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viernes, 12 de junio de 2015

El nacionalismo se cura... jugando a waterpolo.

Uno de los argumentos más peregrinos que he oído en contra de la independencia de Cataluña es "¿Y el Barça contra quién jugaría? ¿Contra el Mollerussa?" Probablemente, la zona de Los Balcanes es la más convulsa, si de encaje de nacionalidades hablamos. Pues bien, desde 2008, se celebra la Liga Adriática de waterpolo. En su primera edición, participaron equipos de Croacia, Montenegro y Eslovenia. En la última edición, ya han participado equipos de Serbia, con la de bombazos que se habían tirado unos a otros. Quizás te parece que la Liga Adriática no es más que la heredera de la antigua liga yugoslava. Pues no del todo. La temporada 2011-12, el vencedor fue el Pro Recco, un club italiano que ni siquiera está a orillas del Adriático, puesto que es de Nápoles, ciudad bañada por el Tirreno. A alguien le debió parecer que la Liga Adriática tenía unas fronteras muy estrechas. La CBDA (Confederación BRASILEÑA de Deportes Acuáticas) se ha planteado disputar la Liga Adriática en la temporada 2015-16 para preparar los Juegos Olímpicos. Lástima que los condicionantes económicos hayan hecho que se descarte esta opción.
No hay que ir tan lejos para comprobar que el waterpolo difumina las fronteras. Si buscas el palmarés de la Liga Euskal Herria de Waterpolo Femenino, te llevarás la sorpresa de que, de las diez últimas ediciones, dos las ha ganado el Santoña cántabro y dos se las he llevado el Escuela Waterpolo Zaragoza aragonés. Y otra edición fue ganada por un combinado de jugadoras del Arkartza vizcaíno y del Santoña.
¿Te sigue pareciendo difícil que el Barça juegue contra equipos de fuera de Cataluña si ésta se independiza?

martes, 21 de abril de 2015

¿Quién lo tiene que pagar?

En pocos días, me han llegado dos noticias que resultan reveladoras del estado del waterpolo. Por un lado, el Club Natación Sallent renunciaba a disputar las fases de ascenso a Segunda División. El equipo del Bages se había clasificado para las mismas tras la renuncia previa del Mataró B. Por otro, el Poble Nou, que milita en la máxima categoría, anunciaba la disolución del equipo absoluto para la próxima temporada. Las declaraciones de los deportistas de ambos clubes venían a ser las mismas. "Hemos entrenado duro, hemos competido bien, hemos hecho sacrificios económicos y al final no podemos disfrutar de lo que hemos ganado en la piscina". Las declaraciones de las directivas también eran las mismas: "no hay dinero".
Los aficionados también compartían razonamiento. Es una pena que, mientras algunos deportistas cobran sueldos de escándalo, otros, que se esfuerzan tanto o más, no puedan ni siquiera competir. Pues sí, es injusto, pero estamos en una economía de mercado. ¿Cuánta gente asiste a los partidos de waterpolo? Es más, ¿cuántas entradas pagan en un años los aficionados que van a ver waterpolo? ¿cuántas camisetas o bañadores de su club compran los aficionados al waterpolo? El waterpolo no genera dinero. Y si los aficionados al waterpolo somos pocos y pagamos poco para el mantenimiento de este deporte, no podemos esperar que otros paguen más. Si queremos que este deporte sobreviva, habrá que rascar por el lado de los costes.
P.D. Este artículo habla de waterpolo porque mis hijos juegan a waterpolo, pero podríamos sustituir waterpolo por cualquier otro deporte en España, con la excepción de tres o cuatro clubes de fútbol, y el artículo sería igualmente válido.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Los deportes acuáticos en Manresa.

En Manresa había un club deportivo con 80 años de vida: el Club Natación Manresa. En los últimos años, contaba con cuatro secciones: natación, waterpolo, sincronizada y triatlón. A pesar de la voluntad de la directiva  de aunar las escuelas de las dos primeras secciones, la relación entre ellas no era del todo buena. La escasez de recursos, poco dinero y pocos deportistas, provocaba ciertas tiranteces. La crisis económica y una gestión poco afortunada desde los despachos se llevaron por delante el club abocándolo a su desaparición. En su lugar apareció un nuevo club, el Club Natación Minorisa, con el objetivo, en principio de mantener vivas las cuatro disciplinas en Manresa. Las tiranteces se convirtieron en abierta hostilidad. La directiva del nuevo club hizo pública manifestación de que primaría la natación y de que mantendría las otras tres secciones. Los waterpolistas y sus padres se sintieron agraviados por el trato recibido e iniciaron el camino de la segregación. Desde la directiva se insistía en que la natación era la base de las dos secciones y le destinaba más recursos. Desde el waterpolo se presentaba la conveniencia de la separación y se ofrecían presupuestos económicos que justificaban la separación. Presupuestos que tenemos que calificar de muy optimistas. Al final, muchos waterpolistas, cansados de las falsas promesas del club, se han ido. Ahora nosotros tenemos que decidir. Si nos quedamos en el Minorisa, sabemos que seguiremos siendo tratados como una sección de segunda. Si nos vamos con los segregacionistas, sabemos que la realidad. puede ser un duro examen a los planteamientos un punto utópicos.
Llegado a este punto, y tras reflexionar mucho tiempo para intentar escoger la mejor solución, me doy cuenta de que la situación en el deporte acuático manresano se parece mucho a la del país en el que vivo. Unos dirigentes con una visión monolítica del estado que, como los directivos del Club Natación Minorisa, son incapaces de oír a los que se apartan de su concepción de la nación. Unos líderes secesionistas que, como los instigadores de la segregación del waterpolo, fían a ésta la solución a todos sus males. En esta encrucijada, algunas familias ya se han separado, como el líder del PSC Pere Navarro y su padre. De momento, he optado por la segregación en el waterpolo y por la unión del estado. Pero me parece completamente normal que haya gente (mucha gente) que me lleve la contraria en uno y otro caso.