Si alguien armado te dice "éste es mi país y debéis hacer lo que yo os diga" ¿qué opinaréis? Pues depende del tamaño del arma.
Si tiene una navaja, diréis que es un loco.
Si tiene una pistola, diréis que es un terrorista, aunque algunos dirán que es un guerrillero.
Si tiene un ejército, diréis que es un dictador, aunque algunos dirán que es un líder.
P.D. Me hubiese gustado dibujarlo, pero soy muy torpe para eso.
lunes, 27 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Distorsión.
En una sociedad bien organizada, los políticos intentarían convencernos de que su programa es el mejor y los fabricantes se esforzarían en saber lo que queremos o necesitamos para producirlo.
En nuestra sociedad actual, los políticos intentan decir lo que queremos oír y los fabricantes convencernos de que lo que ya han fabricado es lo que necesitamos.
En nuestra sociedad actual, los políticos intentan decir lo que queremos oír y los fabricantes convencernos de que lo que ya han fabricado es lo que necesitamos.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Dos mujeres en Praga
Cuando faltaban 20 páginas para acabar el libro, lo dejé en la mesilla de noche y me puse a dormir. Me parece un síntoma elocuente de cuánto me atraía la novela. Empieza bien, un conjunto de personajes que mienten sin maldad. Mienten para construirse una vida ficticia mejor que la real. Millás juega con los personajes y las palabras con la habilidad de siempre. Pero llega un momento en que la historia me aburre. Acabo con la sensación de que un cuento hubiese funcionado, pero que lo estiró demasiado para convertirlo en novela.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Una huelga general extraña.
Hace unos meses, tantos que ya no recuerdo la fecha exacta, los sindicatos mayoritarios convocaron una huelga general. El motivo, las medidas anunciadas por el gobierno para capear la crisis y que significaban un recorte considerable de los derechos de los trabajadores. Hasta aquí, todo normal.
Sí que resulta extraño que los medios afines a la derecha llevasen tiempo reclamando una huelga general. Reclamación que se convirtió en acusaciones de irresponsabilidad cinco minutos después de realizada la convocatoria, volviendo de esta forma estos medios a la normalidad.
También resulta extraña la fecha escogida para llevar a cabo la huelga. A mí me parecían lógicos dos momentos: inmediatamente después del anuncio de las medidas con los trabajadores sensibilizados, o poco antes de la tramitación parlamentaria para demostrar al poder legislativo el descontento de la población y convencerlo de que debía votar en contra de las medidas. Ni una ni otra. La huelga se desarrollará cuando el cabreo haya bajado bastante y las Cortes habrán decidido.
La sociedad actual se ha ido protegiendo de los errores a base de protocolos. Todas las profesiones que gestionan el riesgo (médicos, controladores aéreos, técnicos de mantenimiento, bomberos...) se han acogido a protocolos que coartan la libertad del profesional pero le ayudan a tomar decisiones correctas y, en caso de que las cosas vayan mal, culpar a un ente que no podrá ser castigado: el protocolo. Parece que los dirigentes sindicales también se han acogido al protocolo: cuando el gobierno recorta derechos de los trabajadores, se debe convocar una huelga general. Eso han hecho, pero sin convicción, un ordenador hubiese tomado la misma decisión con la misma frialdad.
Ahora sólo falta comprobar si el desarrollo de la huelga se ajusta más a la normalidad. Tengo especial interés en ver cómo se mide el éxito de la convocatoria. Lo normal es que se mida por el porcentaje de participantes en la huelga, cuando lo lógico sería medirlo por los derechos recuperados tras la huelga. Para mí, independientemente del índice de participación, la huelga será un éxito si obliga a rectificar significativamente al gobierno. Si el gobierno no se mueve un ápice de sus posiciones, siendo el gobierno más veleidos que recuerdo, la huelga será un fracaso.
Sí que resulta extraño que los medios afines a la derecha llevasen tiempo reclamando una huelga general. Reclamación que se convirtió en acusaciones de irresponsabilidad cinco minutos después de realizada la convocatoria, volviendo de esta forma estos medios a la normalidad.
También resulta extraña la fecha escogida para llevar a cabo la huelga. A mí me parecían lógicos dos momentos: inmediatamente después del anuncio de las medidas con los trabajadores sensibilizados, o poco antes de la tramitación parlamentaria para demostrar al poder legislativo el descontento de la población y convencerlo de que debía votar en contra de las medidas. Ni una ni otra. La huelga se desarrollará cuando el cabreo haya bajado bastante y las Cortes habrán decidido.
La sociedad actual se ha ido protegiendo de los errores a base de protocolos. Todas las profesiones que gestionan el riesgo (médicos, controladores aéreos, técnicos de mantenimiento, bomberos...) se han acogido a protocolos que coartan la libertad del profesional pero le ayudan a tomar decisiones correctas y, en caso de que las cosas vayan mal, culpar a un ente que no podrá ser castigado: el protocolo. Parece que los dirigentes sindicales también se han acogido al protocolo: cuando el gobierno recorta derechos de los trabajadores, se debe convocar una huelga general. Eso han hecho, pero sin convicción, un ordenador hubiese tomado la misma decisión con la misma frialdad.
Ahora sólo falta comprobar si el desarrollo de la huelga se ajusta más a la normalidad. Tengo especial interés en ver cómo se mide el éxito de la convocatoria. Lo normal es que se mida por el porcentaje de participantes en la huelga, cuando lo lógico sería medirlo por los derechos recuperados tras la huelga. Para mí, independientemente del índice de participación, la huelga será un éxito si obliga a rectificar significativamente al gobierno. Si el gobierno no se mueve un ápice de sus posiciones, siendo el gobierno más veleidos que recuerdo, la huelga será un fracaso.
jueves, 9 de septiembre de 2010
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde
La descripción paso a paso de una drogadicción.
1. Experimentación.
2. Placer.
3. Tranquilo que yo controlo.
4. Las primeras efectos desagradables.
5. Intentos de abandonar la droga.
5. El síndrome de abstinencia.
Y 6. La desgracia final, o te mueres cuando estás bajo los efec tos de la droga o te suicidas en un breve momento de lucidez para no causar más daño.
1. Experimentación.
2. Placer.
3. Tranquilo que yo controlo.
4. Las primeras efectos desagradables.
5. Intentos de abandonar la droga.
5. El síndrome de abstinencia.
Y 6. La desgracia final, o te mueres cuando estás bajo los efec tos de la droga o te suicidas en un breve momento de lucidez para no causar más daño.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Piras.
Un fanático religioso, Terry Jones, ha decidido saltar a la fama quemando ejemplares del corán. Aunque, como nos recuerda Manuel Rivas, los libros arden mal, las piras de libros acaban provocando otros incendios.
Que el libro que pretende quemar sea considerado sagrado, no me molesta porque no creo en los libros sagrados. Sin embargo, el pirómano sí que cree en la existencia de libros sagrados, por lo tanto le debe costar poco tomar conciencia del agravio que puede cometer.
El pirómano es un hipócrita que, en nombre de la libertad de expresión, realiza un acto que consideraría gravísimo si el agraviado fuera él.
El pirómano es un egoísta y mercantilista que, en una sociedad en la que hasta los líderes religiosos hacen publicidad para captar fieles, se acaba de ganar un montón de spots publicitarios para llenar su iglesia.
Pero el pirómano es, sobre todo, un cobarde. Sabe que, con toda seguridad, quienes reciban las represalias serán personas muy lejanas a él. Personas que se habrán sentido ofendidos por la quema de coranes serán víctimas de antentados de represalia y el pastor Terry Jones los utilizará como mártires propios.
Que el libro que pretende quemar sea considerado sagrado, no me molesta porque no creo en los libros sagrados. Sin embargo, el pirómano sí que cree en la existencia de libros sagrados, por lo tanto le debe costar poco tomar conciencia del agravio que puede cometer.
El pirómano es un hipócrita que, en nombre de la libertad de expresión, realiza un acto que consideraría gravísimo si el agraviado fuera él.
El pirómano es un egoísta y mercantilista que, en una sociedad en la que hasta los líderes religiosos hacen publicidad para captar fieles, se acaba de ganar un montón de spots publicitarios para llenar su iglesia.
Pero el pirómano es, sobre todo, un cobarde. Sabe que, con toda seguridad, quienes reciban las represalias serán personas muy lejanas a él. Personas que se habrán sentido ofendidos por la quema de coranes serán víctimas de antentados de represalia y el pastor Terry Jones los utilizará como mártires propios.
martes, 7 de septiembre de 2010
Cese de las acciones ofensivas.
Decididamente, cuando estos chicos de ETA dejen las pistolas, la Real Academia de la Lengua tiene que ofrecerles un sillón; naturalmente el K. ¡Qué habilidad para utilizar el lenguaje y domarlo hasta crear frases como ésta: "cese de las acciones ofensivas". A mí no se me hubiese ocurrido una más corta que "Dejamos de poner bombas y disparar premeditadamente a la nuca, pero nos guardamos las armas en perfecto estado para seguir extorsionando y conseguir dinero, amenazando a los que no piensan como nosotros y por si tenemos que soltar algunos tiros en una situación comprometida como que nos pongan una multa de tráfico".
La decisión me parece un gesto, no llega a paso, en el buen camino. En baloncesto, por ejemplo, se llama finta a la acción de simular un lanzamiento a canasta para luego penetrar y anotar con más facilidad. ETA ya ha hecho muchas fintas y estamos avisados. No no podemos creer fácilmete una finta más. Mientras tanto, ETA se cree todavía en los años setenta, cuando la posesión era de 30 segundos. Han pasado 23, creen que les quedan 7, pero sólo les queda 1.
La decisión me parece un gesto, no llega a paso, en el buen camino. En baloncesto, por ejemplo, se llama finta a la acción de simular un lanzamiento a canasta para luego penetrar y anotar con más facilidad. ETA ya ha hecho muchas fintas y estamos avisados. No no podemos creer fácilmete una finta más. Mientras tanto, ETA se cree todavía en los años setenta, cuando la posesión era de 30 segundos. Han pasado 23, creen que les quedan 7, pero sólo les queda 1.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)