lunes, 14 de diciembre de 2009

¿A quién le interesa que yo no vote?

El domingo se celebró en Cataluña un acto de ésos en los que la gente pone un papel en una urna para decir qué quiere. No me atreveré a llamarlo referéndum porque a mí no se me dio la oportunidad de votar, pero tampoco minimizaré su valor político, que va mucho más allá del legal. Vivo en un país en el que unas elecciones municipales sirvieron para pasar de una Monarquía a una República.
Andan algunos elementos de la prensa ninguneando la participación, alegando que la independencia de Cataluña "sólo" interesa a 200.000 personas de las 700.000 invitadas a votar. Curiosamente, son los mismos medios que cuentan a su manera los asistentes a una manifestación para llegar a la cifra de un millón (incluyendo niños y hasta el Papa de Roma) y titular en sus portadas que Zapatero debe escuchar el clamor de la calle. A mí, 200.000 personas votando a favor de la independencia de Cataluña, me parecen muchas; pero me parecen claramente insuficientes para decir que Cataluña quiere la independencia. Me hubiese gustado ir a votar, pero no me han dejado. No sé si en Manresa no había suficientes entusiastas para organizar la consulta o si decidieron no organizarla por temar a un resultado flojo.
Los partidarios de que Cataluña siga siendo parte de España no deberían temer a un referéndum, al contrario, deberían alentarlo. Dos o tres derrotas consecutivas de los independentistas quebequeses acabaron haciendo languidecer dicho movimiento.
Recuerdo una frase de un personaje de "Un jardín en Badalpur", la novela de Kenizé Mourad, decía algo así como que los micronacionalismos son fracasos de la democracia. Hablaba de Pakistán. Pero es perfectamente extrapolable a Cataluña (o el País Vasco). ¿Por qué el movimiento nacionalista es casi testimonial en las partes francesas de Cataluña y el País Vasco? Seguramente porque la democracia no ha fracasado durante tantas veces y de manera tan continuada en Francia como en España.
Los promotores de la consulta se han limitado a preguntar que opinan a los habitantes de bastantes municipios. ¿Dónde está el pecado?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta lo de los 3 fracasos seguidos. A la primera victoria ¿habrían dado más oportunidades?

Mariano Puerta Len dijo...

A la primera victoria de los independentistas, el sano ejercicio de la democracia debería supeditarse a la sagrada integridad nacional del nuevo estado. Quzás, en el bando independentista existirían personas más partidarias de la democracia que de la patria, pero les harían el mismo caso que a mí.