miércoles, 16 de mayo de 2012

Incoherencia.

Habían pasado dos meses y X todavía recordaba con rabia la mirada del camionero. Había acudido a protestar a la puerta de una granja en la que sabían que se maltrataba a los cerdos. Mientras estaban allí, salió un camión cargado de animales y el conductor les hizo un gesto obsceno. El camión se perdió en la carretera con rumbo a un matadero. Los matarifes trataron sin piedad alguna a los cerdos que ya habían tenido una vida deplorable. Destazaron a los animales, dedicaron las piezas más comerciales al consumo en fresco, la carne menos vistosa a embutidos y la casquería (ya nadie come casquería) la enviaron a la fábrica Z de comida para animales. Mientras seguía recordando al odiado camionero, X, luchadora por los derechos de los animales y vegana, abrió una bolsa de pienso Z y dio de comer a su perro.

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