lunes, 20 de junio de 2011

La ventana alta.

Una viuda y madre dominante contrata a Philip Marlowe para recuperar una valiosa moneda que supone que le ha robado su nuera. Esta vez, Marlowe se lleva menos trompazos de lo que es habitual, pero el resto de la novela sigue fielmente la horma habitual: una chica a la que el detective salva de sí misma, ricos con pasado turbio, maleantes inteligentes, maleantes tontos, policías desbordados por las circunstancias, el quijotismo de Philip Marlowe y algunas frases lapidarias.
Para ver a Bogart mientras lees.

sábado, 18 de junio de 2011

La rebelión modesta.

Mientras en España los indignados reclaman algo tan ambicioso como Democracia Real Ya, en Arabia Saudí algunas mujeres se rebelan por conseguir algo tan cotidiano para nosotros como poder conducir. El tiempo dirá cual de las dos rebeliones tiene más éxito. De momento, lo que está claro es qué rebeldes arriesgan más.

miércoles, 15 de junio de 2011

domingo, 12 de junio de 2011

En defensa de la intolerancia.

Desde que la aprobé por los pelos en COU, no he vuelto a tener contacto con la filosofía. Por lo tanto, cuando Slavoj Žižek habla de razonamientos lacanianos, junguianos, o hegelianos, me pierdo. Ni siquiera, a pesar de los consejos de Faemino y Cansado, he leído a Kierkegaard. Aún así, creo que "En defensa de la intolerancia" explica algunas cosas con las que estoy de acuerdo.
1. La izquierda debe perder el miedo al eurocentrismo. En Europa han nacido los Derechos Humanos y éstos son irrenunciables ante las "diferencias culturales".
2. La izquierda ha abandonado la pelea por la economía. Hemos asumido que la economía de mercado debe estar lo más desestatalizada posible, cuando la política económica es justamente lo que define la izquierda. A cambio, los partidos progresistas van enarbolando banderas particulares (los derechos de los homosexuales, las minorías étnicas, la ecología) que acabarán siendo asumidas por la derecha como lo fueron el divorcio o el laicismo (excepto en España y Estados Unidos) siempre y cuando no se toque el meollo de la cuestión: el utraliberalismo de mercado. Debemos recuperar la lucha por la política económica.
3. La despolitización es peligrosa. Cuando en la sociedad cala el mensaje de que "todos los políticos son iguales", sólo ganan algunos políticos, los corruptos; y una política, el ultraliberalismo de mercado. El mensaje de éstos es: si los políticos no son de fiar, mejor dejar en manos de los profesionales economicistas la gestión de lo público.
También dice una cosa con la que todavía no sé si estoy de acuerdo. Todas las revoluciones importantes empiezan por la reclamación de un detalle que permite a los revolucionarios ponerse de acuerdo en lo reclamado y ala vez es un símbolo de un montón de cosas más que democratizarían la sociedad. Por ejemplo,  la Semana Trágica, empezó por la exigencia de no enviar soldados de leva a la guerra de Marruecos. Digo que todavía no sé si estoy de acuerdo porque los movimientos del 15 M se caracterizan precisamente por no hacer bandera de un punto en concreto y su principal eslogan es el ambiciosos y ambiguo "Democracia real ya". Si toda la spanishrevolution se queda en nada, Žižek tendrá también razón en esto.

martes, 7 de junio de 2011

Ciencia y democracia.

La ciencia no se puede someter a la democracia. ¿Alguien se imagina cambiar la ley de la gravedad, la de la relatividad o la de la evolución de las especies en un referéndum?*
Las medidas económicas que debe adoptar un país sí que se pueden decidir democráticamente.
¿Por que lo llaman "ciencias económicas"?

* No creo que hasta este blog lleguen creyentes en el "diseño inteligente", pero espero que que el asterisco los ahuyente.

sábado, 4 de junio de 2011

Años inolvidables

Un libro de memorias de John Dos Passos que abarca hasta sus 37 años, cuando acaba su visita a la España republicana antes de la guerra.
En el libro aparecen muchos personajes, demasiados para quien, como yo, no está familiarizado con la élite cultural de los años 20 y 30. Sólo cuando aparecen personajes que reconozco: Hemingway, Scott Fitzgerald, Zelda... abandono la sensación de estar perdido entre la maraña de nombres. Por este motivo, el libro me ha parecido un poco pesado, aunque tremendamente instructivo.
He aprendido que la izquierda sigue cometiendo los mismos errores que hace cien años. El principal, el fundamentalismo de casi todos sus seguidores, que no admiten diferencias de pensamiento en sus compañeros de partido. En el mejor de los casos, esta intolerancia ideológica lleva a la disidencia y las escisiones, en el peor a las purgas y a la aniquilación del discrepante.
He aprendido que, desde fuera, también se veía que la República podía fracasar, pero que era la única alternativa que podía modernizar España.
He aprendido que gauche divine, ha habido siempre.
Lo mejor del libre, descubrir a un intelectual capaz de reconocer que se equivocó y que puede estar equivocándose ahora. Un espécimen raro.