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viernes, 15 de noviembre de 2019

Ejerciendo de censor en una escuela infantil

En las últimas elecciones acudí a un colegio electoral. Como la mayoría de colegios electorales, ocupaba las dependencias de un colegio de enseñanza. De primaria en este caso. Las urnas se habían instalado en un aula de los primeros cursos: perchas a muy baja altura, fotos de los niños para identificar el usuario de la percha, muchos carteles con letras muy grandes por las paredes... Por lo visto, este curso están volcados en la prehistoria. Dibujos de mamuts, hombres barbudos vestidos de pieles con hachas de piedra en las manos... Y entre todos los carteles, la letra de una canción que me indignó. No creo que la escuela, y menos la pública, deba servir para enseñar eso a los niños. Me daba cierta vergüenza porque sabía que me mirarían, pero no podía soportarlo. Así que, al final, me decidí. Cogí el bolígrafo y corregí el mensaje. Bisonte se escribe con B, no con V.

lunes, 13 de noviembre de 2017

El adoctrinamiento en las escuelas.

Hace unos días, el PP inició una campaña en la que denunciaba  el adoctrinamiento de los niños en las escuelas catalanas. Inmediatamente los altavoces independentistas llenaron las redes sociales de niños disfrazados de guardiaciviles, toreros  o legionarios. Mi primera reacción fue pensar que no es lo mismo que unos padres eduquen a sus hijos con un determinado sesgo a que lo haga la escuela. Da la casualidad que hace poco leí La Isla de Robinson, una novela de Arturo Uslar Pietri en la que se narran los últimos años de Simón Rodríguez, el que fue maestro de Simón Bolívar. Este pedagogo dedicó sus últimos esfuerzos a crear una escuela que creara "hombres para la república americana". Simón Rodríguez estaba convencido de que sin una educación en valores, la naciente república fracasaría. El objetivo de la escuela debe ser ése: educar en valores. ¿Y qué diferencia hay entre educar en valores y adoctrinar? La respuesta me la dio una amiga vegetariana que se enfadó porque en la escuela de su hijo habían decidido dar a los niños cada día un vaso de leche para merendar. Adoctrinar es educar en valores que yo no comparto.
Así que a la pregunta de si la escuela catalana adoctrina, mi respuesta es: Sí, claro, como todas. Por eso algunos estados, como Alemania, se reservan en la constitución el control de la enseñanza.

domingo, 1 de febrero de 2015

Propongo introducir las cartas en los planes de enseñanza.

No estoy planteando una defensa del género epistolar ante el avasallador avance de los mensajes reducidos (y reductores) que nos han traído las nuevas tecnologías. Me refiero a los naipes. Los aficionados al ajedrez defienden la inclusión de este juego en los currículos escolares. Argumentan que ayuda a desarrollar la inteligencia espacial, la estrategia, la empatía porque te obliga a ponerte en el lugar del rival para intuir qué quiere hacer... paparruchas. El ajedrez sería una magnífica escuela en un mundo con igualdad de oportunidades (o con ventajas acotadas, que no sé cómo acabó el debate sobre el resultado de una partida entre dos jugadores perfectos). Pero la vida real no es así. En la vida real, el contrincante tiene oportunidades diferentes a las tuyas. Cuando juegas a las cartas debes aprovechar tus ventajas y tapar tus carencias.
Ahora, en el mundillo científico hay una cierta polémica porque estudios serios revelan que la suerte es un factor determinante para acabar teniendo cáncer o no. Los que ven el mundo como un tablero de ajedrez, quieren saber cómo se mueven todas las piezas, si fumando tendrán cancer y si no fumando se librarán de él. Los que vemos el mundo como una partida de cartas sabemos que, por bien que juguemoz, el as de triunfo puede estar en las manos del jugador que más daño nos hará. pero también sabemos que, si jugamos bien, tendremos más probabilidades de librarnos del cáncer si no fumamos.