Sebastián I de Portugal desapareció en una batalla en Marruecos. Se le dio por muerto, pero su cadáver tardó en ser encontrado. Esta aparición tardía del cuerpo abrió la puerta a la desconfianza y permitió la aparición del sebastianismo, un movimiento casi místico de gente que esperaba el retorno del monarca para recuperar el esplendor nacional de Portugal. Y donde hay crédulos, florecen los farsantes. Hasta cuatro individuos se hicieron pasar por el monarca desaparecido. No lo he dicho antes, pero todo esto pasó a finales del siglo XVI, sin fotografías ni análisis de ADN, era más fácil colar gato por liebre. Si cuatro individuos dijeron ser Sebastián, por lo menos tres mentían. Sobre el cuarto, siempre existieron dudas. Tantas, que José Zorrilla, el del Tenorio, escribió un drama en el que daba por buena la reivindicación del pastelero.
Cuatro siglos después, al otro lado de la península ibérica, otro movimiento casi místico espera el retorno de su líder, que también empezó como pastelero, pera iniciar el resurgimiento nacional.
