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miércoles, 27 de abril de 2011

Las afinidades electivas

"Basta con educar a los niños para servidores y a las niñas para madres y todo irá bien en todas partes".
"La verdad,  es que hace falta llevar una vida muy ruidosa y abigarrada para soportar a nuestro alrededor a monos, papagayos o negros".
Éstas frases aparecen en "Las afinidades electivas", de Goethe. Nuestra generación, nací en 1966, ya recibió una versión suavizada de los cuentos infantiles para darles siempre un final feliz. A la de nuestros hijos les están dando una versión, además, políticamente correcta. El siguiente peldaño ya se ha empezado a subir, se están haciendo versiones de Las Aventuras de Tom Sawyer en las que han desaparecido palabras que hoy se consideran graves insultos y se retiran las versiones originales de las bibliotecas públicas. Si la marea llega a los clásicos, no habrá quien los reconozca.
Por otra parte, si los clásicos se alejan tanto de nuestros cánones éticos, ¿cuánto se alejarán de nuestros cánones estéticos? Los personajes me han parecido totalmente irreales: renuncias absurdas al ser amado; madres que, ante la muerte de un hijo, se duelen más de la tristeza de la niñera que de la pérdida del niño; anorexias que no son percibidas por los que conviven con el efermo hasta que éste muere... Sin embargo, es probable que los personajes sean mucho más reales de lo que yo creo y que sea mi incomprensión de la época lo que me los haga ver como absurdos.