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sábado, 27 de agosto de 2016

A vueltas con el burquini.

Uno de los últimos veranos de los ochenta viajé a Vigo. Allí, en la playa de Samil, vi una señora que miraba hacia el mar. Cuando llegaban las olas, se mojaba los tobillos. Junto con la cara y las manos, era la única parte descubierta de su cuerpo. Iba vestida toda de negro y llevaba un pañuelo en la cabeza. Si el ayuntamiento de Vigo hubiese tenido una ley antiburquini como las normas que se han decretado en algunos ayuntamientos francesas, a la señora le habría caído una multa, la hubiesen obligado a desvestirse o la hubiesen expulsado de la playa.
No me gusta que algunas mujeres vayan con todo el cuerpo cubierto a la playa. Perdón, rectifico. Lo que no me gusta es que esas mujeres vayan cubiertas mientras sus maridos, padres o hermanos van en bañador corto. Si la religión de algunos les impide disfrutar con comodidad del sol y del agua, allá ellos. Pero si la religión solo se lo impide a parte de de los feligreses por un motivo tan absurdo como no tener un cromosoma Y, entonces ya no merece tanta tolerancia.
Lo que no sé es cómo solucionarlo. Quiero que la gente sea libre, pero no sé si se puede obligar a la gente a ser libre. Quizás sería más efectivo trasladar el castigo al otro lado de la balanza, quizás es más fácil castigar al que oprime en lugar de castigar al oprimido.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Un twet ofensivo y eriquecedor.

Poco después de los atentados de París, Laura Freixas soltaba esta barbaridad:

Mi primera reacción al leerlo fue de indignación, de justa indignación. Esta tía, de la que no tenía noticia hasta entonces, me está llamando asesino por compartir un cromosoma con los verdaderos asesinos. 
Cinco minutos después, cambié un poco de perspectiva, Ahora ya sé cómo se sienten millones de musulmanes a los que miran con desconfianza por compartir religión con unos salvajes.
Debo aburrirme mucho, porque seguí dándole vueltas al dichoso twet. Que cada cinco minutos apareciese un nuevo mensaje hablando de él, no favorecía el olvido. La estadística no lo explica todo. La mayoría de la gente que yo conozco que hace régimen está gorda, de lo cual se debería deducir que hacer régimen engorda. Pero la estadística no se debe ignorar. Todos los que participaron activamente en los atentados eran hombres (y musulmanes). 
Generalizar es peligroso. Ignorar la estadística también.

sábado, 14 de noviembre de 2015

La barbarie ataca a Europa, otra vez.

A veces, escribo aquí para explicar a los demás por qué pienso como pienso. Otras lo hago para explicármelo a mí, para ordenar mis ideas, Hoy soy incapaz de explicar nada. Otros lo tienen muy claro. Hace algunas semanas, el gobierno francés decidió bombardear las posiciones de Daesh. Ahora Francia lo está pagando.
Muchos, desde ese punto de vista tan occidental que consiste en culpar de todo a occidente, están equiparando ambas acciones. Occidente no debería inmiscuirse en los asuntos de Oriente Medio, vienen a decir. ¿Seguro? ¿No tenemos que hacer nada para que Malala y millones de niñas como Malala puedan estudiar? Y si pensamos que sí que tenemos que hacer algo, ¿qué hacemos? ¿manifestaciones delante de nuestros ayuntamientos? ¿enviar libros de urbanidad? ¿bombardearlos y matar culpables e inocentes?
Otros muchos, también con una visión típicamente occidental de considerar bárbaro todo lo ajeno a occidente (aunque etimológicamente tienen razón), tienen claro que la solución es impermeabilizar las fronteras, las políticas y las mentales. Que no vengan de fuera. Si vienen, que dejen atrás sus costumbres. Olvidan, o esconden, que hace cuarenta años ya había muchos musulmanes en París. Y entonces era inimaginable un atentado como el de ayer. Aquella generación  de musulmanes se había educado en Argelia. Todavía no se ha hecho pública la identidad de los terroristas musulmanes abatidos ayer, pero apostaría a que la mitad o más son franceses, nacidos y educados en Francia.
A mí no se me ocurre ninguna solución. Matar es muy fácil, si tienes armas. Convencer a alguien para que quiera matar también se está revelando como algo extremadamente fácil. Habrá que hacer algo para que sea más difícil conseguir armas y convencer a alguien de que las utilice. Todos sospechamos quién paga las armas y a los líderes religiosos que promueven el fanatismo. Quizás podríamos empezar por ahí.

jueves, 21 de mayo de 2015

La posesión del arte.

He tenido la suerte de visitar el Museo Británico y el Louvre. Sus colecciones de arte antiguo son impresionantes. Al verlas, sin embargo, pensé que esas obras de arte deberían estar en los países en las que se crearon. Me parecía vergonzoso que el expolio de los colonizadores siguiera dando réditos a los descendientes de los saqueadores. Hasta que llegó Daesh (o Isis, o Estado Islámico). Ahora mismo pienso que esas obras de arte están mejor onde están.

jueves, 8 de enero de 2015

Con lo que nos ha costado.

Nos ha costado dos mil años civilizar a los integristas cristianos, no vamos a dejar que vengan los integristas musulmanes a joder la marrana.