domingo, 7 de abril de 2013

Las no lecciones de Portugal

Asisto confuso a la crisis institucional provocada en Portugal por la sentencia del Tribunal Constitucional anulando varios de los recortes que el gobierno ha aplicado aconsejado, convencido o coaccionado por la troika comunitaria.
Llevo 34 años escuchando, y me lo he creído, que la democracia se sustenta en el cumplimiento de las leyes. La democracia portuguesa (y la española y la griega y la italiana...) ya se ha visto seriamente dañada cuando se han dictado leyes por individuos que ningún portugués ha votado. Por ese motivo, me he alegrado por la decisión del Tribunal Constitucional Portugués. Ha venido a decir que los recortes no eran legales, que no eran democráticos. Ha sido una victoria de la democracia.
Pero por otra parte, pienso que el Tribunal Constitucional ha dicho que hay que pagar a los funcionarios, no ha dicho de dónde sacar el dinero para sacarlos. Es más, me temo que el Tribunal Constitucional no sabe  qué hay que hacer si no hay dinero para pagar. En cierto modo, es como si se declarase inconstitucional la ley de la gravedad porque discrimina a las personas obesas.
No encuentro una solución a la vez factible y escrupulosamente democrática a este embrollo. Me temo que nos espera una larga época en la que primará lo factible (o lo que algunos consideran factible) sobre lo legal y democrático.

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