jueves, 27 de octubre de 2016

Lo que yo voy a votar no es no.

Cuando tienes que renunciar a algo, lo puedes hacer mal, muy mal o como el PSOE.
Puedo asumir que lo mejor para los españoles (me importa lo que le pase a los españoles, no lo que le pase a España) es que el PSOE deje gobernar al PP para que el gobierno de Rajoy empiece a aplicar cuanto antes las recetas que le dictarán desde el norte. Pero han hecho muy poco para convencerme.
Si los que manejan el cotarro en el PSOE se hubiesen reunido de manera pública con los del PP, aunque no hubiese transcendido el contenido de las conversaciones, ahora podría suponer que el PSOE se abstendrá a cambio de algunas concesiones del PP y que una parte, probablemente pequeña, del programa socialista se aplicaría. No es el mejor de los mundos posibles, pero el que tiene más diputados tiene mejores cartas.
En vez de esa negociación, lo que sabemos es que unos capitostes del PSOE han mostrado tener más poder que el supuesto copitoste máximo y han impuesto una abstención en segunda ronda. Sin que el PP se haya despeinado. Gratis. De bóbilis bóbilis. Para hacer aún más el paripé, en primera ronda votarán que no, se harán los estrechos pero avisando que al final transigirán.
Por si el ridículo no fuese completo, ya han anunciado que los presupuestos no los votarán. Y, digo yo, ¿no sería más sensato esperar a leerlos antes de votar no a los presupuestos?

sábado, 22 de octubre de 2016

El Peropalo en el Born

Si recordamos los grandes movimientos democráticos europeos del siglo XX, a todos nos vienen a la memoria algunas imágenes icónicas.
Algunas, salvajes, como la ejecución de Ceaucescu. Otras, festivas, como la caída del muro de Berlín. Alguna, incluso, decididamente poética, como los claveles en las bocas de los fusiles de Lisboa.
En España, ni heroísmo, ni épica, ni poesía: la imagen más recordada es la de Arias Navarro llorando y anunciando a los españoles la muerte del dictador.
Por suerte para los iconoclastas, el Ayuntamiento de Barcelona decidió montar una exposición sobre el franquismo y la ocupación del espacio urbano. La guinda de la exposición era una estatua ecuestre del dictador. Los que reprochan a la transición española que tuvo pocos momentos heroicos (olvidan Montejurra, olvidan Vitoria, olvidan Atocha, olvidan a Agustín Rueda...), tuvieron la oportunidad de remediar la falta de imágenes de iconos caídos. La estatua recibió todo tipo de agresiones hasta que la noche del jueves pasado fue derribada.
Lo que en otro contexto hubiese parecido épico, pareció un poco ridículo. Algo así como sustituir una actividad de rafting por el Tutuki Splash de Port Aventura. Pero, ¿quién sabe?, quizás estamos asistiendo al inicio de una tradición. Lo de montar una fiesta alrededor de la destrucción de la estatua de un villano, llevan muchos años haciéndolo en Villanueva de la Vera con el Peropalo.

lunes, 17 de octubre de 2016

¿Merece Bob Dylan el Nobel de literatura?

Como se ha levantado la polémica y yo no me pierdo una pelea digital, quería opinar sobre la concesión del Premio Nobel a Bob Dylan. Pero resulta que no he leído nada de él. Y no sé qué opinar. De hecho, no he leído nada de ocho de los últimos diez premiados. ¡Qué envidia me dan todos los que han polemizado! que seguro que ellos sí que han leído a los diez.

viernes, 14 de octubre de 2016

Pon un porcentaje en tu crónica.

Esta mañana he escuchado por la radio una noticia en la que se informaba de un triste fenómeno en alza: los trabajadores pobres. Son personas que, pese a tener un trabajo remunerado, no tienen ingresos suficientes para superar el umbral de la pobreza.
El locutor acababa diciendo "estos trabajadores pobres ya suponen el 15%". Y ha seguido hablando de otra cosa, no se me ha cortado la recepción.
¿El 15% de qué? ¿El 15% de los trabajadores son pobres? ¿El 15% de los pobres son trabajadores? ¿El 15% de los españoles son trabajadores pobres?
Dar un número, un porcentaje, puede dar apariencia de rigor a una noticia, pero, a veces, no informa de nada.