viernes, 20 de junio de 2014

Los injustos salarios de los futbolistas.

No conozco ninguna encuesta, pero tengo la sensación de que la mayoría de la gente de este país se queja de que los futbolistas cobran mucho y de que los científicos cobran poco.
También es cierto que conozco mucha gente que compra entradas de partidos, camisetas de equipos de fútbol, suscripciones a canales temáticos de fútbol o cervezas en bares que televisan fútbol.
Y también es cierto que conozco poca gente que compre alguna revista científica.
¿De quién es la culpa de que los futbolistas cobren mucho y los científicos poco? ¿De los demás? Jodía economía de mercado.

domingo, 8 de junio de 2014

La importancia de la formación.

Uno de los halagos hacia el futuro Felipe VI que más veces he leído estos días es que se trata de una persona "muy bien preparada". El argumento es irrefutable. Felipe de Borbón y Grecia ha sido formado, desde su más tierna infancia, para hacer una cosa: ser Rey. Por narices, lo tiene que hacer bien. Como los formadores de deportistas chinos de élite saben, la formación temprana es una de las claves de sus éxitos deportivos. Pero a la Monarquía le falla la otra clave: la selección, también temprana, de los talentos. La red de descubridores de deportistas chinos se despliega por todo el país buscando los niños con más talento. La Monarquía se limita a formar a un espécimen generado por el azar sin tener en cuenta sus aptitudes innatas.
Sería más eficiente seleccionar a los mejores niños y formarlos para ser reyes. Pero, ¿a que daría miedo?

martes, 3 de junio de 2014

Si tenemos que pintar...

Un régimen en el que puedes escoger el Jefe del Estado es más democrático que uno en el que no puedes hacerlo. Sin embargo, como bien dice Javier Cercas, la democracia es mucho más que eso. Yo también prefiero vivir en una monarquía como Suecia que en una república como Siria, o como Rusia, si  no queremos salir de Europa para hacer comparaciones, o como Hungría si queremos centrarnos un poco más y quedarnos en la UE. Es más: ni Reino Unido, ni Países Bajos, ni Dinamarca, ni Noruega, ni Bélgica tienen carencias democráticas superiores a las de sus vecinos. 
Haciendo un paralelismo, una casa con las paredes de sus habitaciones blancas será más luminosa que la misma casa con las paredes en tonos salmón. Pero mucho más importantes que el color de las paredes, serán la orientación, la altura o el tamaño de las ventanas. Si nuestro principal objetivo es tener una casa más luminosa, quizás no sea una buena idea gastarnos nuestro presupuesto en pintores.
Eso sí, si tenemos que pintar la casa por cualquier otro motivo, bueno es tener en cuenta que el blanco es más luminoso.
Y, a raíz de la abdicación, en España hemos llamado a los pintores.

jueves, 29 de mayo de 2014

Sólo el necio...

... confunde valor y precio.
Una compañía de seguros de salud que patrocina a un equipo de baloncesto de Badalona hace esta publicidad.
Supongo que el publicista se sentirá muy orgulloso de haberle dado la vuelta a otro refrán, pero precio y valor no son lo mismo.
O puede ser peor. Puede ser que el necio sea yo yen esta sociedad el único valor de las cosas sea el monetario. Entonces, valor y precio sí que serían lo mismo.

domingo, 25 de mayo de 2014

Un triste final.

El Bàsquet Manresa probablemente ha disputado hoy el último partido en ACB. Quizás se trata del último partido, a secas. En el Nou Congost y, antes, en el Congost, he visto algunos momentos de gloria y muchas derrotas, bastantes palizas del equipo rival y cinco descensos (aunque el penúltimo no se haya hecho efectivo). Estoy acostumbrado a que gane el rival y no me sorprende que bajemos a la LEB.  Lo que de verdad me entristece es la imagen que daba la grada. Durante muchos años, me he presentado media hora antes en el pabellón para tener sitio. Y hoy, al empezar el partido, mi mujer me ha hecho esta foto,.

lunes, 19 de mayo de 2014

Elogio de la propiedad privada.

Resulta conmovedor ver a esos colectivos que, en nombre de la abolición de la propiedad privada, okupan un inmueble y lo primero que hacen es cambiar la cerradura o poner una cadena con un candado bien gordo para que otros no entren allí.

martes, 29 de abril de 2014

El discurso del miedo.

Hace unos días, mi mujer vino diciendo que teníamos que cambiar los muebles del comedor. Yo creo que todavía podemos aguantar con los que tenemos y empezó la discusión. Bueno, no, que en mi casa somos muy civilizados. Empezó el debate.
Ella decía que en unas sillas nuevas estaríamos más cómodos, que los nuevos muebles aprovecharían mejor el espacio, que veríamos mejor la tele, que lo tendríamos más fácil cuando vienen invitados a casa, que el comedor tendría un aspecto más moderno...
Yo decía que en los muebles que hacen ahora caben menos cosas, que es un engorro vaciar todos los muebles, que los sofás de ahora tienen el respaldo muy bajo y no puedes apoyar el cogote, que ese cambio cuesta mucho dinero...
Ella me decía que en Ikea los muebles son bastante baratos.
Yo dije que de acuerdo, pero que no sé si sabremos montarlos.
- Es que nunca quieres cambiar nada.
- Si, dentro de un año, nos damos cuenta de que nos hemos equivocado cambiando los muebles, nadie nos devolverá el dinero ni podremos recuperar el sofá viejo para dejar de dañar nuestras cervicales.
- Sólo sabes utilizar el discurso del miedo. Yo propongo cambios que ilusionan y tú anuncias desgracias.
En ese estado de cosas, nuestro debate se parecía al debate sobre la independencia de Cataluña. Se parecía a todos les debates en los que una parte quiere mantener el stato quo y otra cambiarlo. Y es normal, ninguna ventaja se puede obtener de mantener las cosas como están. Los partidarios de cambiar las cosas magnificarán los inconvenientes de la situación actual (cualquier día se rompe una silla, la tapicería del sofá está muy sucia, parece un comedor del Cuéntame...). Los partidarios de mantenerlas sólo pueden decir: pues no está tan mal. En el otro escenario del debate, los partidarios de cambiar pueden argumentar innumerables ventajas reales, supuestas o inventadas. Los reacios al cambio pueden argumentar inconvenientes tan reales, supuestos o inventados como los esgrimidos por sus adversarios. Los partidarios del cambio pueden vender ilusión, los contrarios al cambio sólo pueden anunciar desgracias.
Cualquier enteradillo en márquetin dirá que, en cualquier discusión de este tipo, los partidarios de cambiar parten con una ventaja dialéctica.