lo permitirán los islamistas? ¿Lo permitirán los que tienen miedo a los islamistas? ¿Lo permitirá la clase dirigente y militar que hasta ahora ha mantenido a Ben Alí? Todos estos temas de geopolítica internacional me van demasiado grandes.  Sin embargo, la revuelta tunecina me está ayudando a comprender algo más una Transición española que me pilló muy joven. ¿Alguien se atrevería ahora a apartar al ejército tunecino del diseño del camino hacia la democracia?¿Es sensato ignorar a los líderes religiosos? ¿Se puede esperar que la clase política afín al dictador exiliado abandone pacíficamente sus prebendas o habrá que hacer concesiones para que lo haga? ¿Dejará la comunidad internacional que los tunecinos escojan su futuro sin injerencias, o presionará para que los votantes tomes la "decisión correcta"?. Creo que para cada pregunta existe una respuesta utópica y una respuesta realista. Si dentro de 40 años los tunecinos todavía tienen que escoger las respuestas realistas, será un fracaso. Si escogen ahora las respuestas utópicas, el fracaso empezará ahora.
Decir ahora que la Constitución Española es un profundo error equivale a optar por las vías utópicas en Túnez. Decir que la Constitución Española es la culminación de la libertad y ha de ser inamovible, equivale a dar por definitiva lo que fue una solución provisional.

miércoles, 12 de enero de 2011

La publicidad contra la lógica.

Una cadena de tiendas de electrodomésticos basa su publicidad en un eslogan que dice que "si no eres tonto" (A), "comprarás en sus tiendas" (B). Simplificando, A implica B.
Hace poco comprobé que las bolsas que dan en estas tiendas llevan un mensaje que dice "un tonto no llevaría esta bolsa". Están cometiendo el burdo error de deducir que si A implica B, la negación A implica la negación de B. Algo así como a partir de la premisa "si me caigo de un quinto piso, me mato", deducir que si no me caigo de un quito piso soy inmortal.
Llegados este punto, me pasan por la cabeza las siguientes alternativas:

  1. Estos publicistas no tienen ni idea de lógica.
  2. Estos publicistas sólo quieren dorar la píldora del posible comprador para que se convierta en comprador cierto.
  3. Estos publicistas ni tienen ni idea de lógica, ni les importa no tenerla, porque su único objetivo es dorar la píldora a los potenciales clientes.

jueves, 6 de enero de 2011

Leviatán

El protagonista muere al explotarle en las manos la bomba que manipulaba. Esto sucede en la primera página y el resto del libro sirve para que el mejor amigo del protagonista explique cómo llega a morir manipulando bombas un escritor de mucho talento y mediano éxito. La cinco primeras páginas prometen, pero, después, el libro se hace muy pesado. Los cambios de humor, de trabajo y de pareja de los personajes se suceden sin que yo acabe de entender a qué se deben los cambios. Hacia la página 170 se produce un hecho brutal que parece ser el detonante de la huida del escritor. El escritor cambia de objetivos vitales, pero con el mismo sinsentido que los cambios anteriores.
Recuerdo algunas copas de vino que no me han gustado cuando los que me rodeaban lo encontraban magnífico. Sencillamente, yo no tenía el cuerpo para disfrutarlo. Puede ser que con esta novela me haya pasado lo mismo