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miércoles, 30 de noviembre de 2016

La Inmaculada Concepción.

Si hay un concepto especialmente machista en la iglesia católica, es el de la Inmaculada Concepción. Se celebra la función de la mujer sólo como madre. Dicho misterio fue proclamado como dogma de la iglesia por Pío IX, uno de los papas con más fama de retrógrados.
La muy católica España quiso ir más allá y decidió dedicarle una fiesta al dogma y escogió el 8 de diciembre. Esta fecha conmemoraba la aparición de la Inmaculada Concepción en una batalla para ayudar a los Tercios a ganarla. Los Tercios, en agradecimiento, nombraron a la Inmaculada Concepción como su patrona. Años después, el arma de Infantería del ejército español heredó este patronazgo.
La semana que viene se celebran dos fiestas. En una se conmemora una constitución que, con todos sus defectos, fue promulgada por mecanismos democráticos. En la otra, un compendio de misoginia, oscurantismo y militarismo. A ver si adivinas cuál de las dos no va a ser boicoteada por alcaldes de Junts pel Sí y la CUP.

lunes, 11 de enero de 2016

La decepción.

Esa novia a la que tanto queríamos y se fue con otro.
Ese amigo al que recomendamos para un trabajo y no cumplió y nos dejó fatal.
Esa empresa a la que dedicamos tantas horas y nos mandó a la calle en cuanto llegó la crisis.
Ese futbolista al que tanto aclamamos y que se fue a otro equipo porque le pagaban más.
La decepción.
Nos decepciona alguien al que le hemos dado algo  y que no nos ha correspondido.
A un partido político sólo le puedes dar dos cosas: cuotas de afiliado y votos. También donaciones, pero las englobaremos benévolamente en el apartado de cuotas.
Si sumamos los que se manifestaron decepcionados por la CUP antes del acuerdo con JxSí más los que se manifestaron decepcionados después del mismo, me sale una cifra de votantes que no sé cómo no tenemos un gobierno de la CUP con mayoría absoluta en el parlamento.

lunes, 4 de enero de 2016

No entiendo lo que está pasando.

a) No entiendo cómo un político que dijo que podía ir el primero o podía ir el último y que acabó yendo el cuarto en una lista electoral creada exclusivamente para conseguir la independencia es incapaz de apartarse para crear un gobierno que proclame la independencia.
b) No entiendo cómo un partido al que las encuestas daban como favorito en las elecciones de septiembre y es capaz de renunciar a encabezar una lista conjunta para favorecer la independencia, ahora no es capaz de presionar con la suficiente contundencia a su compañero de baile para que se aparte y facilite la formación de un gobierno que lleve a la independencia.
c) No entiendo cómo un partido que tenía la llave para formar gobierno y cuya mayor prioridad es la independencia, se niega a dejar gobernar a los que iban a declarar la independencia sólo por que el gobierno lo encabezaría una persona a la que consideraban non grata.
Hasta que recuerdo lo que dijo Antonio Baños el 27 de septiembre: "el plebiscito se ha perdido". Los líderes independentistas saben que perdieron el plebiscito y, una vez asumido esto, lo demás tiene mucho más sentido.
a) Mas sabe que la independencia no llegará esta legislatura y ahora pelea por lo que de verdad le interesa: ser "presidente de ..." y lo que venga en los puntos suspensivos es lo de menos.
b) ERC (salvo algún despistado como Tardà) sabe que la independencia no llegará esta legislatura prefiere que otros carguen con el fracaso. Si se forma gobierno con Mas y no se consigue la independencia, la culpa será de Mas. Si no se forma gobierno, la culpa será de la CUP. En ambos casos ERC llegará muy reforzada a las siguientes elecciones. El último tweet de Oriol Junqueras también se entiende mejor así.
c) La CUP sabe que la independencia no llegará esta legislatura. Si permite que Mas forme gobierno, tampoco conseguirá que la otra pata de su programa, la de la protección social, avance mucho. Mas está dispuesto a desobedecer un poco a Madrid, pero no piensa desobedecer lo más mínimo a los mercados.
Si se repiten las elecciones (ahora parece lo más probable), ERC las ganará holgadamente.  Si consiguen gestionar la frustración de los que pensaban ahora o nunca, gobiernan bien y desde Madrid no llegan propuestas atractivas, dentro de cuatro años tendrán otra oportunidad.