Ayer encontré un whatsapp que le envié al entrenador de mi hija el 7 de marzo. Le decía que habían suspendido la carrera que pensaba correr el 15 y que podía contar conmigo para hacer de delegado.
Me contestó que "perfecto".
¿Éramos las dos únicas personas que afrontábamos con tal ingenuidad el coronavirus?
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