domingo, 15 de septiembre de 2019

El discreto encanto del nacionalismo

Hace unos días, alguien me dijo que Miquel Iceta había pasado algunos veranos de su infancia en Briviesca. Busqué por internet y encontré este artículo del Diario de Burgos. https://www.diariodeburgos.es/noticia/ZCC9639F3-CB2A-EA84-7941DCAF1A0FDBA3/20160126/veranos/iceta/pescando/culebrilla
Yo no veraneé en Briviesca, sino en Llano de Bureba. Yo no me bañé y pesqué cangrejos en La Culebrilla, sino en El Rosal. Pero está claro que nuestro veranos burebanos se parecían. Es más, yo también asistí al canto del Himno a Briviesca. Estar en la Plaza Mayor rodeado de gente cantando  me puso el vello de punta. Tenemos que admitirlo, el nacionalismo es emocionalmente poderoso.
Para que os hagáis una idea, aquí dejo un video del año pasado que he encontrado en Youtube.

https://youtu.be/JVIa8KFvuF0

Desde fuera, visto desde la razón, nada especial. Desde dentro, visto desde la emoción, la satisfacción de pertenecer a la comunidad. Parten con ventaja. No es de extrañar que periódicamente, cuando las cosas se tuercen un poco, una ola de nacionalismo recorra el mundo.

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