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domingo, 3 de enero de 2021

Enseñadles a jugar a las cartas.

El éxito de la serie Gambito de Dama ha popularizado el ajedrez. Las estadísticas de ventas dicen que se han comprado muchos más tableros de ajedrez. Y las estadísticas de ventas son las más fiables: compramos lo que creemos que nos gusta, pero decimos que nos gusta lo que creemos que nos debe gustar.

Aprovechando esta pequeña ola, han aparecido artículos comentando las bondades pedagógicas del ajedrez. Un juego que te obliga a pensar y planificar con cuatro o cinco jugadas de antelación. Yo aprovecho para volver a reivindicar los naipes en la escuela. La pandemia nos ha recordado que, en la vida real, un buen día, los alfiles pueden dejar de moverse en diagonal y los caballos dejan de saltar. También nos ha recordado que no todos empezamos con las mismas piezas, algunos juegan con cuatro damas y otros con ninguna. En los naipes, tienes que sacar el mejor partido posible a las cartas que tienes. En la brisca, conoces el pasado, pero no sabes qué te depara el porvenir. En el mus, tienes varias alternativas a las que apostar. Algunas son más provechosas que otras, pero quizás se resulta más fácil alcanzar un buen juego en pequeña que en grande. Algunos juegos tienen pequeñas variaciones en el reglamento de un a región a otra. Como escuela de vida, me parecen mucho más provechosos los naipes que el ajedrez.



domingo, 1 de febrero de 2015

Propongo introducir las cartas en los planes de enseñanza.

No estoy planteando una defensa del género epistolar ante el avasallador avance de los mensajes reducidos (y reductores) que nos han traído las nuevas tecnologías. Me refiero a los naipes. Los aficionados al ajedrez defienden la inclusión de este juego en los currículos escolares. Argumentan que ayuda a desarrollar la inteligencia espacial, la estrategia, la empatía porque te obliga a ponerte en el lugar del rival para intuir qué quiere hacer... paparruchas. El ajedrez sería una magnífica escuela en un mundo con igualdad de oportunidades (o con ventajas acotadas, que no sé cómo acabó el debate sobre el resultado de una partida entre dos jugadores perfectos). Pero la vida real no es así. En la vida real, el contrincante tiene oportunidades diferentes a las tuyas. Cuando juegas a las cartas debes aprovechar tus ventajas y tapar tus carencias.
Ahora, en el mundillo científico hay una cierta polémica porque estudios serios revelan que la suerte es un factor determinante para acabar teniendo cáncer o no. Los que ven el mundo como un tablero de ajedrez, quieren saber cómo se mueven todas las piezas, si fumando tendrán cancer y si no fumando se librarán de él. Los que vemos el mundo como una partida de cartas sabemos que, por bien que juguemoz, el as de triunfo puede estar en las manos del jugador que más daño nos hará. pero también sabemos que, si jugamos bien, tendremos más probabilidades de librarnos del cáncer si no fumamos.