Cuando era pequeño, a principios de los setenta, durante unos meses hicieron furor las Pulgas Marcianas. Estos juguetitos consistían en una cápsula como las de las medicinas con una pequeña bola de acero dentro. La capacidad de estos artefactos para mantenerse enhiestos en lugar de tumbados o los erráticos movimientos cuando los sostenías en la palma de la mano captaron nuestra atención durante muchas horas.
¿Cuántos niños se comieron una pulga marciana al ver que sus padres hacían lo mismo con una cápsula de medicamento?
¿Cuantos niños cogieron y desmontaron cápsulas de medicamentos intentando construir una pulga marciana?
No sé cómo pudimos sobrevivir.
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2 comentarios:
Así quedamos, Mariano, así quedamos.
¿Más fuertes tras ser capaces de superar las adversidades?
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