La prensa en papel ha muerto, ¿cómo hacer que viva la prensa digital?

El jueves de la semana pasada me fui a dormir con la noticia de que un camión había atropellado a una multitud en Niza y había causado, por lo menos, veinte muertos.
El viernes me fui a dormir sabiendo que los tanques circulaban por las calles de Ankara y no se sabía si Erdogan recuperaría el control de la situación.
Los dos sucesos pillaron a las redacciones de los periódicos con las ediciones prácticamente cerradas. Cuando, por la mañana, te acercabas al quiosco, tenías la impresión de que toda la oferta periodística había caducado. ¿Qué sentido tiene comprar un diario cuando sabes que el golpe de estado que anuncia la portada ya ha fracasado?
Las ediciones en papel subsisten porque tenemos interiorizado que los objetos materiales tienen valor y a la mayoría de la gente le parece feo coger un periódico de papel de un quiosco y marcharse sin pagar. Las editoras siguen recaudando más de los compradores y suscriptores en papel que de los digitales. Si todo el mundo abandona el papel, ¿quién pagará a los periodistas?
Si queremos tener periodismo de calidad, necesitamos convencer a la gente de que cuesta dinero y que vale dinero, aunque la información no venga impresa en un papel que aprovecharás para poner en el suelo cuando friegues la cocina.

Referendos y mayorías cualificadas.

Cuando acabó el recuento del referendo del brexit, muchos partidarios de seguir en la UE se dieron cuenta de que habían infravalorado al rival. Ahora, montan manifestaciones reclamando un nuevo referendo.
Los que alababan el "espíritu democrático británico", supongo que estarán de acuerdo en celebrar el segundo referendo. Si una llamada a las urnas es una fiesta democrática, dos llamadas deben de ser una fiesta con after.
Si se celebrase un segundo referendo, es probable que esta vez ganase la permanencia en la UE. Los partidarios de seguir en la Unión estarían más movilizados y el reconocimiento de que algunos de los argumentos para abandonarla eran falsos haría cambiar el sentido de algunos votos. Y entonces, ¿qué?, ¿se celebra un tercer referendo que reclamarían los ahora perdedores?, ¿cuando se debería parar?.
Por ese motivo, los referendos sobre temas importantes deben exigir una mayoría cualificada para la opción de cambio.

Nacionalismo.

- Todos los nacionalismos se basan en la creencia de que tu comunidad es mejor que las demás.
- El nuestro, no. El nuestro es un nacionalismo no etnicista, inclusivo, solidario.
- ¿A que se debe esta diferencia de vuestro nacionalismo?
- A que nosotros somos mejores.

Un pequeño matiz.

Una de las frases más espectaculares que se escuchan en las grabaciones que ha publicado Público con las conversaciones entre Fernández Díaz y De Alfonso es "les hemos destrozado el sistema sanitario".
¿Cuántos mensajes te han  llegado diciendo, más o menos, que el ministro de Interior estaba dispuesto a cargarse la sanidad de los catalanes si servía para hacer descarrilar el independentismo?
En el enlace que he publicado está la conversación y su transcripción. "Les hemos dado en todos los morros con Ramón Bagó, les hemos destrozado el sistema sanitario".
Por si no recuerdas quién es Ramón Bagó, aquí podrás hacerte una idea.
El sistema sanitario que presume De Alfonso de haberse cargado, no es el que suministra aspirinas a los enfermos, sino el que financia a políticos.
Utilizar las instituciones para perjudicar a rivales políticos es muy grave, Fernández Díaz debería ser un cadáver político. Pero tampoco exageremos con su maldad.

Pequeños gestos.

Finales de los 70 o principios de los 80. Un jueves por la tarde. Televisan un partido de la Copa de Europa de baloncesto. Después de cada canasta, el realizador nos muestra al anotador bajando a defender. Desde entonces, cada vez que me junto con unos amigos entre dos canastas y con un balón entre las manos, si consigo encestar alguna vez, bajo trotando a defender intentando mantener un porte elegante. Por si me enfoca alguna cámara.

Y ahora, ¿qué bandera nos ponemos?

Un individuo ha asesinado a 50 personas en un club gay de Orlando. Habían salido a divertirse, como los que fueron a la sala Bataclan, y alguien decidió que eso los convertía en sus enemigos. He decidido poner en mi perfil una bandera arcoiris. Los fiscalizadores de los dolores ajenos lo criticarán.
- ¿Por qué no cambias la foto cuando ejecutan homosexuales en Egipto?
- ¿Por qué no cambias la foto cuando asesinan a cristianos en Siria?
- ¿Por qué no cambias la foto cuando ponen una bomba en Pakistán?
- ¿Por qué no cambias la foto cuando atentan en París?
Pues no lo sé, pero dejadme que yo haga una pregunta a los fiscalizadores.
- ¿Quiénes sois vosotros para juzgar el dolor ajeno?.

El valor ofensivo de los símbolos.

Es muy difícil interpretar los símbolos. Lo que para unos tiene valores positivos, para otros resulta ofensivo. Hasta la muy neutral Cruz Roja tiene que llamarse Media Luna Roja en los países de mayoría musulmana. Así, no puede sorprendernos que el Real Madrid esconda la pequeña cruz de su escudo cuando quiere recaudar petrodólares o que el Paris Saint Germain haga desaparecer la cuna real del suyo para satisfacer a su nuevo propietario. Si alguien ha viajado a la India habrá comprobado que muchos de los coloridos autocares que circulan por allí llevan pitadas cruces gamadas que, allí, solo son un símbolo solar.

Como los símbolos pueden ofender, y mucho, la ley prohíbe "exhibir símbolos ofensivos". Y aquí llega el problema, ¿quién decide que un símbolo es ofensivo? En el peor de los casos, lo decide un ofendido. Eso pasó este fin de semana en Madrid, cuando una joven llevaba un bolso en el que se leía All Cats Are Beutifull y pasó por delante de unos policías. El bolso recordaba mucho, demasiado para ser casual, a la estética "All Cops Are Bastard" y los policías decidieron les estaban llamando "hijos de puta" (bastardo en castellano suena poco contundente) de manera subliminal. Multaron a la portadora del bolso.