jueves, 17 de julio de 2025

El teletrabajo o la vuelta a la oficina. 1 - Los costes.

Por si algún incauto no se había dado cuenta, vivimos (y viviremos) en una sociedad capitalista. El capitalismo solo ofrece soluciones justas cuando los actores asumen los costes de los bienes que usan para producir, los internalizan. Por ejemplo, si a una mina de sal le permites verter al río el agua que usa en la extracción de material, tendremos sal barata y ríos arruinados. Para evitarlo, se le obliga a la empresa a pagar colectores que lleven el agua salada hasta el mar. La sal sale algo más cara, pero los ríos no se mueren.

¿Por qué ahora insisten tanto las empresas en el trabajo presencial? Entre otras cosas, porque el coste de llevar los trabajadores a la oficina y que coman fuera de casa lo pagan íntegramente los trabajadores. Los que tienen que madrugar más son los trabajadores. Los que llegan más tarde a casa son los trabajadores. 

Cuando se popularizó deprisa y corriendo el teletrabajo, los sindicatos reclamaron que las empresas asumieran o compartieran el coste de permitir puesto de trabajo en la oficina. Un palo en las ruedas de los teletrabajadores. Estos costes son modestos, pero son un aliciente más para llevar a los empleados a la oficina.

¿Y el coste en contaminación y saturación de los medios de transporte? La gente que va a la oficina contamina más, colapsa más carreteras y llena más vagones. Tampoco lo pagan las empresas.