viernes, 16 de octubre de 2009

Limitación de mandatos e higiene democrática.

Está admitido de forma casi general, que la limitación de mandatos es una norma de higiene democrática. Que alguien se eternice en el poder puede no ser bueno, pero prohibir que alguien se presente demaiadas veces a su reelección también tiene sus efectos nocivos. Todos tomamos decisiones intentando mejrar nuestro futuro. Cuando quien manda sabe que, haga lo que haga, va a dejar de mandar; tiene pocos alicientes para intentar agradar al electorado. Por otra parte, la limitación de mandatos nos priva a los votantes del placer de echar a alguien que lo ha hecho mal. Algunos ejemplos. Laporta no está preocupado por gustar a los barcelonistas, está preocupado por por gustar a los independentistas catalanes de derechas. Aznar aseguró su futuro a la sombra de un poderoso grupo de comunicación conservador, arruinando de paso el futuro a corto plazo de su sucesor en el PP.

1 comentario:

Anouska dijo...

Quizás sería mejor, en vez de limitar por ley el mandato concienciar a la ciudadanía de que el poder siempre corrompe y que, por lo tanto, no es bueno que estén siempre los mismos. Así que, llegado el caso, tendríamos que ser capaces de votar a alguien distinto si nuestro candidato es el que sale siempre elegido. Aunque sigamos pensando que es el mejor, dejará de serlo si no le movemos de la poltrona. De nada sirve votar si elegimos siempre a los mismos.