sábado, 27 de octubre de 2018

¿Estamos seguros de lo que queremos?

Este fin de semana se cambia la hora. Nos devuelven la que nos escamotearon el último domingo de marzo. Dicen que será la última vez que lo hagan. Sin pretensiones de que esto sea un estudio demográfico, puedo afirmar que a mi alrededor la gente está contenta. Ese malestar por la hora de sueño que nos quitan en primavera y esa tristeza que nos ataca cuando la tarde se convierte abruptamente en noche en otoño nos convencen, casi con unanimidad, de que el cambio de hora es malo.
No hay unanimidad, pero sí una mayoría amplia, en escoger el horario de verano como el definitivo. Parece que nadie recuerda las largas semanas de invierno en las que a las ocho de la mañana aún es de noche. A mí me apetece muy poco entrar a trabajar cuando todavía falta una hora para que amanezca. Pero sé que es un argumento débil, muy débil, contra la tarde más larga que nos regalaría el horario de verano. ¿Cómo competir con la sensación de libertad de las eternas tardes de junio? Aunque quizás nos sentiremos engañados cuando la larga tarde solo sea una luz cenicienta a las seis en enero.

sábado, 6 de octubre de 2018

Lecciones de fútbol: el criterio de los aficionados.

Si has visto algún partido de fútbol entre A y B, rodeado de aficionados de A y B y tú no eres aficionado ni de A ni de B, te habrás dado cuenta de que los aficionados de A:

  • Son más optimistas respecto al resultado de A que los aficionados del B.
  • Están convencidos de que los jugadores de A son más deportivos que los jugadores de B.
  • Creen que el árbitro se equivoca más a favor del equipo B.
Y viceversa, claro.
Si eso pasa con el fútbol, no te debería sorprender que pase en otros ámbitos, por ejemplo la política.
Por lo tanto, es normal que los independentistas crean que la independencia es inevitable, mientras los unionistas creen que es imposible. Es normal que uno y otro bando acusen al rival de jugar sucio. Y es normal que todos vean una mano negra detrás de una decisión judicial que contraría su posición.
Lo que ya no me parece normal es el linchamiento que sufre cualquiera que se aparta un pelo de la línea argumental: "conseguiremos nuestro objetivo", "todo lo que hacemos está bien hecho", "las sentencias que nos contrarían son injustas".

viernes, 7 de septiembre de 2018

Secesionismo leonés.

Uno de los argumentos más recurrentes para las reclamaciones de los territorios es apelar a los "Derechos Históricos".
La historia ha dado tantas vueltas que seguro que te da algún argumento para defender tu tesis.
Por ejemplo, el secesionismo leonés.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Globalización

- Papá, ¿qué te traemos de Nueva York?.
- Algo muy americano.
- ¿Un dolar?
- No se me ocurre nada más americano que un dolar.



- CHÚPATE ÉSA, TRUMP.

viernes, 27 de julio de 2018

Cómo hemos cambiado.

No he podido evitar recordar la canción de Presuntos Implicados cuando he leído la noticia de que han encontrado en una abadía italiana 500 cartas de amor entre un cardenal y diferentes damas española. Las cartas tienen 500 años. Lee la noticia, porque es deliciosa.
Que un italiano venga a estudiar a España y arrase entre el mujerío local, nos recuerda que el Erasmos no es ninguna novedad.
Que alguien con poder haya tenido unas cuantas relaciones ilícitas también nos parece de rabiosa actualidad.
Lo único que nos parece un poco anticuado es el hiperbólico y barroco lenguaje. Pero, si tú supieras que tu whatsapp tardaría varias semanas en llegar a su destino, ¿no te tomarías más tiempo en redactarlo y enriquecerlo?

lunes, 23 de julio de 2018

Los periodistas son de letras V.

¡Madre mía! ¡Qué casualidad!
Leo en Regió7 que el próximo viernes podremos ver un eclipse lunar.
Será el más largo del siglo. Y no solo eso: según el redactor, coincidirá con una luna llena. Bueno, tampoco es para tirar cohetes, todos los eclipses lunares tienen lugar en luna llena.

miércoles, 11 de julio de 2018

Cuando el idioma chirría.

Hace unos meses se lió una buena polémica cuando Arturo Pérez Reverte anunció que la RAE admitiría el imperativo "iros".
Y es que en castellano tenemos un problema con el imperativo de segunda persona del plural. Mejor dicho, tenemos un problema con el fonema d al final de palabra. Nos cuesta mucho pronunciarlo. No hemos llegado a un acuerdo de cómo debemos pronunciar Madrid, amad, temed o vivid.
Y el imperativo de segunda persona del plural acaba en d, siempre, o casi siempre, pero no se me ocurre ninguna excepción. Por eso mucha gente opta por el infinitivo. Amar a quien queráis. Temer a los malos gobiernos. Vivir vuestra vida.
Y cuando el verbo es pronominal se complica, porque si aplicamos la regla general,: añade el pronombre al imperativo (cómete las lentejas, siéntese aquí); el imperativo de la primera y tercera conjugación de convertiría en un participio ("tomados" una cerveza, "bajados" a la playa, "pedidos unas gambas". Total que los habitantes del castellano decidimos cargarnos esa molesta "D". Comeos, amaos, repartíos.
Pero nos quedaba el molesto verbo ir. Un verbo tan irregular que no se conjuga ni parecido a sí mismo, id, fue, voy. El imperativo de segunda persona del plural es id, para la forma pronominal deberíamos quitar la D y añadir el pronombre, "íos". Qué mal suena, recupera la D, idos. Qué mal suena. Iros. Qué vulgar queda.
Y la academia tiró la toalla. Iros al carajo y decirlo como queráis.