lunes, 16 de noviembre de 2015

Por qué ponemos la bandera de Francia en nuestro perfil (y no la de Líbano)

A raíz de los atentados de París, Facebook corrió a ofrecer a sus usuarios la posibilidad de poner un filtro con los colores de la bandera de Francia en su foto de perfil. Muchos usuarios lo usaron para expresar su dolor, su solidaridad, su miedo...  También fueron muy rápidas las respuestas de los que recordaban que, sólo una semana antes, se habían perpetrado en Beirut atentados tan salvajes como los de París. Y nadie puso un filtro con la bandera del Líbano en su perfil.
¿Hay muertos de primera y de segunda categoría? Lamentablemente, para algunos, sí. Pero estoy seguro de que para muchos de los que expresaron su solidaridad con los franceses y se olvidaron de hacerlo con los libaneses, no hay muertos mejores. Sí que hay muertos más cercanos. Lo primero que sentí al oír la noticia fue miedo. El miedo es el sentimiento más puro, el menos racionalizable. Y el miedo es más intenso cuanto más cerca lo percibimos. Creo que esta foto de Peter De Jong expresa perfectamente lo que quiero explicar.

Mi subconsciente me dice inmediatamente que ese padre que está intentando proteger a sus hijos podría ser yo. A mi subconsciente le cuesta más reaccionar cuando el padre asustado no va vestido como vestiría yo y la calle en la que transcurren los hechos no se parece a las que transito cada día. No me acuses de insolidario por ello.

sábado, 14 de noviembre de 2015

La barbarie ataca a Europa, otra vez.

A veces, escribo aquí para explicar a los demás por qué pienso como pienso. Otras lo hago para explicármelo a mí, para ordenar mis ideas, Hoy soy incapaz de explicar nada. Otros lo tienen muy claro. Hace algunas semanas, el gobierno francés decidió bombardear las posiciones de Daesh. Ahora Francia lo está pagando.
Muchos, desde ese punto de vista tan occidental que consiste en culpar de todo a occidente, están equiparando ambas acciones. Occidente no debería inmiscuirse en los asuntos de Oriente Medio, vienen a decir. ¿Seguro? ¿No tenemos que hacer nada para que Malala y millones de niñas como Malala puedan estudiar? Y si pensamos que sí que tenemos que hacer algo, ¿qué hacemos? ¿manifestaciones delante de nuestros ayuntamientos? ¿enviar libros de urbanidad? ¿bombardearlos y matar culpables e inocentes?
Otros muchos, también con una visión típicamente occidental de considerar bárbaro todo lo ajeno a occidente (aunque etimológicamente tienen razón), tienen claro que la solución es impermeabilizar las fronteras, las políticas y las mentales. Que no vengan de fuera. Si vienen, que dejen atrás sus costumbres. Olvidan, o esconden, que hace cuarenta años ya había muchos musulmanes en París. Y entonces era inimaginable un atentado como el de ayer. Aquella generación  de musulmanes se había educado en Argelia. Todavía no se ha hecho pública la identidad de los terroristas musulmanes abatidos ayer, pero apostaría a que la mitad o más son franceses, nacidos y educados en Francia.
A mí no se me ocurre ninguna solución. Matar es muy fácil, si tienes armas. Convencer a alguien para que quiera matar también se está revelando como algo extremadamente fácil. Habrá que hacer algo para que sea más difícil conseguir armas y convencer a alguien de que las utilice. Todos sospechamos quién paga las armas y a los líderes religiosos que promueven el fanatismo. Quizás podríamos empezar por ahí.

sábado, 7 de noviembre de 2015

El tren de la tecnología.

Ayer le regalaron a mi hija unas muestras de un nuevo producto nutricional con alto contenido proteico. El producto estaba etiquetado como "virutas de ternera marinadas con especias mediterráneas". Mientras, en León sólo saben hacer cecina y cortarla fina.

viernes, 23 de octubre de 2015

Saber dar malas noticias.

Cariño, ¿sabes que cuando te digo que un postre es demasiado para mí, siempre acabo compartiéndolo? Pues tu siempre dices que soy demasiado para ti.

sábado, 17 de octubre de 2015

Vivo en un país extraño.

Vivo en un país en el que un líder político dice que no hay que obedecer las leyes vigentes sino las que él votará y mucha gente lo celebra. Cuando lo normal sería acojonarse.
http://www.ccma.cat/tv3/alacarta/-cat/-cat-amb-oriol-junqueras-i-iannis-varufakis/video/5557624/

lunes, 28 de septiembre de 2015

Esas reglas absurdas.

Hace unos años, uno de los artículos del reglamento que regía las votaciones decía que el voto lo tenía que introducir en la urna el presidente de la mesa. Una regla absurda que privaba a los ciudadanos del gran placer democrático de votar y hacerlo directamente, físicamente, con sus propias manos. Que la regla era absurda, se empezó a demostrar cuando los periodistas gráficos asediaban los colegios electorales en los que votaban los líderes más importantes. Vas a comparar el valor testimonial de una foto en la que se ve al Secretario General del Partido Mengano metiendo el voto en la urna al de una foto en la que se ve al mismo líder mirando con cara de circunstancias como un desconocido introduce en la urna el mismo voto. Las personalidades dejaron de votar indirectamente. Y detrás de las personalidades, lo hizo el pueblo llano. Ante la imposibilidad de castigar a los presidentes de mesa por permitir algo que todo el mundo quería hacer, se optó por por suprimir la ley absurda. Ahora todo el mundo puede depositar su papeleta en la urna, hasta puede delegar para que lo haga su hijo.
Ayer, en Manresa, un individuo metió cinco sobres juntos en una urna. Y se lió buena. ¿Qué dice el reglamento que se debe hacer en estos casos?  Al final el estropicio fue pequeño, se identificaron los cinco sobres que había introducido el individuo y se retiraron. Una hora estuvieron los votantes sin poder ejercer como tales por una incidencia que se podría haber evitado si los sobres hubiesen pasado por la mano del presidente.
P.D. ¿A nadie le inquieta que se puedan identificar los sobres que introduce cada persona?

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Combate nulo.

Como preveían las últimas encuestas publicadas, el bloque independentista ha obtenido la mayoría absoluta, pero no ha alcanzado el 50% de los votos. Como gritaron por tierra, mar, aire e internet, votar a una lista que no fuera Junts pel Sí o CUP era votar no. Así que, por favor, no hagan trampas. Si declaran la independencia, será ilegal (ninguna ley capacita al Parlament a hacerlo) e ilícito (porque lo harán contra la mayoría de los catalanes). No ha llegado la hora de proclamar la independencia, aún no.
Aunque muchos lo hayan olvidado, estas elecciones también eran autonómicas. Y según la distribución de escaños, la lista que lo tiene más fácil para gobernar es Junts pel Sí. Así que póngase manos a la obra, escuchen lo que ha dicho el pueblo catalán y pónganse a gobernar. Si lo hacen bien, es posible que en las próximas elecciones autonómicas (que deseo que sean dentro de cuatro años) hayan convencido a más gente para su causa y consigan el objetivo que ahora no han alcanzado.