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viernes, 15 de abril de 2016

Lecciones de la informática.

Como informático, he participado en dos proyectos de migración de cierta envergadura. Si algo he aprendido en estos trabajos es que migrar el presente es fácil, que lo difícil es migrar el pasado. Aquel movimiento  que reflejaba que al cliente le habían regalado una sartén, o aquél que se manipuló para corregir un error, o aquél otro al que le falta una información porque el reglamento que exige recoger ese dato entró en vigor después... Dedicas muchos más esfuerzos al tratamiento de movimientos raros que a los movimientos normales. Tienes que analizar el contexto en que se produjeron para que su migración no distorsione la realidad y para que sean inteligibles.
Con la memoria histórica pasa algo parecido. Si nos empeñamos en ver los acontecimientos del pasado sin adaptar nuestra mirada al contexto en que tuvieron lugar, no entenderemos nada. En las democracias helenas existía la esclavitud, En el medievo, la gente se casaba a los catorce, pero palmaba a los treinta.

miércoles, 16 de abril de 2014

Les negarán el último pequeño consuelo.


No sé quienes eran Esteban Ponsa, José Brunet ni Martín Torras. Ni lo que pasó el seis de septiembre de 1936.  Sin embargo, la fecha, el texto y los nombres en castellano y la cuneta, nos hace suponer que estos tres hombres, quizás muchachos, fueron víctimas del terror revolucionario que sacudió Cataluña durante los primeros meses de la Guerra Civil. Cuesta poco imaginar el miedo de estos tres hombres cuando los sacaron de sus casas y cuesta poco condenar su injusta muerte. Durante casi ochenta años, las personas que los quisieron y que lamentaron su muerte han tenido el pequeño consuelo de saber el lugar donde ir a llorarlos. Un pequeño consuelo que los seres queridos de miles de personas que también murieron injustamente en las cunetas de otras carreteras de España no han tenido. Solo reclaman eso y a ellos y a personas que, como el juez Garzón, los han ayudado los llaman revanchistas. Los hijos de aquellos asesinados son ya muy viejos y, pronto, no quedará nadie que busque a su padre o su madre en las fosas comunes del franquismo. Será la última vil victoria del Ejército Nacional.