miércoles, 7 de septiembre de 2011

El follón de los que no saben

Ante el requerimiento del TSJC a la Generalitat para que el castellano sea lengua vehicular y las reacciones que ha suscitado, sólo me queda suponer que los actores de este enredo no saben.
  1. Los jueces que no saben de matemáticas. Según la sentencia, se deben dar clases en castellano pero es competencia de la Generalitat determinar el porcentaje de horas lectivas que se deben impartir en dicho idioma. Señores jueces, cero es un número y 0% es un porcentaje.
  2. Los políticos que no saben qué deben hacer los jueces. La Generalitat quiere presentar en su recurso un informe en el que demuestran que los alumnos catalanes dominan el castellano tan bien (o tan mal) como los alumnos del resto de España. Los jueces no deben evaluar el resultado del incumplimiento o cumplimiento de la ley. Deben evaluar si se cumple la ley. Si una ley funciona mal, la debe corregir el poder legislativo; el juez debe aplicarla aunque no funcione (y que Montesquieu me desmienta).
  3. Los políticos que no saben torear. Cuando la ley te obliga a hacer algo, es bueno tener algo de imaginación en lugar de montar el pollo. Francisco Camps, ahora que está menos ocupado, puede impartir cursillos de cómo pasarse entre los muslos una asignatura obligatoria que no le gusta utilizando el recurso de la lengua vehicular.
  4. Los ciudadanos que magnifican la influencia de la escuela, no saben qué efecto tiene. Si obligan a tu hijo a estudiar una asignatura en castellano, su castellanización será mucho menor que la producida por la televisión. ¿O vas a ejercer de talibán y prohibirle que vea Bob Esponja hasta que la emitan por TV3?
Claro que también puede ser que quien no sepa sea yo. Que yo no sepa que los jueces pueden retorcer la leyes hasta que acaben diciendo lo que ellos creen justo. Que yo no sepa que los políticos presentan recursos para que los lean los votantes y no los jueces. Que yo no sepa que a los políticos les conviene más, a veces, un  áspero conflicto que una buena solución. Que yo no sepa que existen padres que se creen capaces de aislar a sus hijos de toda influencia perniciosa.

P.D.  Creo que mis hijos dominan razonablemente el castellano, se les queda alguna ele enganchada al paladar, pero nada más.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Se puede reducir el endeudamiento público con políticas de izquierda

A la reciente reforma constitucional la han desprestigiado las formas.
- Oye Mariano, que me ha dicho Ángela que no nos pagarán más si no nos comprometemos a no endeudarnos más. ¿Lo ponemos en la Constitución?
- Ya te lo decía yo. Vamos a hacerlo rápido.
- ¿Qué dirán los demás?
- ¿A quién le importa? La aritmética nos lo permite.
Los nacionalistas se oponen por haber sido ninguneados, y porque cualquier restricción impuesta desde el Estado es una limitación del poder autonómico. Sin embargo creo que Artur Mas firmaría mañana mismo una modificación similar en el Estatuto de Autonomía.
Izquierda Unida se opone porque sabe qué interpretación va a hacer el PP de esta modificación y sospecha que el PSOE hará la misma: como la Sacrosanta Constitución nos impide endeudarnos más, tenemos que recortar los gastos.
Yo creo que la medida es positiva, aunque no me atrevo a decir si su ubicación correcta es la Constitución. Creo que es positiva porque el endeudamiento excesivo obliga a nuestros hijos a pagar nuestro bienestar de hoy. Lo único que debemos hacer desde la izquierda es interpretarla correctamente: para que no se incremente la deuda no hay que reducir los gastos, hay que incrementar los ingresos. Es decir, se deben incrementar los ingresos por impuestos. Se podría empezar por reducir considerablemente el fraude fiscal.

martes, 30 de agosto de 2011

Las naciones (II).

Las naciones, como los idiomas, son unas construcciones colectivas y artificiales. Sin embargo, nos son imbuidas  desde la infancia de tal manera que llegan a parecernos unas construcciones naturales. Como el gallego del chiste, nos sorprendemos de que los franceses llamen fromage a algo que se ve claramente que es queso. Del mismo modo,  hay españoles que se sienten sinceramente sorprendidos de que existan catalanes o vascos que no quieren ser españole, o catalanes que creen  que si no deseas la independencia de Cataluña eres un ignorante o un traidor. Puedes escuchar a Mariano Rajoy decir que en un país normal sólo se puede hablar un idioma en sus parlamentos, como si Canadá o Suiza no fuesen países normales. O puedes escuchar a independentistas catalanes o vascos reclamar el derecho a la autodeterminación para Euskalherria o Els Països Catalans mientras se lo niegan a Navarra o Valencia.
Las naciones, como los idiomas, son hoy las que son. Se parecen, a veces más y a veces menos, a lo que fueron., y a lo que serán. Seria deseable que esta evolución fuese mucho más pacífica de lo que ha sido hasta ahora.

viernes, 26 de agosto de 2011

La noche de los tiempos.

Esta novela tenía todos los ingredientes para gustarme.
El telón de fondo: el inicio de la guerra civil española. La última vez que España fue pionera respecto a Europa. aunque para mal.
El protagonista, un personaje con el que sentirme identificado. Ignacio Abel, hijo de trabajadores modestos, que se queda huérfano en su adolescencia y que, aún así, consigue acabar una carrera universitaria. Un hombre que rechaza la violencia, aunque no acaba de quedar claro cuanto pacifismo y cuanta cobardía construyen ese rechazo. Un hombre que cree que una sociedad perfecta debería ofrecer a todos las mismas oportunidades, pero que debería reconocer adecuadamente los méritos de cada uno.
Creo que Antonio Muñoz Molina consigue recrear muy eficazmente el ambiente previo a la Guerra Civil, todos los indicios apuntan al desastre y nadie los sabe ver. Bueno, algún personaje con pinta de chalado sí que lo ve. Consigue, además, una novela de las que te hace pensar.
Te hace pensar en la facilidad del ser humano para aceptar como normal lo que pasa. Recuerdo ahora cómo a finales de los setenta y principios de los ochenta los asesinatos de ETA nos parecían "normales".
Te hace pensar en lo que hubiese pasado si la guerra la hubiesen ganado los antifascistas.¿Cómo hubiese tenido que pagar la República Española el apoyo soviético?
Te hace pensar en el prestigio de la figura de Rafael Alberti, un magnífico capitán araña según la novela y según algunas opiniones de Miguel Hernández.
Te hace pensar en la intransigencia de la izquierda, siempre dispuesta a una escisión por el motivo más nimio mientras la derecha sabe que es mejor administrar un porcentaje pequeño de la victoria que un porcentaje grande de la derrota.
Te hace pensar en lo difícil que resulta para el hombre mirar un poco más allá de su peripecia personal.
A libro le sobran algunas páginas, pero recomiendo leerlo.

P.D. Elsa, para evitar malentendidos, lo de que el protagonista es un cuarentón que ve cómo su mujer se hace mayor y él se lía con un jovencita, no me recuerda a mí.

jueves, 25 de agosto de 2011

Las naciones.

Este verano he pasado unos días en Bretaña. Un día, al llegar al hotel por la tarde después de haber ejercido de turista, saludé a la dueña del hotel en francés y le pregunté cómo se decía en bretón "buenas tardes". No lo sabía. A mí, que no soy muy políglota pero que sé decir buenas tardes, bona tarda, boas tardes e incluso arratzaldeon, en principio me sorprendió,  es lo que pasa por mirar con ojos de aquí lo que pasa en otras partes. Francia es un estado profundamente centralista, sin embargo su prestigio democrático no se resiente por ello. Sus únicos nacionalismos periféricos que tienen cierto auge son los subvencionados por "potencias exteriores": Catalunya y Euskalherria. ¿Por qué en centralismo francés ha tenido mayor aceptación que el centralismo español?. ¿Qué han hecho bien los catalanistas y vasquistas del sur de los Pirineos? ¿Qué han hecho mal los españolistas?
Hace algunos meses, Anouska y yo empezamos un debate en este sentido, pero no lo continuamos.
P.D. Ésta fue la entrada: http://hoymehapasadoporlacabeza.blogspot.com/2010/07/no-quiero-quedarme-sin-opinar-sobre-la.html

viernes, 19 de agosto de 2011

Vete a tu casa.

Hace unos días circulaba (es un decir, estaba parado en un  atasco importante)  por una carretera bretona y el conductor de un coche que circulaba (también es un decir) en dirección contraria me gritó "va t'en chez vous".  Mis hijos me preguntaron qué había dicho. "Que nos vayamos a nuestra casa", contesté.
- ¿Qué hemos hecho?
- ¿Qué le pasa a ese tío?
- Por qué dice eso el cabrón.
Aparte de la recriminación por el taco, sólo se me ocurrió decirles que acababan de recibir una lección perfecta sobre el significado de la palabra xenofobia.

jueves, 4 de agosto de 2011

Benito Cereno

Tenía la idea de que Herman Melville era un escritor de aventuras, como Salgari, como Stevenson, como Verne, como Dumas. Benito Cereno también tiene el envoltorio de una novela de aventuras: navegación, penalidades, luchas; pero las aventuras resultan algo secundario.Resulta más bien una novela de intriga. Meville hubiese podido rodar "La ventana indiscreta" si hubiese nacido 80 años después.
La novela, hoy, sería difícilmente recomendable para adolescentes por su violento racismo. Probablemente, las mentes puritanas que has podado Tom Sawyer, arrojarían el libro a la hoguera. Sin embargo, para los adultos que sabemos que el protagonista puede no ser el bueno, resulta una novela absorbente. Animo a leerla.