El mundo de las "Terapias Alternativas" tiene su principal argumento en "a mí me funciona" o "a un amigo le funciona".
Les presentas un estudio científico que ofrece dos datos:
1. De mil personas que tomaron espinacas afganas, 300 mejoraron su resfriado.
2. De mil personas que no tomaron espinacas afganas, 300 mejoraron su resfriado.
En vez de llegar a la conclusión de que las espinacas afganas son irrelevantes para el tratamiento del resfriado, si conocen a alguien que tomó espinacas afganas y mejoró de su resfriado, te dirán que ese tratamiento es bueno.
En la Covid19, la mayoría de infectados han tenido síntomas leves o nulos. Todos esos pacientes que se han curado solos pueden pensar que les ha funcionado la hidroxicloroquina, el dióxido de cloro o la tortilla de patatas sin cebolla. Aunque, de momento, no hay ningún estudio científico que lo demuestre.
Uno de los aspectos que tiene más desconcertados a los científicos es, precisamente, la variabilidad de los síntomas. ¿Por qué algunos infectados lo pasan tan mal y por qué otros ni se enteran? Supongo que esta variabilidad también afectará a las vacunas. Y será tan complicado encontrar el mecanismo que genere anticuerpos, como acertar la dosis que resulta eficaz y segura de manera general. Como el desarrollo de la vacuna se ha convertido en una carrera frenética y la intención es realizar vacunaciones masivas, es probable que algunos vacunados reaccionen mal. Los antivacunas publicitarán a los cuatro vientos estos casos y recordarán los casos de los que se curaron con espinacas afganas. Y mucha gente les creerá.
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