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domingo, 26 de mayo de 2013

El ejemplo italiano.

En los años 80, Italia, todavía conmocionada por el secuestro y asesinato de Aldo Moro, asistió  al desmoronamiento del sistema político que había regido el país desde la Segunda Guerra Mundial. La opinión pública supo lo que siempre había sospechado, que la corrupción había anidado en el sistema y que no hacía distinciones entre fuerzas políticas.El caos político pareció llegar a su fin con la desaparición de los partidos tradicionales, Democracia Cristiana, Partido Socialista y Partido Comunista. El resultado ya lo conocemos, el advenimiento del berlusconismo hasta que la crisis y la Unión Europea forzaros su sustitución por por Mario Monti. Italia vuelve estar al borde del colapso internacional. Un nuevo partido, el Movimiento Cinco Estrellas, pretende regenerar el sistema político y obtiene unos resultados espectaculares. Unos resultados  espectaculares administrados con intransigencia que impiden al ganador de las elecciones, Luigi Bersani, formar gobierno. Bersani dimite y su número dos, Erico Letta, se ve abocado a pactar con Berlusconi ante la negativa del Movimiento Cinco Estrellas a apoyarlo.
El sistema político español está tan carcomido por la corrupción como el italiano. Al calor del movimiento 15-M, empiezan a aparecer movimientos que pretenden regenerar el sistema. Los observo con simpatía, pero también con miedo a que copien los modelos italianos.
De momento, parecen descartados los riesgos populistas (aunque Rosa Díez tenga algún ramalazo sospechoso). Creo que la experiencia Gil nos debería haber vacunado.
Más inminente me parece la posibilidad de Democracia Real Ya acabe articulando una propuesta política que consiga cierto éxito. Se trata de un movimiento que ha dejado muy claro lo que NO quiere, pero no lo veo capaz de aclarar lo que SÍ quiere. Un éxito electoral suyo podría bloquear el gobierno del país, del mismo modo que Grillo ha bloqueado el gobierno de Italia.
El tercer actor que puede renovar la política española no es estrictamente una novedad. Izquierda Unida (o el Parido Comunista) lleva desde que recuperamos la democracia en el Parlamento. Para participar significativamente en la regeneración democrática deberán alcanzar el difícil equilibrio entre el compromiso con sus ideales para aportar de verdad algo nuevo, y la flexibilidad necesaria  para tragarse algunos sapos inherentes al ejercicio del poder.