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jueves, 28 de diciembre de 2017

Ha bajado mucha agua.

Después de las últimas elecciones en Cataluña, mucha gente dijo que todo seguía igual. Leyendo solo la aritmética parlamentaria, puede parecerlo: algo más de la mitad de los escaños para el bloque independentista con algo menos de la mitad de los votos. Pero, como dijo Heráclito, nadie se baña dos veces en el mismo río. Por el cauce de la política catalana ha bajado mucha agua durante los últimos meses como para ignorar que el río ha cambiado.
Hemos aprendido que, con la mitad de la población a favor de la independencia, no te va a reconocer ni el tato en la comunidad internacional.
Hemos aprendido que intentar prohibir un acto en el que quieren participar dos millones de personas no te hace ganar ni un voto entre esos dos millones de personas.
Hemos aprendido que fracasar desde el gobierno cuando intentas prohibir un acto te hacer perder votos entre los tuyos.
Hemos aprendido que la mayoría silenciosa no era mayoría.
Hemos aprendido que había mucha más gente silenciosa de lo que creían los que negaban la existencia de esa mayoría.
Hemos aprendido que insultar y menospreciar al otro bando en situaciones polarizadas, te hace ganar votos en tu bando, pero no hace cambiar de bando a nadie.
Hemos aprendido que, para evitar la independencia, bastaba con promulgar la aplicación del 155 y enviar policías a los despachos. No hacía falta enviar a los antidisturbios el 1-O ni que el fiscal solicitará prisión incondicional para los encausados.
Hemos aprendido que el independentismo tiene ahora un techo en el 50%. Para un movimiento que ha hecho del victimismo un importante combustible, tener líderes en la cárcel o huidos, no es un hándicap, es queroseno.
Hemos aprendido que el constitucionalismo tiene ahora un techo en el 50%. Poca gente más arrancarán del abstencionismo.
O quizás no hemos aprendido nada y solo son deducciones mías.
Porque si los que toman decisiones han llegado a conclusiones parecidas a las mías, durante la próxima legislatura no se convocarán referendos de manera unilateral, no se enviará a los antidisturbios a intentar evitar lo inevitable, los fiscales serán más prudentes, no se declararán independencias inviables. Y no lo harán porque se habrán dado cuenta de que no es efectivo, no porque lo consideren ético.
Así que, aunque los gobiernos de Madrid y Barcelona seguirán manipulando sus televisiones públicas, el otro bando seguirá siendo antidemocrático, se seguirán retorciendo las leyes y reglamentos a favor del que los aplica y la mitad de los catalanes seguiremos convencidos de que la otra mitad está profundamente equivocada y nos lleva a la ruina; espero una legislatura bastante más tranquila.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Parecía una canasta fácil.

Si has jugado a baloncesto (y no eres un crack) reconocerás la situación. Has recibido la pelota a tres metros de la zona, por tu lado bueno y entre tú y la canasta hay una diagonal limpia de rivales, Sales disparado hacia el aro y después de dos botes te encuentras rodeado de defensores, con las líneas de pase cortadas y ya has saltado. Tu única opción es lanzar de cualquier manera y esperar que la hostia que te vas a llevar (eso es lo único seguro en esta jugada: la hostia) sea considerada falta personal por algún árbitro. Casi nunca la pitan, es más, a veces hasta deciden que el choque es culpa tuya y te pitan falta en ataque. Por lo menos, tu afición más incondicional te aplaudirá y acusará al rival de juego sucio y a los árbitros de tragarse el pito.
Carles Puigdemont está en la misma situación. Vio una oportunidad que parecía fácil para la independencia. Sin embargo, cuando el objetivo parecía más cercano, se dio cuenta de que era inalcanzable. Intentó sacar el balón fuera convocando elecciones autonómicas, pero las líneas de pase estaban cortadas. Así que hizo lo que hacemos todos los jugadores malos de baloncesto, soltar la pelota de cualquier manera (hacer algo parecido a una declaración de independencia), acomodar el cuerpo para que la torta no haga mucho daño (largarse a Bruselas) y mirar cómo el árbitro (la UE), de señalar alguna cosa, señala falta en ataque. Eso sí, la afición incondicional protesta al rival y al árbitro, pero no culpa nunca a su jugador de haber tomado una decisión errónea.

lunes, 17 de julio de 2017

La votación definitiva.

El 1-O se celebrará un 9-N bis.
La Generalitat pondrá urnas, pero no las pondrá en todos los sitios. Mucha gente se quedará sin votar, algunos porque no podrán, otros muchos porque no querrán. El no-referéndum lo ganará de calle el Sí, porque solo los del Sí lo considerarán un referéndum. Quizá declaren algo parecido a la independencia, pero el TC dirá que esa declaración es ilegal e inútil. Y entonces la Generalitat hará lo que puede hacer sin que el gobierno central pueda evitarlo ni obstaculizarlo: convocar elecciones autonómicas. Estas elecciones serán las definitivas, si las ganan los independentistas claramente, la independencia será imparable. Si las ganan los constitucionalistas claramente, la independencia se aplazará por una o dos generaciones como mínimo. Si se repite la composición actual del Parlament, la independencia se aplazará por un par de legislaturas.
La pelea está ahora en ganar esas elecciones. Y la victoria en esas elecciones (como en todas) depende de captar a los que pueden cambiar de opinión, no en convencer aún más a los ya convencidos. Para hacer cambiar de opinión, se utilizarán tres sentimientos básicos: la ira, el miedo y la ilusión.
¿Contra quién dirigirán su ira los decepcionados por el aplazamiento de la independencia? ¿Contra los cobardes de JxSí y no votarán?  ¿Contra los fascistas del PP?
Las gentes "de orden" independentistas. ¿Mantendrán la ilusión tras un nuevo aplazamiento? ¿Se asustarán ante una independencia que no saldrá gratis? ¿Redoblarán su enojo con el centralismo que no les deja votar?
¿Con qué nacionalistas estarán más enfadados los votantes de izquierda que ahora rondan a los comunes?
¿Esos votantes de partidos centralistas en las generales que no votan en las autonómicas se asustarán ante una independencia posible e irán a votar? ¿O se ilusionarán ante la posibilidad de el primer gobierno sin nacionalistas catalanes?
En ese delicado equilibrio de moverán todos los actores. Tendrán que calcular cuántos votantes, cuántos pierden y cuántos recuperan de la abstención para el contrario con cada decisión.

sábado, 28 de enero de 2017

Santi Vidal ha visto al rey desnudo.

Santi Vidal ha dicho que el rey está desnudo. En sus, ahora famosas, conferencias, ha dicho  que la Generalitat está delinquiendo,  Y no se trata de poner unas urnas, el delito que denuncia es un delito de verdad, de los que conllevan cárcel. Un delito tan evidente que los cargos oficiales no han tenido más remedio que decir que no lo han hecho, y los portavoces extraoficiales recurrir al "pues ellos más".
El palo para los líderes independentistas, que han repetido hasta la saciedad que todos los pasos que den hasta la independencia serán legales, ha sido morrocotudo. Necesitan proclamar la escrupulosa legalidad del proceso para convencer a las gentes de orden, ésas que votaban CiU, de que todo se hará como Dios manda.
Pero no es verdad. En algún momento tendrán que cometer una ilegalidad. En el mejor de los casos para los secesionistas, un día proclamarán la independencia contraviniendo claramente la constitución, el gobierno de España preferirá mirar para otro lado, como pasó con el Sahara, y la legalidad pasará a ser otra.
En el mejor de los casos para los unionistas, la legislatura acabará sin que JxSí se haya atrevido a dar ese paso y la nueva composición de la cámara aplazará el proceso, como mínimo, cuatro año más.
Y en el peor caso para todos, la Generalitat proclamará la independencia cuando el Gobierno de Madrid todavía se vea suficientemente fuerte para combatir el delito con el "monopolio de la violencia".


lunes, 4 de enero de 2016

No entiendo lo que está pasando.

a) No entiendo cómo un político que dijo que podía ir el primero o podía ir el último y que acabó yendo el cuarto en una lista electoral creada exclusivamente para conseguir la independencia es incapaz de apartarse para crear un gobierno que proclame la independencia.
b) No entiendo cómo un partido al que las encuestas daban como favorito en las elecciones de septiembre y es capaz de renunciar a encabezar una lista conjunta para favorecer la independencia, ahora no es capaz de presionar con la suficiente contundencia a su compañero de baile para que se aparte y facilite la formación de un gobierno que lleve a la independencia.
c) No entiendo cómo un partido que tenía la llave para formar gobierno y cuya mayor prioridad es la independencia, se niega a dejar gobernar a los que iban a declarar la independencia sólo por que el gobierno lo encabezaría una persona a la que consideraban non grata.
Hasta que recuerdo lo que dijo Antonio Baños el 27 de septiembre: "el plebiscito se ha perdido". Los líderes independentistas saben que perdieron el plebiscito y, una vez asumido esto, lo demás tiene mucho más sentido.
a) Mas sabe que la independencia no llegará esta legislatura y ahora pelea por lo que de verdad le interesa: ser "presidente de ..." y lo que venga en los puntos suspensivos es lo de menos.
b) ERC (salvo algún despistado como Tardà) sabe que la independencia no llegará esta legislatura prefiere que otros carguen con el fracaso. Si se forma gobierno con Mas y no se consigue la independencia, la culpa será de Mas. Si no se forma gobierno, la culpa será de la CUP. En ambos casos ERC llegará muy reforzada a las siguientes elecciones. El último tweet de Oriol Junqueras también se entiende mejor así.
c) La CUP sabe que la independencia no llegará esta legislatura. Si permite que Mas forme gobierno, tampoco conseguirá que la otra pata de su programa, la de la protección social, avance mucho. Mas está dispuesto a desobedecer un poco a Madrid, pero no piensa desobedecer lo más mínimo a los mercados.
Si se repiten las elecciones (ahora parece lo más probable), ERC las ganará holgadamente.  Si consiguen gestionar la frustración de los que pensaban ahora o nunca, gobiernan bien y desde Madrid no llegan propuestas atractivas, dentro de cuatro años tendrán otra oportunidad.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Didáctica sobre democracia.

Estamos llegando a final de año con un gobierno en funciones en Cataluña. No tenemos  presupuesto para 2016. En enero, ¿dejarán de cobrar los funcionarios? No. Si empieza un año sin que se hayan aprobado los presupuestos, se prorrogan automáticamente los del ejercicio anterior. Para aprobar unos presupuestos autonómicos, éstos deben obtener una mayoría simple en el Parlament. Para prorrogarlos, se necesitan 0 (cero) votos.
Cuando la decisión a tomar es más importante, se necesitan mayorías cualificadas. Por ejemplo, para escoger el Síndic de Greuges (el equivalente al Defensor del Pueblo), se necesita el voto favorable de 3/5 de la cámara. 
Quizás creas que esto de favorecer el mantenimiento del statu quo es una manía nuestra. No es así. Por ejemplo, para ratificar un tratado internacional firmado por el gobierno de los Estados Unidos, se requiere que el Senado lo apruebe con 2/3 de votos favorables.
Moraleja: en democracia, dejar las cosas como están es siempre más fácil que cambiarlas.
Ahora resulta que un señor no puede asistir a una asamblea de más de 3000 personas y el inequívoco mandato democrático de proclamar la independencia de Cataluña se encalla.
Por mucho que lo repitan, por más decibelios que inviertan, los resultados del 27-S no habilitan al Parlament para declarar la independencia. El resultado de la asamblea de la CUP es una prueba más de lo insuficiente de la victoria independentista para romper con la legalidad vigente. Con esto no quiero decir que el procés haya fracasado, como se apresuran a proclamar algunos medios. Pero va mucho más lento que lo que sus publicistas nos vendieron. Hace poco, en un medio poco hostil como Vilaweb, Carme Forcadell ya admitía que 2016 no sería el año de la independencia. Es más, fijaba un evento como prueba de que la independencia ya era efectiva: cuando Cataluña tenga asientos en la ONU. El parlamento de Kosovo declaró unilateralmente la independencia en 1990 y en 2008. A día de hoy, Kosovo ni siquiera es miembro de de la Unesco.

lunes, 21 de diciembre de 2015

El repunte de la tercera vía.

Oficialmente, nadie ha tenido la ocurrencia de leer las elecciones generales en clave de plebiscito. Los independentistas, porque hacerlo sería rebajar el grado plebiscitario de las autonómicas de septiembre. Los unionistas, porque hacerlo sería certificar el carácter plebiscitario de las mismas. Pero estoy seguro de que unos y otros estarán mirando de reojo cómo van las cosas.
Los datos.
En septiembre, Junts pel Sí se llevó 1.628.714 votos. La CUP, 337.794. Los independentistas obtuvieron 1.966.508 votos. Ahora, ERC ha obtenido 599.289 y DL 565.501. La CUP defendía la abstención. Vamos a suponer que los 337.794 votantes cuperos se han abstenido. Estas tres formaciones, entre votos y no-votos, suman 1.502.584. El independentismo se ha dejado por el camino, en sólo tres meses, más de 400.000 partidarios.
Al otro lado, C's, PSC y PP, que en septiembre obtuvieron 736.364, 523.283 y 349.193 votos, es decir 1.608.840 entre los tres; han pasado a 485.503, 589.021 y 417.286, respectivamente. 1.495.810 entre los tres, 100.000 menos que en septiembre.
En Comú Podem, por su parte, ha pasado de los 367.613 que obtuvo Catalunya Sí Que Es Pot a los 927.940 de ayer.
El empate técnico entre independentistas y unionistas es evidente.
Las sensaciones.
En el apartado anterior, he forzado un poco los datos suponiendo que los votantes de septiembre de la CUP se han abstenido en bloque en diciembre. He hecho algo que se puede hacer en demoscopia de bar, pero no en democracia: asignar una voluntad determinada a los que se abstienen. Yo creo que no todos los cuperos se han abstenido. Algunos habrán votado a ERC. Éstos los habré contado dos veces como independentistas. Bastará que éstos sean 7000, para que el empate técnico con ligera inclinación hacia el independentismo, invierta esta ligera inclinación. Otros cuperos de septiembre habrán votado a En Comú. No sé cuántos, pero la candidatura morada ha ganado 560.000 votos. No creo que la aportación de cuperos no abstencionistas sea muy determinante.
Mis conclusiones.
El independentismo, por ahora, ha tocado techo. Sus líderes lo saben y, ante esto, están tomando diversos caminos.
Los independentistas "de toda la vida" quieren precipitarlo todo sin dar lugar a una votación formal que sospechan que perderían. Están dispuestos a ceder el liderazgo del independentismo que las urnas les han dado y que lo asuma un President en horas bajas.
Los independentistas sobrevenidos empiezan a dar un paso atrás. Una independencia condicionada por los dogmas de la CUP no es un buen negocio para un país que ellos desearían como bussines friendly. Una independencia gobernada por ERC no es un buen negocio para un partido  que ha percibido Cataluña como su feudo desde las primeras autonómicas ganadas por Pujol.
Los líderes de la CUP están descubriendo que quererlo todo está bien, pero que tenerlo todo es imposible. Los fundamentalismos ideológicos están bien cuando tienes pocos votos y tu capacidad de decisión es pequeña. Cuando creces, tienes que empezar a asumir contradicciones internas y renuncias.
El unionismo ve con alivio que la marea independentista empieza a bajar. Parecen convencidos de que no hacer nada ha sido la mejor respuesta. Si se instalan en ese convencimiento, la próxima pleamar independentista llegará antes y más lejos.
¿Y la denostada tercera vía? Aunque los partidos frentistas de uno y otro bando se empeñan en ignorarlo, las encuestas repiten machaconamente que una hipotética tercera vía sería la preferida por los catalanes en un referéndum. La diferencia entre los resultados de este otoño y el fulgurante ascenso de En Comú avalan estas encuestas.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Hemos perdido.

Como en este país está prohibida la publicación de encuestas la última semana de la campaña electoral, dicen que más significativa que la última encuesta es la tendencia de las sucesivas encuestas. A cada encuesta publicada, crecían los votos de la opción independentista. Al final, así ha sido: mayoría abrumadora en el parlamento y mayoría absoluta en las urnas de las dos listas independentistas.
Ya lo sé, legalmente sólo eran unas elecciones autonómicas. También las de 1931 eran unas elecciones sólo municipales, pero cuando la mayoría del pueblo español escogió República, el rey Alfonso XII escuchó atentamente y salió por piernas. La mayoría del pueblo catalán ha escogido salir de España. La democracia es muchas cosas: imperio de la ley, respeto a las minorías, derechos humanos...pero sobre todo es una cosa: decisión de la mayoría. Sigo pensando que la independencia es un error, como pensaba que era un error dar el gobierno al PP hace cuatro años. Pero hace cuatro años admití que el legítimo gobernante era el PP y ahora admito que la independencia es la opción escogida por Cataluña.
Ahora deseo equivocarme. Deseo que la negociación para llegar a la independencia no sea a cara de perro. Deseo que el retorno a la Unión Europea sea rápido. Deseo que la nueva constitución catalana sea flexible y admita para su modificación o abolición las mismas mayorías que los independentistas han reclamado para abolir la constitución española en Cataluña. Deseo que la construcción del nuevo estado sea tan barata como nos prometieron. Deseo que la caída de ventas al otro lado del Ebro sea pequeña y que nuestras empresas la superen con facilidad. Deseo que el nuevo estado tenga más herramientas para combatir la corrupción.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Extraño argumento.

Cuando algún partidario de mantener las fronteras españolas en su situación actual dice que una Cataluña independiente saldría de la Unión Europea, desde posiciones independentistas se afirma que España también saldría del euro en ese caso.
¿A quién pretenden convencer de qué?
Un señor de Valladolid partidario de la unidad de España ya sabe que viviría peor sin Cataluña. No hace falta darle más argumentos.
Pero supongo que este argumento pretende convencer a los señores de Vic. Y a los señores de Vic, este argumento les está diciendo: "tu vivirás un poco peor, pero no te preocupes, porque el señor de Valladolid vivirá mucho peor y eso te compensará".

viernes, 12 de junio de 2015

El nacionalismo se cura... jugando a waterpolo.

Uno de los argumentos más peregrinos que he oído en contra de la independencia de Cataluña es "¿Y el Barça contra quién jugaría? ¿Contra el Mollerussa?" Probablemente, la zona de Los Balcanes es la más convulsa, si de encaje de nacionalidades hablamos. Pues bien, desde 2008, se celebra la Liga Adriática de waterpolo. En su primera edición, participaron equipos de Croacia, Montenegro y Eslovenia. En la última edición, ya han participado equipos de Serbia, con la de bombazos que se habían tirado unos a otros. Quizás te parece que la Liga Adriática no es más que la heredera de la antigua liga yugoslava. Pues no del todo. La temporada 2011-12, el vencedor fue el Pro Recco, un club italiano que ni siquiera está a orillas del Adriático, puesto que es de Nápoles, ciudad bañada por el Tirreno. A alguien le debió parecer que la Liga Adriática tenía unas fronteras muy estrechas. La CBDA (Confederación BRASILEÑA de Deportes Acuáticas) se ha planteado disputar la Liga Adriática en la temporada 2015-16 para preparar los Juegos Olímpicos. Lástima que los condicionantes económicos hayan hecho que se descarte esta opción.
No hay que ir tan lejos para comprobar que el waterpolo difumina las fronteras. Si buscas el palmarés de la Liga Euskal Herria de Waterpolo Femenino, te llevarás la sorpresa de que, de las diez últimas ediciones, dos las ha ganado el Santoña cántabro y dos se las he llevado el Escuela Waterpolo Zaragoza aragonés. Y otra edición fue ganada por un combinado de jugadoras del Arkartza vizcaíno y del Santoña.
¿Te sigue pareciendo difícil que el Barça juegue contra equipos de fuera de Cataluña si ésta se independiza?

martes, 26 de mayo de 2015

Puesto que se empeñan en leer las municipales en función del proceso independentista.

Los que, tras las elecciones municipales, dicen que el independentismo ha empezado a retroceder van bastante equivocados. Muchos de los que han votado a Ada Colau y propuestas similares de otras ciudades están a favor de la independencia. Otros muchos prefieren seguir en España. Pero ni para unos ni para otros es su objetivo principal. Para estos votantes, es más importante cómo es su país que cuáles son sus fronteras. Independentistas y unionistas pueden mejorar sus ofertas para atraer a estos ciudadanos.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Público objetivo.

El público objetivo (o target en pedantenglish) es la población para la que se cree idóneo un producto o una campaña. Cualquier persona con mínimas nociones de marketing (aquí el pedantenglish ha vencido por abrumadora mayoría y casi nadie dice mercadotecnia) diría que los públicos objetivo de Podemos, Ciudadanos y  CUP / ERC tienen pocas intersecciones. Sin embargo, el independentismo catalán está preocupado por el auge de Podemos; Podemos preocupado por el auge de Ciudadanos; Ciudadanos, que nació como movimiento no nacionalista de izquierdas pesca en los caladeros del PP.
¿Qué une a Podemos, el independentismo catalán y Ciudadanos para que se puedan trasvasar votos entre ellos? Pues que para buena parte de los que pensamos votar en el carrusel de elecciones que se nos viene encima, la premisa ideológica fundamental es: cualquier cosa, menos esto. Lo cual, en un país en el que se considera acertado el "más vale malo conocido que bueno por conocer", dice que lo conocido es realmente malo.

lunes, 6 de octubre de 2014

Acojona II.

Hace unos meses, publiqué que me amedrentaba que se publicasen libros en los que se animaba a "visitar" al que pensaba diferente. ANC ha decidido pasar a la acción y ha montado una "gigaencuesta" en la que un montón de voluntarios pasarán puerta por puerta para tomar nota de quiénes son de los suyos.
¿No os sentís un poquito más amedrentados?

viernes, 19 de septiembre de 2014

Lecciones del referéndum escocés.

"Todo lo que sé, me lo ha enseñado el fútbol".  (Albert Camus).
Hace muchos años, cuando en la prensa española sólo se podía debatir sobre fútbol, una gran polémica giraba en torno a un jugador que quería cambiar de equipo. Santiago Bernabéu (o quizás fue Helenio Herrera) sentenció: "si la chacha se quiere ir y la obligas a quedarse, no volverás a comer un buen huevo frito en tu vida".
Hace un par de años, el Athletic Club, desoyó los consejos de Santiago Bernabéu (o de Helenio Herrera). Fernando Llorente dijo que se quería ir y el club se negó en redondo. Podía haber negociado para sacar una buena cantidad de millones o podía acabar de buenas maneras con el delantero y obtener su máximo rendimiento en el año que le quedaba de contrato. No lo hizo y acabó pagando el sueldo de un año a un jugador que aportó poco al equipo. Las marchas de Javi Martínez y de Ander Herrera demostraron, además, que el efecto ejemplarizante había sido mínimo.
Una década atrás, el Athletic Club vivió una situación similar. Su delantero estrella, Ismael Urzaiz, anunció que no pensaba renovar el contrato. La reacción del club fue diferente: reiteró su oferta de renovación y explicó al jugador que no podía ofrecer más.  Al final, Urzaiz descubrió que lo que le habían vendido sus agentes no era cierto, las ofertas que recibió fueron perores que la del Athletic y acabó renovando y dando sus últimos años buenos en San Mamés.
En España, Mariano Rajoy se ha comportado como el club bilbaíno hace tres años. Ha dejado en las manos de los publicistas independentistas palabras como "libertad", "democracia" o "votar". Mientras que sus publicistas tienen sólo pueden jugar con la aburrida "legalidad". Al negar el referéndum, ha dejado a sus rivales decidir todas las reglas:. Los independentistas han escogido la fecha, las preguntas, y quién puede votar. Ya han empezado a hacer alguna jugada sospechosa, como rebajar la edad de voto a los dieciséis años. No sabemos qué efectos tendrán los resultados, porque los convocantes se mueven entre los que dicen que es meramente consultivo y los que dicen que su fuerza moral lo hará vinculante. No sabemos si con unos resultados del 34%, 33% y 33% considerarán ganadora la opción del 34% o esperarán a tener los resultados para decidir cómo calcular el vencedor. Ni siquiera sabemos si los que contarán los votos serán los mismos que contaron manifestantes y pusieron 4'5 manifestantes por metro lineal.Ante el "porque no" del club, los agentes tienen vía libre para utilizar triquiñuelas y convencer al jugador de que lo mejor es marcharse. 
En el Reino Unido, el Primer Ministro David Cameron se ha comportado como el Athletic Club hace quince años. Los escoceses han tenido la oportunidad de comparar las ventajas e inconvenientes y han escogido quedarse. Si hemos de creer a Alex Salmond, el tema de la secesión de Escocia queda aparcado durante una generación.
Estimado tocayo, sé que usted nunca escuchará a David Cameron, pero escuche a Santiago Bernabéu (o a Helenio Herrera).

jueves, 24 de julio de 2014

Acojona.

Cambiad la bandera de la foto por cualquier otra bandera. ¿No os acojonaría ser el vecino del segundo piso?

miércoles, 19 de marzo de 2014

No con mis cuotas.

Si en Cataluña existe una entidad transversal y global, es el Barça. Los seguidores del Barça son mayoría en todos los colectivos, idependientemente de su clase social, su nivel de estudios, su procedencia, su religión, su ideología política... No conozco ninguna estadística al respecto, pero estoy seguro de que también son mayoría entre los afiliados a cualquier sindicato. Sin embargo, si un sindicato firmase un acuerdo con el Futbol Club Barcelona con el objetivo de ayudar al club a ganar la liga.creo que la mayoría estaría de acuerdo en que el sindicato se habría extralimitado en sus funciones y, lo que es peor, habría menospreciado a sus afiliados periquitos, merengues o del glorioso Athletic Club de Bilbao.
Pues resulta que CC.OO. ha firmado un acuerdo con la ANC para promover, por muchos eufemismos, que se utilicen, la independencia de Cataluña.Me parece totalmente legítimo que los afiliados y dirigentes del sindicato estén a favor de la independencia de Catalunña, pero me parece un claro fraude a los afiliados que estos dirigentes posicionen al sindicato en un sentido u otro.

jueves, 30 de enero de 2014

Respuestas contundentes, pero muy incompletas.

La FAES ha publicado un argumentario titulado "20 preguntas con respuesta sobre la secesión de Cataluña  en el que, supuestamente, se demuestra la falsedad de los argumentos independentistas. Un amigo mío se quejaba en Facebook de los argumentos en contra de la independencia se basan en lo dañina que sería para Cataluña, pero que no dicen nada de lo mala que sería para el resto de España.
Mi primera reacción fue pensar (y escribir) que no hace falta convencer a la opinión pública de Zamora, pongamos por caso, de que debe estar en contra de la independencia de Cataluña, porque ya lo está. Pasadas las horas, me he dado cuenta de que sí es necesario explicar a la opinión pública del resto de España todo lo que perderán si Cataluña se independiza. No hacerlo, es un error más de la línea pedagógica del PP. Esa línea que, por ejemplo, insistió en que aplicar la "doctrina Parot" a los delitos cometidos antes de la reforma penal era un acto de justicia y no una aberración legal. Cuando llegó la sentencia de La Haya, el gobierno del PP no tuvo más remedio que liberar a los presos retenidos ilegalmente y afrontar el calificativo de traidor desde sus mismas bases. Es la línea pedagógica que confundió, voluntariamente, el respeto y la protección de las víctimas del terrorismo con dejar a algunas de sus asociaciones guiar la política terrorista. La víctima de un delito fácilmente sustituirá la justicia con la venganza. Ahora, los dos errores cortoplacistas se le han vuelto en contra.
No explicar a los ciudadanos de Badajoz que los efectos en forma de pérdida de mercado que supondría una Cataluña independiente y empobrecida es mal negocio. No explicar a los ciudadanos de Almería lo que supondría que sus productos hortofrutícolas tuvieran que atravesar las fronteras de una Cataluña independiente sería un mal negocio. No explicar a los ciudadanos de Madrid que esa financiación que Ignacio González considera insuficiente sería aún menor si Cataluña se independizase, es un mal negocio. No explicar que los mercados internacionales huyen de la inestabilidad y que consideran tan inestable un país que se independiza como un país que pierde una parte especialmente productiva de su territorio, es un mal negocio. En el siglo XXI, por suerte, el patriotismo ya no es una fuerza que arrastra a las masas. Los líderes independentistas catalanes lo saben y han recurrido a algo más sensible para la gente, su cartera. No han dudado en manipular la realidad para llegar a la conclusión de que "Espanya ens roba", y eso sí que ha movido a las masas. Con las llamadas a la sacrosanta unidad de la patria y la inmancillable Constitución, no vamos a ningún lado. Cuando la opinión pública del resto de España se dé cuenta de lo que perdería con la independencia de Cataluña, entenderá que hay que hacer algo para que la mayoría de los catalanes queramos seguir en España. Empezar ya a hacer esa pedagogía es un buen negocio. El PP se ahorrará que califiquen de claudicaciones lo que sólo serán acuerdos legales y democráticos.

martes, 21 de enero de 2014

Es necesario saber de números, pero también de gramática.

El pasado 20 de enero, Josep Borrell y Joan Lloranch explicaban en este artículo que, digan lo que digan los independentistas, una eventual Cataluña independiente no dispondría de 16.000 millones de euros adicionales cada año.
El mismo día, Xavier Sala i Martín respondía en este artículo que había encontrado los 16.000 millones e ironiza sobre los conocimientos matemáticos del exministro y el empresario y los acusa de razonar con mala fe.
El ejemplo que pone el economista de las llamativas chaquetas, si yo regalo a alguien algo pagándolo con mi tarjeta VISA, tarde o temprano deberé pagarlo no es del todo fiel a la realidad. Voy a poner un ejemplo que se parece más a la realidad. Si el señor Sala i Martín y yo dispusiéramos de una tarjeta de crédito cuya cuenta de cargo fuese una cuenta de los dos y yo me gastase todo el crédito de la misma en un coche (me pongo yo como el malo porque para los independentistas es el único supuesto viable), la deuda sería de los dos. Si a partir de ese momento, el señor Sala i Martín decidiese, enojado, no compartir más cuentas conmigo, Dispondría, efectivamente, de más dinero, puesto que no aportaría a la cuenta que yo dilapido, pero no se desprendería de la deuda. No dispondría de los 15.618 millones de euros adicionales.
El error de Sala i Martín es un error gramatical. Él pretende responder a la pregunta "¿Qué hubiese pasado si...?", mientras que Borrell y Lloranch estaban respondiendo a la pregunta "¿Qué pasaría si...?".
La diferencia es tan obvia que parece extraño que todo un escritor y divulgador no la entienda. Claro que a lo mejor no la entiende porque tiene un poco de mala fe.

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Cómo contaremos las respuestas?

Supongamos que a la presidencia de Colegio de Informáticos se presentan Agapìto, que obtiene el 39% de los votos; Bartolomé, que obtiene el 36% y Cesáreo, que obtiene el 25%. Es escogido como presidente Agapito.
Mientras tanto, en las elecciones a la presidencia de la Asociación de Técnicos Informáticos, se presentan Dorotea, que obtiene el 39% de los votos; Enriqueta, que obtiene el 36% y Feliciana, que obtiene el 25%. Se celebra una segunda vuelta en la que Dorotea obtiene el el 48% de los votos y Enriqueta obtiene el 52%, con lo que Enriqueta es elegida presidente.
¿Cual de las dos entidades es más democrática? Evidentemente, las dos son igualmente democráticas,
siempre y cuando las reglas se conozcan de antemano y no se haya hecho ninguna trampa en las votaciones.
Hace ya dos años, pedía en este blog la celebración de una consulta sobre la independencia de Cataluña. Si
El presidente de la Generalitat de Catalunya anunció ayer la fecha y las preguntas del referéndum sobre la independencia, pero no dijo nada de las preguntas que yo me planteaba hace dos años. La democracia representativa tiene sus ventajas, pero en cuestiones de mucho calado es necesaria la democracia directa y la división de un estado tiene mucho calado. Legalidad y legitimidad no siempre son lo mismo. El gobierno de Rajoy está amparado por la legalidad si hace todo lo posible para impedir la consulta, pero la suya será una reacción ilegítima. Más inteligente, y más democrático, sería empezar a negociar los aspectos básicos de cualquier referéndum: quién puede votar y qué consecuencias tendrán los resultados. Tan democrático es que votemos sólo los catalanes como que lo hagamos todos los españoles. Tan democrático es decidir que un 51% de los votos emitidos con un Sí a la respuesta de si Cataluña debe ser un estado independiente resultará vinculante, como exigir que el 51% lo debe ser sobre el censo electoral.
Y se debe hilar muy fino. Por ejemplo, supongamos que el señor Gumersindo es un jacobino no nacionalista partidario de los estados grandes y monolíticos. A la pregunta "¿Quiere que Catalunya sea un Estado?" tiene que votar que No. Sin embargo, a la pregunta "En caso afirmativo, ¿quiere que este estado sea independiente?" podría votar Sí, puesto que preferiría vivir en un estado monolítico a vivir en un estado fragmentado.

martes, 5 de noviembre de 2013

¿Seguro que lo has pensado bien?

Casi todas las grandes decisiones son difíciles. Nada es blanco ni negro, la gama de grises es infinita y, muchas veces, se cuela una nota de color que acaba despistando aún más. La independencia de un país es una gran decisión. Nadie puede decir que ha reflexionado seriamente sobre el tema si, a pesar de tener una sólida convicción sobre el tema, no admite que, en algunos aspectos, el Otro tiene razón. Así que propongo un pequeño ejercicio escolar, una redacción que empiece con la frase "Los catalanes viviríamos mejor siendo independientes / parte de España porque...". y ofrece una razón por la cual podrías estar en contra.

Los catalanes viviríamos mejor siendo independientes porque España es demasiado grande. Madrid está demasiado lejos física y culturalmente para tomar decisiones acertadas en Cataluña. La ceguera del gobierno de Rajoy ante el alcance y significación del movimiento independentista, es la prueba más reciente de que los gobiernos de España son incapaces de "oír" lo que pasa en Cataluña, aunque algunas veces hayan mostrado intención de "escuchar". Es cierto, a su vez, que Cataluña es demasiado pequeña para tomar determinadas decisiones; pero el papel de órgano rector supranacional lo asume y lo debe asumir aún más la Unión Europea. Entre las competencias que deberían desplazarse hacia arriba, hacia la Unión Europea; y las que podrían desplazarse hacia abajo, hacia la Generalitat; el papel de Gobierno Central quedaría bastante mermado. Si a eso le unimos la supresión de organismos intermedios como las diputaciones y las delegaciones y subdelegaciones del gobierno, la estructura burocrática que deberíamos soportar los catalanes sería bastante más ligera.