jueves, 30 de enero de 2014

Respuestas contundentes, pero muy incompletas.

La FAES ha publicado un argumentario titulado "20 preguntas con respuesta sobre la secesión de Cataluña  en el que, supuestamente, se demuestra la falsedad de los argumentos independentistas. Un amigo mío se quejaba en Facebook de los argumentos en contra de la independencia se basan en lo dañina que sería para Cataluña, pero que no dicen nada de lo mala que sería para el resto de España.
Mi primera reacción fue pensar (y escribir) que no hace falta convencer a la opinión pública de Zamora, pongamos por caso, de que debe estar en contra de la independencia de Cataluña, porque ya lo está. Pasadas las horas, me he dado cuenta de que sí es necesario explicar a la opinión pública del resto de España todo lo que perderán si Cataluña se independiza. No hacerlo, es un error más de la línea pedagógica del PP. Esa línea que, por ejemplo, insistió en que aplicar la "doctrina Parot" a los delitos cometidos antes de la reforma penal era un acto de justicia y no una aberración legal. Cuando llegó la sentencia de La Haya, el gobierno del PP no tuvo más remedio que liberar a los presos retenidos ilegalmente y afrontar el calificativo de traidor desde sus mismas bases. Es la línea pedagógica que confundió, voluntariamente, el respeto y la protección de las víctimas del terrorismo con dejar a algunas de sus asociaciones guiar la política terrorista. La víctima de un delito fácilmente sustituirá la justicia con la venganza. Ahora, los dos errores cortoplacistas se le han vuelto en contra.
No explicar a los ciudadanos de Badajoz que los efectos en forma de pérdida de mercado que supondría una Cataluña independiente y empobrecida es mal negocio. No explicar a los ciudadanos de Almería lo que supondría que sus productos hortofrutícolas tuvieran que atravesar las fronteras de una Cataluña independiente sería un mal negocio. No explicar a los ciudadanos de Madrid que esa financiación que Ignacio González considera insuficiente sería aún menor si Cataluña se independizase, es un mal negocio. No explicar que los mercados internacionales huyen de la inestabilidad y que consideran tan inestable un país que se independiza como un país que pierde una parte especialmente productiva de su territorio, es un mal negocio. En el siglo XXI, por suerte, el patriotismo ya no es una fuerza que arrastra a las masas. Los líderes independentistas catalanes lo saben y han recurrido a algo más sensible para la gente, su cartera. No han dudado en manipular la realidad para llegar a la conclusión de que "Espanya ens roba", y eso sí que ha movido a las masas. Con las llamadas a la sacrosanta unidad de la patria y la inmancillable Constitución, no vamos a ningún lado. Cuando la opinión pública del resto de España se dé cuenta de lo que perdería con la independencia de Cataluña, entenderá que hay que hacer algo para que la mayoría de los catalanes queramos seguir en España. Empezar ya a hacer esa pedagogía es un buen negocio. El PP se ahorrará que califiquen de claudicaciones lo que sólo serán acuerdos legales y democráticos.

martes, 28 de enero de 2014

¿De quién son los votos?

A raíz del voto disidente de tres diputados autonómicos del PSC, se han vertido ríos de tinta sobre la situación del partido. Sin embargo, no he sido capaz de encontrar respuesta a una pregunta que, para mí, es fundamental: ¿es ético saltarse la disciplina de partido?
Todo lo que he leído estaba condicionado por el voto en sí. A los partidarios de la independencia de Cataluña les parecía una muestra magnífica de libertad la indisciplina de los tres diputados díscolos y a los partidarios de la unidad de España  tal muestra de libertad les parecía una traición. En resumen, unas opiniones poco meditadas y muy mediatizadas.
Siendo la libertad un bien tan preciado en una democracia, parecería que los diputados deben tener derecho a decidir el sentido de su voto en todo momento. Este argumento sería especialmente válido en un sistema electoral de circunscripciones unipersonales. En este caso, votas a una persona que tiene, entre otros defectos y virtudes, la adscripción a un partido. Pero votas a la persona. En el sistema electoral español, no votas a una persona, votas a una lista decidida por un partido y, en el caso de que te lo creas, a un programa electoral. Cuando el cuarto diputado de la lista vota en contra de lo que dice su partido, está votando en contra de los que sus electores han votado. Podríamos afirmar que está traicionando a sus electores.
Bueno, parece que he llegado a la conclusión de que se debe respetar la disciplina de partido y que, en casos como el de los diputados del PSC, es correcto sancionarlos. Sin embargo, no todo es tan sencillo. ¿Qué pasa cuando un partido se desvía de su programa electoral o cuando debe afrontar decisiones que no se contemplaban en el programa? En el caso reciente del PSC, si los tres diputados díscolos creen en conciencia que quienes están traicionando el programa electoral son los otros diecisiete, ¿no sería ético que votasen según su conciencia? Si dentro de un grupo con cierto grado de homogeneidad como un grupo parlamentario se produce esta disensión, ¿no sería lógico pensar que entre los votantes de la lista se produciría la misma disensión y hasta con proporciones semejantes? Si los diputados electos han de seguir a rajatabla las decisiones del partido, ¿no sería más eficiente tener un parlamento con  un diputado por partido y que las votaciones se hiciesen de manera ponderada?
Vaya, que no me aclaro. Si alguien me puede ayudar, se lo agradeceré.

martes, 21 de enero de 2014

Es necesario saber de números, pero también de gramática.

El pasado 20 de enero, Josep Borrell y Joan Lloranch explicaban en este artículo que, digan lo que digan los independentistas, una eventual Cataluña independiente no dispondría de 16.000 millones de euros adicionales cada año.
El mismo día, Xavier Sala i Martín respondía en este artículo que había encontrado los 16.000 millones e ironiza sobre los conocimientos matemáticos del exministro y el empresario y los acusa de razonar con mala fe.
El ejemplo que pone el economista de las llamativas chaquetas, si yo regalo a alguien algo pagándolo con mi tarjeta VISA, tarde o temprano deberé pagarlo no es del todo fiel a la realidad. Voy a poner un ejemplo que se parece más a la realidad. Si el señor Sala i Martín y yo dispusiéramos de una tarjeta de crédito cuya cuenta de cargo fuese una cuenta de los dos y yo me gastase todo el crédito de la misma en un coche (me pongo yo como el malo porque para los independentistas es el único supuesto viable), la deuda sería de los dos. Si a partir de ese momento, el señor Sala i Martín decidiese, enojado, no compartir más cuentas conmigo, Dispondría, efectivamente, de más dinero, puesto que no aportaría a la cuenta que yo dilapido, pero no se desprendería de la deuda. No dispondría de los 15.618 millones de euros adicionales.
El error de Sala i Martín es un error gramatical. Él pretende responder a la pregunta "¿Qué hubiese pasado si...?", mientras que Borrell y Lloranch estaban respondiendo a la pregunta "¿Qué pasaría si...?".
La diferencia es tan obvia que parece extraño que todo un escritor y divulgador no la entienda. Claro que a lo mejor no la entiende porque tiene un poco de mala fe.

lunes, 13 de enero de 2014

Poniendo el énfasis en los agravios.

Estaba preparando la cena y escuchando la Cadena SER. Entre los titulares del informativo, oigo que el gobierno ha vetado la presencia de la Cadena SER en la rueda de prensa que tendrá lugar después de la entrevista entre Obama y Rajoy.
Realmente, el gobierno teme a los periodistas de la Cadena Ser. Aquí tenéis la noticia.
Como podéis leer, también han vetado al diario El Mundo. Vaya, resulta que El Mundo, que parecía de la cuerda del Gobierno, también le resulta incómodo. Aquí podéis leer que el gobierno ha discriminado a El Mundo y también al diario del mismo grupo, Expansión.
Gracias a algunos enlaces publicados en Facebook, me entero de que El Singular Digital. denuncia el veto de Rajoy a la televisión y las radios catalanas. La catalanofobia de Rajoy es palmaria.
Con un poco más de calma, leo la lista de medios autorizados a asistir a la rueda de prensa: Abc, La Vanguardia, El País, Onda Cero, RNE, Cuatro, TVE, EFE, Antenta 3 y la COPE. Está muy feo eso de restringir el acceso de medios a una rueda de prensa, pero de PRISA irá El País aunque no vaya la Cadena Ser. Irá La Vanguardia, aunque no vaya RAC1. No va ningún diario económico, por lo que no entiendo la queja de que no vaya Expansión. No va ninguna cadena autonómica, por lo que no veo ninguna discriminación a TV3.
En definitiva, lo que ha hecho Rajoy no me gusta, pero esa competición por mostrarse como el más agraviado tampoco es muy edificante ni muestra de una información veraz.

domingo, 5 de enero de 2014

El árbitro que impartió justicia.

Corría el minuto 89. El equipo M veía que la final se le escapaba. Perdían desde el minuto 3 por culpa de un gol afortunado de los rivales. El buen juego de M no había servido de nada contra la férrea defensa y las triquiñuelas del rival. En ese momento, el delantero centro controló un balón en el área, regateó al defensa central, encaró al portero y, cuando parecía que ya había superado  al guardameta, éste se abalanzó sobre el delantero con las piernas por delante a la altura de la rodilla. La entrada fue escalofriante. El delantero, lesionado, tuvo que salir en camilla. El árbitro señaló el penalti y la expulsión de rigor. Tuvo que ocupar la portería un jugador de campo, puesto que el equipo rival ya había realizado las tres sustituciones. Sorprendentemente, el compañero del jugador lesionado, todavía conmocionado por lo sucedido, lanzó el penalti fuera. Al árbitro le pareció que aquello era injusto, la alevosa entrada merecía un castigo mayor. Si aquello acababa así, el portero expulsado acabaría siendo el héroe del partido, su equipo ganaría la final gracias a su antirreglamentaria acción. El árbitro decidió impartir justicia y señaló el círculo central indicando que había sido gol. En la prórroga, el equipo rival, con un jugador menos y sin un portero de verdad, se vino abajo, y M consiguió golear 4 - 1 para llevarse el título.
La doctrina Parot es algo así. Unos individuos comenten unos crímenes execrables y son condenados por ellos. Una vez cumplida la condena, un árbitro decide que la ley está mal hecha y decide prorrogar la estancia en prisión. Sólo si crees que el árbitro del partido actuó correctamente, puedes creer que la doctrina Parot es aplicable.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Iberdrola no nos informa correctamente.

Con todo este follón de de la, de momento, abortada subida de la electricidad, las compañías eléctricas estaban quedando como las malas de la película. Iberdrola ha decidido salir al paso de este descrédito y ha publicado un anuncio a toda página en el que desglosa el coste del recibo de la electricidad. Según la empresa, el recibo medio mensual es de 51€. De los cuales sólo corresponden a la generación y transporte de electricidad 19€. 15'70€ corresponden a impuestos, 9'70€ a subvenciones medioambientales, 1'90€ a subvenciones territoriales, 1'30 a ayudas sociales y 3'40 a otros costes.
Leídos así los datos, parece que pagamos poco por la electricidad y mucho por los complementos. Ése es el objetivo del anuncio. Sin embargo, hay tres medias verdades de la campaña que se deben tener en cuenta para valorar correctamente la ética de la empresa.
Uno. ¿Las eléctricas no ganan dinero? No he visto en ningún lado del anuncio qué parte del recibo de la luz se va a beneficios de le empresa. Y seguro que algo gana, porque reparte dividendos cada año.
Dos. ¿Qué cuesta producir electricidad? Para producir energía, las eléctricas, por ejemplo, queman carbón. Ese carbón y las instalaciones para quemarlo están dentro de los 19€. De paso, y como efecto secundario, contaminan el aire de todos. Para compensar el daño que nos hacen a todos, están esos 9'70€ que califican de subvenciones medioambientales, cuando son un coste más de la producción de energía. No tengo ni idea de qué son las subvenciones territoriales y las ayudas sociales, pero tienen pinta de ser compensaciones por otros daños que, inevitablemente, provoca la generación de electricidad.
Tres. "Otros" es un concepto que puede ser totalmente cierto, pero que es completamente opaco.

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Cómo contaremos las respuestas?

Supongamos que a la presidencia de Colegio de Informáticos se presentan Agapìto, que obtiene el 39% de los votos; Bartolomé, que obtiene el 36% y Cesáreo, que obtiene el 25%. Es escogido como presidente Agapito.
Mientras tanto, en las elecciones a la presidencia de la Asociación de Técnicos Informáticos, se presentan Dorotea, que obtiene el 39% de los votos; Enriqueta, que obtiene el 36% y Feliciana, que obtiene el 25%. Se celebra una segunda vuelta en la que Dorotea obtiene el el 48% de los votos y Enriqueta obtiene el 52%, con lo que Enriqueta es elegida presidente.
¿Cual de las dos entidades es más democrática? Evidentemente, las dos son igualmente democráticas,
siempre y cuando las reglas se conozcan de antemano y no se haya hecho ninguna trampa en las votaciones.
Hace ya dos años, pedía en este blog la celebración de una consulta sobre la independencia de Cataluña. Si
El presidente de la Generalitat de Catalunya anunció ayer la fecha y las preguntas del referéndum sobre la independencia, pero no dijo nada de las preguntas que yo me planteaba hace dos años. La democracia representativa tiene sus ventajas, pero en cuestiones de mucho calado es necesaria la democracia directa y la división de un estado tiene mucho calado. Legalidad y legitimidad no siempre son lo mismo. El gobierno de Rajoy está amparado por la legalidad si hace todo lo posible para impedir la consulta, pero la suya será una reacción ilegítima. Más inteligente, y más democrático, sería empezar a negociar los aspectos básicos de cualquier referéndum: quién puede votar y qué consecuencias tendrán los resultados. Tan democrático es que votemos sólo los catalanes como que lo hagamos todos los españoles. Tan democrático es decidir que un 51% de los votos emitidos con un Sí a la respuesta de si Cataluña debe ser un estado independiente resultará vinculante, como exigir que el 51% lo debe ser sobre el censo electoral.
Y se debe hilar muy fino. Por ejemplo, supongamos que el señor Gumersindo es un jacobino no nacionalista partidario de los estados grandes y monolíticos. A la pregunta "¿Quiere que Catalunya sea un Estado?" tiene que votar que No. Sin embargo, a la pregunta "En caso afirmativo, ¿quiere que este estado sea independiente?" podría votar Sí, puesto que preferiría vivir en un estado monolítico a vivir en un estado fragmentado.