domingo, 1 de julio de 2012

La Isla de los Jacintos Cortados.

Los ingredientes son:

  • Un historiador que mantiene la teoría de que Napoleón no existió.
  • Una alumna del historiador enamorada del mismo.
  • Un compañero del historiador enamorado de la alumna enamorada del historiador que decide ayudar al historiador a demostrar su tesis utilizando técnicas esotéricas. Este tercer personaje es el narrador y protagonista.
En manos de Tom Sharpe o Eduardo Mendoza, de aquí saldría una novela descacharrante. En manos de Gonzalo Torrente Ballester, sale un alambicado ejercicio de estilo. La mezcla de relato intimista, realismo mágico y la abundante ironía tiene algunos momentos deliciosos, pero el resultado global acaba siendo cargante.

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