lunes, 20 de abril de 2009

Una versión de la voluntad.

¿Sabes qué dia de la semana será el 20 de abril del 2026? Será lunes, como hoy. Probablemente no lo sabías. Sabes, eso sí, que cada siete días se repite el día de la semana y que no quieras o no puedas hacer el cálculo, no invalida la regla.
Cuando lanzas un dado al aire, las condiciones de velocidad, presión atmosférica, elasticidad del dado y de la superficie sobre la que caerá, etcétera; determinan la cara sobre la que caerá el dado. Siguen existiendo unas reglas, pero como no sabemos cómo aplicarlas hablamos de azar.
Las condiciones de temperatura, concentración de iones, presión osmótica, etcétera en que se encuentra una neurona; determinan la reacción de la célula. Siguen existiendo unas reglas que no sabemos aplicar, pero el azar ya nos parece poco y lo llamamos voluntad.

5 comentarios:

Anouska dijo...

Ante la vieja controversia determinismo versus libertad, conviene recordar la propuesta kantiana: No podemos saber con certeza si somos o no libres, pero nos conviene vivir suponiendo que lo somos.

Mariano Puerta Len dijo...

Tal vez seamos libres. Para ello necesitaríamos tener algo que pudiera gobernar la materia, sería algo parecido a eso que llamamos alma. Tanto una opción como otra, que yo no tenga voluntad o que yo tenga alma, me resultan de difícil asimilación. ¿Hay una tercera vía?

Anouska dijo...

Efectivamente, la defensa de la libertad va unida a la existencia de algo que trascienda la cadena causa-efecto a la que está sometida toda la naturaleza. Lo interesante y original en Kant es que él no defiende que tengamos alma,sino que dice que ésta es un supuesto necesario para poder considerarnos libres. Ésto no quiere decir que debamos tomar su existencia como una realidad que pueda comprobarse científicamente, porque cae fuera del ámbito del conocimiento, pero sí puede sernos útil SUPONER su existencia para no considerarnos a nosotros mismos el mero resultado de una serie azarosa de combinaciones moleculares. Por mucho que hoy en día la ciencia aporte infinidad de datos que apunten en esa dirección, no hay nada concluyente y lo que sabemos positivamente admite más de una interpretación. Y lo que me parece peligroso es lo que pasa hoy tantas veces, que se presenta como científicamente probado lo que no es sino una interpretación -una entre otras posibles- de unos datos que son más y más exactos que en otras épocas ,pero que al final nos dejan con las mismas dudas. Saber no sabemos nada, nada concluyente en este tema, ni hoy ni hace dos siglos. No sabiendo nada con certeza: ¿no es mejor elegir la opción que nos dé más juego? Ésta es la tercera vía: el juego donde acaba el conocimiento.

Mariano Puerta Len dijo...

En "El Siglo de las Luces", Alejo Carpentier hace una inteligente mofa de la infalibilidad de la ciencia. Uno de los protagonistas está aquejado por una enfermedad que no es capaz de curar ningún médico. Aparece un curandero que descubre que los culpables son los espíritus de unas plantas del jardín. Ante las risas de los científicos, arranca la plantas y el paciente se cura. La ciencia de entonces no era capaz de identificar una alergia, que sí que diagnostica un curandero.
Volviendo al hilo inicial, escogeré creer en el alma porque tengo bastante serotonina en el cerebro como para optar por la solución optimista.

Anouska dijo...

Ya... ¿eres optimista porque tienes bastante serotonina en el cerebro , o como tienes familia, amigos, trabajo, haces deporte, lees, piensas, te ríes, te relacionas, besas, te besan.., todo esto te hace ser feliz y optimista y te proporciona una inyección de serotonina que, a su vez, te permite seguir siendo cada vez más así?