miércoles, 24 de septiembre de 2025

La dificultad de medir un buen trabajo.

Las empresas necesitan medir el rendimiento y la calidad del trabajo de sus empleados.
La primera opción es encargar esa tarea a los encargados, supervisores o como se llamen esos que mandan un poco más que el evaluado en cada organización. 
Se trata de una solución injusta por subjetiva. Caerle simpático al evaluador es lo que lo que más puntúa.
La segunda opción es crear criterios objetivos y cuantificables.
Es una solución incompleta, es imposible abarcar y medir todos los factores que definen un buen trabajo. ¿Cómo mides el impacto de una ayuda a un compañero? Es además injusta. Si nos evalúan, tenemos derecho a saber con qué criterios nos evalúan.
La segunda opción bis es hacer públicos los criterios de evaluación. Es una solución que desvía a los empleados del buen servicio orientándolos hacia los parámetros que saben que se medirán. Y es una solución incompleta,  porque no mide la satisfacción del cliente.
Para paliar esta última carencia, hemos llegado a la era de las encuestas. No puedes contratar un servicio o comprar un producto sin que te hagan una encuesta de satisfacción. Se ha sustituido la subjetividad del supervisor por la subjetividad del cliente. Y todas son inmediatas. La nube debe de estar llena de reseñas muy positivas de reparaciones que fallaron al cabo de un año y de reseñas muy negativas de magníficas reparaciones realizadas por personas que tarareaban canciones feas.



domingo, 21 de septiembre de 2025

Girasoles en su máximo esplendor.



Hace un mes,  estos girasoles tenían sus pétalos de un amarillo rabioso. Estos campos parecían cuadros de Van Gogh. Los paseantes se paraban para hacerles fotos o hacerse fotos con ellos. Ahora no se para nadie. A los turistas nos parecen feos. Para el agricultor, ahora están más bellos que nunca. En realidad,  no. Aún se tienen que poner más negros, más secos, más feos, llegaremos a decir con nuestra atrevida ignorancia. Y entonces,  sí. El agricultor sabrá que esta vez la colaboración con la naturaleza ha dado resultado. 



sábado, 9 de agosto de 2025

Medianoche

Esteban Navarro Soriano es un prolífico escritor que ha decidido fundamentar su carrera en la autoedición y en producir mucho. Esto genera  novelas descuidadas. Sobretodo, en el uso del léxico. Normalmente, lo compensa con imaginación. Sus historias sorprenden. Como Navarro es muy activo anunciando ofertas, he acabado adquiriendo varias novelas suyas. La última, Medianoche. Estaba gratis en Prime Reading.

En Medianoche, la imaginación ha sido insuficiente para compensar los defectos. Una policía debe resolver una desaparición y dos asesinatos separados en el tiempo pero relacionados entre sí.  El autor sabe quién es el culpable, pero es incapaz de hacernos entender cómo la policía va llegando a sus conclusiones ni porqué el asesino co etió  sus crímenes.  Eso sí, los investigadores se pasan el día haciendo "gestiones". Ni una consulta,  una indagación,  una averiguación,  un trámite...




jueves, 17 de julio de 2025

El teletrabajo o la vuelta a la oficina. 1 - Los costes.

Por si algún incauto no se había dado cuenta, vivimos (y viviremos) en una sociedad capitalista. El capitalismo solo ofrece soluciones justas cuando los actores asumen los costes de los bienes que usan para producir, los internalizan. Por ejemplo, si a una mina de sal le permites verter al río el agua que usa en la extracción de material, tendremos sal barata y ríos arruinados. Para evitarlo, se le obliga a la empresa a pagar colectores que lleven el agua salada hasta el mar. La sal sale algo más cara, pero los ríos no se mueren.

¿Por qué ahora insisten tanto las empresas en el trabajo presencial? Entre otras cosas, porque el coste de llevar los trabajadores a la oficina y que coman fuera de casa lo pagan íntegramente los trabajadores. Los que tienen que madrugar más son los trabajadores. Los que llegan más tarde a casa son los trabajadores. 

Cuando se popularizó deprisa y corriendo el teletrabajo, los sindicatos reclamaron que las empresas asumieran o compartieran el coste de permitir puesto de trabajo en la oficina. Un palo en las ruedas de los teletrabajadores. Estos costes son modestos, pero son un aliciente más para llevar a los empleados a la oficina.

¿Y el coste en contaminación y saturación de los medios de transporte? La gente que va a la oficina contamina más, colapsa más carreteras y llena más vagones. Tampoco lo pagan las empresas.



domingo, 2 de febrero de 2025

¿En qué punto estamos en eso de la IA?

No tengo ni puñetera idea de Inteligencia Artificial. Aprobé con más pena que gloria la asignatura impartida por Felisa Verdejo a finales de los ochenta en la FIB, pero entonces la IA todavía se estaba peleando con el Lenguaje Natural y la posibilidad de comunicarnos con las máquinas.

Llevamos unos meses abrumados por las noticias que nos llegan sobre la inteligencia artificial. La irrupción de DeepSeek ha añadido páginas sobre IA a los periódicos (perdón por el anacronismo). Pero yo sigo sin entender hasta dónde ha llegado, de momento, la Inteligencia Artificial.

Sabemos que hemos conseguido que las máquinas procesen la información disponible a una velocidad inimaginable para la mente humana y obtengan respuestas acertadas en muy poco tiempo. Pero, ¿es capaz de ir más allá? Me estoy poniendo muy metafísico, voy a poner un ejemplo. ¿Qué hubiera hecho la IA actual en tiempos de Newton?

1. Habría deducido que la tierra atraía a la manzana pero que la manzana también atraía a la tierra.

2. Habría recogido toda la información sobre velocidad del viento, estado de maduración de las manzanas, estrés hídrico de los manzanos y temperatura ambiente para aconsejar a Newton que se echase la siesta en otro lado porque corría peligro de que le cayera una manzana.

Estoy casi seguro de que estamos más cerca del punto 1 que del 2. Pero entre ambos puntos hay un montón de pasos y no sé cuántos hemos dado ya.

Por cierto, el dibujo lo he generado con https://www.canva.com/. Que la IA es mejor dibujante que el Mariano Puerta que suspendió Dibujo en 1º de BUP, lo tengo claro.


sábado, 14 de diciembre de 2024

El dinero gastado en prevención es un despilfarro.

Muchos desarrollos informáticos del siglo pasado tenían un error provocado por el cortoplacismo: usaban solo seis cifras para guardar las fechas. Es decir, guardábamos solo las dos últimas cifras del año. Siempre he oído decir que la culpa era de los informáticos, que nos queríamos ahorrar uno o dos bytes en cada fecha.. Recuerdo, sin embargo, que algún  usuario me recriminó obligarle a poner las cuatro cifras "cuando todos los años empiezan por diecinueve".

Todos sabíamos que el error estaba ahí. En algún momento, los ordenadores dirían que mañana sería anterior a hoy y provocarían el caos. Digo "en algún momento" porque, aunque el día se conocía con precisión, el treinta y uno de diciembre de mil novecientos noventa y nueve; sus efectos se notarían antes. A veces, no le pedimos al ordenador qué día es mañana, sino bastante tiempo después. Los que hemos firmado alguna hipoteca lo sabemos. En un ejercicio de procrastinación mundial, fuimos aplazando las solución. Crecer con series como Espacio 1999 o películas como 2001, una Odisea Espacial ("primero fue la novela", "¿has leído lo novela?", "no", "¿has visto la película?", "sí", "pues calla") nos hacía creer que el plazo era muy largo.

A principios de los noventa, la humanidad despertó y el efecto 2000 seguía ahí. Los nuevos desarrollos ya se hacían dedicando cuatro cifras al año. Pero seguíamos usando viejos desarrollos con fechas de seis cifras. ¿Cuántos? No lo sabíamos con certeza. Pero la banca, que era uno de los sectores que antes se habían informatizado, probablemente usaba muchos desarrollos que estaban a punto de quedarse obsoletos. ¿Recordáis la fórmula C * r * t? La banca la usa para casi todo: cobrarte los intereses de un préstamo, pagarte una imposición a plazo, cobrarte el fraccionamiento de un pago con la tarjeta... La usa ahora y la usaba el primer día que hizo una liquidación por ordenador. Imaginaos qué pasaría el día que t tendría que valer un mes y el ordenado calculase que t valía menos un siglo. Los bancos pagarían un importe mil ciento noventa y nueve veces superior al que debían haber cobrado.

Come he dicho antes, la humanidad despertó. Se inició una campaña de concienciación más que de información para que la gente supiera que debíamos dedicar un esfuerzo considerable a que todo siguiera igual. Como lo de calcular mal la cuota de un préstamo no parecía suficientemente llamativo, nos hablaron de aviones que podían caerse o ascensores que dejaban encerrados a sus ocupante. Vuelvo a las referencias audiovisuales. Para la generación que vio la saga Aeropuerto o La Cabina, esos dos supuestos nos parecían aterradores. Y nos pusimos a buscar errores y solucionarlos. Solucionarlos era sencillo, pero buscarlos no tanto. Nunca tuvimos la certeza de haberlos encontrado todos. 

Yo revisé un montón de programas. Casi todos funcionaban bien. Pero tuve que corregir algunos. Supongo que lo mismo pasó en todas partes. Dedicamos muchas horas, hicimos bien el trabajo y se evitaron muchos problemas. Quizás, nos habría costado menos no buscar errores preventivamente y arreglarlos a medida que apareciesen sus efectos. Per no lo creo.

Pues aún hoy en día, de vez en cuando oigo a algún cuñado hablando de la estafa del efecto 2000. "Nos metieron mucho miedo y al final no pasó nada". Me temo que, como sociedad, necesitamos que una catástrofe provoque algunos daños. Si nos gastamos cien millones en prevenir un suceso y, en vez de morir cien personas, mueren diez; pensaremos que los cien millones están bien invertidos y que son pocos. Pero si nos gastamos doscientos y conseguimos que no muera nadie, no seremos conscientes  del daño evitado y el gasto nos parecerá un despilfarro.





sábado, 26 de octubre de 2024

El centralismo.

 

Entre Burgos y A Coruña hay un tren diario. 

Entre Burgos y León, uno, el que va a A Coruña. 

Entre Burgos y Bilbao, dos.

Entre Burgos e Irún, cinco.

Entre Burgos y Barcelona, la web de renfe.es dice que hay dos. En realidad, sólo hay uno, porque el que viene de Salamanca y el que viene de Vigo se unen. 

Entre Burgos y Valencia, uno.

Entre Burgos y Salamanca, uno.

Entre Burgos y Madrid, diez.

Parece evidente que Burgos está mal comunicada con la mitad norte peninsular y, especialmente, con su comunidad autónoma. Es normal que se reclamen mejoras. De hecho, hay una plataforma, Tren Directo Ya, que exige mejorar las comunicaciones con... Madrid.

Como demostración del centralismo ferroviario,  no me parece mal.