Sólo para alguien muy fanático puede parecer razonable matar a unos pintamonas porque sus dibujos te ofendan.
Por suerte, vivimos en occidente. Aquí, si unos titiriteros te ofenden, nos limitamos a aplicarles la ley antiterrorista.
Es más, yo vivo en Manresa. Aquí si uno exhibe una pancarta chusca en un carnaval, lo único que te puede ocurrir es que una concejal califique el acto como inadmisible y que los amigos de la ofendida te empapelen el negocio.
Je suis Charlie Hebdo? Anda ya,
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miércoles, 10 de febrero de 2016
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