viernes, 27 de julio de 2018

Cómo hemos cambiado.

No he podido evitar recordar la canción de Presuntos Implicados cuando he leído la noticia de que han encontrado en una abadía italiana 500 cartas de amor entre un cardenal y diferentes damas española. Las cartas tienen 500 años. Lee la noticia, porque es deliciosa.
Que un italiano venga a estudiar a España y arrase entre el mujerío local, nos recuerda que el Erasmos no es ninguna novedad.
Que alguien con poder haya tenido unas cuantas relaciones ilícitas también nos parece de rabiosa actualidad.
Lo único que nos parece un poco anticuado es el hiperbólico y barroco lenguaje. Pero, si tú supieras que tu whatsapp tardaría varias semanas en llegar a su destino, ¿no te tomarías más tiempo en redactarlo y enriquecerlo?

lunes, 23 de julio de 2018

Los periodistas son de letras V.

¡Madre mía! ¡Qué casualidad!
Leo en Regió7 que el próximo viernes podremos ver un eclipse lunar.
Será el más largo del siglo. Y no solo eso: según el redactor, coincidirá con una luna llena. Bueno, tampoco es para tirar cohetes, todos los eclipses lunares tienen lugar en luna llena.

miércoles, 11 de julio de 2018

Cuando el idioma chirría.

Hace unos meses se lió una buena polémica cuando Arturo Pérez Reverte anunció que la RAE admitiría el imperativo "iros".
Y es que en castellano tenemos un problema con el imperativo de segunda persona del plural. Mejor dicho, tenemos un problema con el fonema d al final de palabra. Nos cuesta mucho pronunciarlo. No hemos llegado a un acuerdo de cómo debemos pronunciar Madrid, amad, temed o vivid.
Y el imperativo de segunda persona del plural acaba en d, siempre, o casi siempre, pero no se me ocurre ninguna excepción. Por eso mucha gente opta por el infinitivo. Amar a quien queráis. Temer a los malos gobiernos. Vivir vuestra vida.
Y cuando el verbo es pronominal se complica, porque si aplicamos la regla general,: añade el pronombre al imperativo (cómete las lentejas, siéntese aquí); el imperativo de la primera y tercera conjugación de convertiría en un participio ("tomados" una cerveza, "bajados" a la playa, "pedidos unas gambas". Total que los habitantes del castellano decidimos cargarnos esa molesta "D". Comeos, amaos, repartíos.
Pero nos quedaba el molesto verbo ir. Un verbo tan irregular que no se conjuga ni parecido a sí mismo, id, fue, voy. El imperativo de segunda persona del plural es id, para la forma pronominal deberíamos quitar la D y añadir el pronombre, "íos". Qué mal suena, recupera la D, idos. Qué mal suena. Iros. Qué vulgar queda.
Y la academia tiró la toalla. Iros al carajo y decirlo como queráis.