martes, 11 de agosto de 2015

Los prejuicios cambian.

Hace treinta años, nuestra sociedad era permisiva con la violencia de género. Hasta existía un eufemismo para esa lacra: crimen pasional. Si, por aquellos años, hubiesen aparecido muertos por impactos de bala los cuatro miembros de una familia, si la familia tuviese un elevado tren de vida, si no se supiera a ciencia cierta a qué se dedicaban los padres, si el juez hubiese decretado el secreto del sumario, si nada hubiese transcendido de la investigación; probablemente hubiésemos sospechado de que se trataba de un ajuste de cuentas, casi  con toda seguridad, por tráfico de heroína.
Hace una semana, pasò lo que he descrito y todos sospechamos que se trata de un asesinato machista.

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