martes, 30 de agosto de 2011

Las naciones (II).

Las naciones, como los idiomas, son unas construcciones colectivas y artificiales. Sin embargo, nos son imbuidas  desde la infancia de tal manera que llegan a parecernos unas construcciones naturales. Como el gallego del chiste, nos sorprendemos de que los franceses llamen fromage a algo que se ve claramente que es queso. Del mismo modo,  hay españoles que se sienten sinceramente sorprendidos de que existan catalanes o vascos que no quieren ser españole, o catalanes que creen  que si no deseas la independencia de Cataluña eres un ignorante o un traidor. Puedes escuchar a Mariano Rajoy decir que en un país normal sólo se puede hablar un idioma en sus parlamentos, como si Canadá o Suiza no fuesen países normales. O puedes escuchar a independentistas catalanes o vascos reclamar el derecho a la autodeterminación para Euskalherria o Els Països Catalans mientras se lo niegan a Navarra o Valencia.
Las naciones, como los idiomas, son hoy las que son. Se parecen, a veces más y a veces menos, a lo que fueron., y a lo que serán. Seria deseable que esta evolución fuese mucho más pacífica de lo que ha sido hasta ahora.

viernes, 26 de agosto de 2011

La noche de los tiempos.

Esta novela tenía todos los ingredientes para gustarme.
El telón de fondo: el inicio de la guerra civil española. La última vez que España fue pionera respecto a Europa. aunque para mal.
El protagonista, un personaje con el que sentirme identificado. Ignacio Abel, hijo de trabajadores modestos, que se queda huérfano en su adolescencia y que, aún así, consigue acabar una carrera universitaria. Un hombre que rechaza la violencia, aunque no acaba de quedar claro cuanto pacifismo y cuanta cobardía construyen ese rechazo. Un hombre que cree que una sociedad perfecta debería ofrecer a todos las mismas oportunidades, pero que debería reconocer adecuadamente los méritos de cada uno.
Creo que Antonio Muñoz Molina consigue recrear muy eficazmente el ambiente previo a la Guerra Civil, todos los indicios apuntan al desastre y nadie los sabe ver. Bueno, algún personaje con pinta de chalado sí que lo ve. Consigue, además, una novela de las que te hace pensar.
Te hace pensar en la facilidad del ser humano para aceptar como normal lo que pasa. Recuerdo ahora cómo a finales de los setenta y principios de los ochenta los asesinatos de ETA nos parecían "normales".
Te hace pensar en lo que hubiese pasado si la guerra la hubiesen ganado los antifascistas.¿Cómo hubiese tenido que pagar la República Española el apoyo soviético?
Te hace pensar en el prestigio de la figura de Rafael Alberti, un magnífico capitán araña según la novela y según algunas opiniones de Miguel Hernández.
Te hace pensar en la intransigencia de la izquierda, siempre dispuesta a una escisión por el motivo más nimio mientras la derecha sabe que es mejor administrar un porcentaje pequeño de la victoria que un porcentaje grande de la derrota.
Te hace pensar en lo difícil que resulta para el hombre mirar un poco más allá de su peripecia personal.
A libro le sobran algunas páginas, pero recomiendo leerlo.

P.D. Elsa, para evitar malentendidos, lo de que el protagonista es un cuarentón que ve cómo su mujer se hace mayor y él se lía con un jovencita, no me recuerda a mí.

jueves, 25 de agosto de 2011

Las naciones.

Este verano he pasado unos días en Bretaña. Un día, al llegar al hotel por la tarde después de haber ejercido de turista, saludé a la dueña del hotel en francés y le pregunté cómo se decía en bretón "buenas tardes". No lo sabía. A mí, que no soy muy políglota pero que sé decir buenas tardes, bona tarda, boas tardes e incluso arratzaldeon, en principio me sorprendió,  es lo que pasa por mirar con ojos de aquí lo que pasa en otras partes. Francia es un estado profundamente centralista, sin embargo su prestigio democrático no se resiente por ello. Sus únicos nacionalismos periféricos que tienen cierto auge son los subvencionados por "potencias exteriores": Catalunya y Euskalherria. ¿Por qué en centralismo francés ha tenido mayor aceptación que el centralismo español?. ¿Qué han hecho bien los catalanistas y vasquistas del sur de los Pirineos? ¿Qué han hecho mal los españolistas?
Hace algunos meses, Anouska y yo empezamos un debate en este sentido, pero no lo continuamos.
P.D. Ésta fue la entrada: http://hoymehapasadoporlacabeza.blogspot.com/2010/07/no-quiero-quedarme-sin-opinar-sobre-la.html

viernes, 19 de agosto de 2011

Vete a tu casa.

Hace unos días circulaba (es un decir, estaba parado en un  atasco importante)  por una carretera bretona y el conductor de un coche que circulaba (también es un decir) en dirección contraria me gritó "va t'en chez vous".  Mis hijos me preguntaron qué había dicho. "Que nos vayamos a nuestra casa", contesté.
- ¿Qué hemos hecho?
- ¿Qué le pasa a ese tío?
- Por qué dice eso el cabrón.
Aparte de la recriminación por el taco, sólo se me ocurrió decirles que acababan de recibir una lección perfecta sobre el significado de la palabra xenofobia.

jueves, 4 de agosto de 2011

Benito Cereno

Tenía la idea de que Herman Melville era un escritor de aventuras, como Salgari, como Stevenson, como Verne, como Dumas. Benito Cereno también tiene el envoltorio de una novela de aventuras: navegación, penalidades, luchas; pero las aventuras resultan algo secundario.Resulta más bien una novela de intriga. Meville hubiese podido rodar "La ventana indiscreta" si hubiese nacido 80 años después.
La novela, hoy, sería difícilmente recomendable para adolescentes por su violento racismo. Probablemente, las mentes puritanas que has podado Tom Sawyer, arrojarían el libro a la hoguera. Sin embargo, para los adultos que sabemos que el protagonista puede no ser el bueno, resulta una novela absorbente. Animo a leerla.

sábado, 30 de julio de 2011

Juguetes de la niñez.

Una serie de cuentos oníricos en los que Quevedo describe encuentros con diablos, muertos y demás. El objetivo es criticar todo lo que de criticable tiene el mundo. El resultado, un libro racista, xenófobo, homófobo y misógino. Aunque también es un libro sastrófobo, medicófobo, abogadófobo, policífobo y muchos otros fobos más. Para esta segunda tanda de adjetivos, me he tenido que inventar las palabras. Vamos, que no deja títere con cabeza, sólo dos colectivos se salvan de la quema: el clero, creo que por miedo; y la milicia, creo que con sincera admiración.
Actualizado, resultaría un libro peligrosamente populista, si no fuese porque, al cabo, todos nos sentiríamos atacados en un párrafo u otro.
Lo peor del libro es que lo he leído en una edición infame. Forma parte una colección de clásicos que regalaba el fabricante al comprar el eBook. Esto me lleva a reflexionar sobre la gratuidad de la cultura, pero lo haré en la próxima entrada.

sábado, 16 de julio de 2011

No quisiera estar en sus zapatos.

En el libro, publicado en una colección de "novela negra" de El País, venían dos novelas cortas (o relatos largos): "No quisiera estar en sus zapatos" y "Fue anoche". El planteamiento es original (no diré novedoso, porque se publicó hace mucho tiempo). Aparecen detectives, pero no son los protagonistas.
En "No quisiera estar en sus zapatos", un individuo en apuros económicos es acusado de asesinato y robo. Todas las pruebas apuntan hacia él. Sólo el lector, el acusado y su mujer saben que es inocente.La condena a muerte hace que el esfuerzo por demostrar su inocencia sea una macabra carrera contra el reloj. Al acabar, el lector no sabe si el final es justo.
En "Fue anoche", desaparece un hombre acaudalado. El dueño del hotel en el que se alojaba consigue una importante suma de dinero. La mujer del dueño del hotel sospecha enseguida que su marido ha hecho algo malo. ¿Cómo de malo?.
Las tramas tos  muy buenas y sorprendentes, pero algo hace que no acaben de enganchar, Se dejan leer, y poco más.