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domingo, 5 de julio de 2015

Las manos.

Algunos autores consideran que el factor diferencial del ser humano no es el cerebro, sino la mano, Poca ventaja evolutiva hubiese obtenido el homo habilis de su mayor capacidad craneal si no hubiese tenido una mano prensil con la que convertir los palos y piedras en herramientas. Lo que diferencia a los hombres de los delfines, de los que se dice que tienen capacidades sociales y cognitivas semejantes a las humanas, es que los homo tienen manos con las que modificar la naturaleza.
Pues ahora resulta que el deporte más extendido por el mundo se juega con los pies.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Estrategias exitosas.

Las plantas tienen serios problemas para escapar a sus depredadores. Así que tienen que optar por otras estrategias. A mi me sorprende el éxito de la guindilla. Un buen día, una planta de pimiento dio frutos picantes. Los depredadores del pimiento, que encontraban más apetitosos los individuos que daban frutos dulces, hicieron del picante una ventaja competitiva.y la guindilla acabó triunfando en el medio darwinista.. Más adelante, las circunstancias cambiaron: apareció un depredador que sí que encontraba apetitosos los frutos picantes. Y era el depredador más devastador que ha dado la naturaleza: el hombre. Sin embargo, la modesta guindilla volvió a triunfar, puesto que el hombre aprendió a cultivarla y a favorecer su reproducción. De este modo, la misma característica que ayudó a la guindilla a sobrevivir como especie porque la hacía poco apetitosa para sus depredadores, también la ayudó a sobrevivir porque sí que era apetitosa para otros depredadores.
Los gurús que aconsejan a los profesionales a adaptarse a los entornos cambiantes, hubiesen aconsejado a la guindilla desarrollar una característica que la hiciese poco apetitosa para el hombre. La guindilla siguió siendo ella misma y, probablemente, tuvo más éxito que si se hubieses adaptado.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Para explicar por qué estamos hechos como estamos hechos, encontramos respuesta en tres líneas de pensamiento.
Lamarquismo.
Descripción: los lamarquistas sostenían que los esfuerzos de un individuo para realizar algún gesto se acababan transmitiendo a su descendencia de modo que el organismo de sus hijos estaba más capacitado para realizar el gesto.
Ejemplo práctico: si un ortodoncista trata a un individuo con los dientes torcidos, los esfuerzos realizados para enderezar los dientes acabarían siendo heredados por sus descendientes que tendrían los dientes un poco más rectos.
Conclusión: para los lamarquistas, se deberían suprimir los ortodoncistas porque, a la larga, acabarían creando dos subespecies distintas, las de los adinerados que han podido pagarse tratamiento durante generaciones y acabarín teniendo los dientes rectos de manera natural y el resto de los mortales.
Darwinismo.
Descripción: los darwinistas sostienen que, cuando por azar, un individuo experimenta una mutación genética que favorece su reproducción, esta mutación se traslada a sus descendientes y, por el hecho de ser más, se va expandiendo entre las especie humana.
Ejemplo práctico: si un  ortodoncista trata a un individuo con los dientes torcidos, éste tiene más éxito entre los congéneres del sexo complementario y se acaba reproduciendo más de lo que lo hubiese hecho si no le hubiesesen corregido los dientes.
Conclusión: para los darwinistas, se deberían suprimir los ortodoncistas porque, a la larga, habrá más humanos con los dientes torcidos que si se hubiese dejado actuar a la naturaleza.
Creacionismo.
Descripción: Dios, en su infinita sabiduría, ha creado la naturaleza tal cual la conocemos.
Ejemplo práctico: si un ortodoncista trata a un individuo con los dientes torcidos, tal hecho resulta irrelevante para su descendencia y el destino de la especie humana.
Conclusión: para los creacionistas, se deberían suprimir los ortodoncistas (a ser posible en la hoguera) porque ¿quién son ellos para enmendarle la plana al altísimo.

martes, 11 de octubre de 2011

La lección de humildad de Darwin.

En periodos como el actual, de grave crisis económica, muchos "motivadores" profesionales nos recuerdan que "crisis" significa "cambio" y de ahí deducen que los cambios son fuentes de oportunidades. Nos animan a evolucionar constantemente para adaptarnos al entorno cambiante. Algunos osados proponen ejemplos de emprendedores que supieron adaptarse con éxito. No son pocos los que recuerdan la extinción de los dinosaurios y la supervivencia de los mamíferos como ejemplo de la necesidad de evolucionar. De manera implícita, nos están diciendo que ellos han sabido adaptarse: tienen cargos importantes y publican libros que se venden bien. Son víctimas del lamarckismo subconsciente. La evolución de las especies funciona a partir de mutaciones aleatorias, los individuos no tienen margen para influir en la evolución, es el entorno el que los selecciona. A los triunfadores orgullosos de serlo, Darwin les recuerda que, tal vez, su decisión no fue especialmente acertada, sólo tuvieron la suerte de que el entorno cambiara para hacer que lo pareciera.

viernes, 2 de julio de 2010

El lamarckismo subconsciente.

Durante años, los darwinistas discutieron con los lamarckistas sobre el mecanismo de la evolución. Los científicos acabaron dando la razón a los darwinistas. en nuestro fuero interno, sin embargo, somos más proclives a creer en el lamarckismo. Un ejemplo. Hoy se ha publicado que se han identificado los genes que permiten a los tibetanos vivir confortablemente por encima de los 4000 metros. En Catalunya Ràdio, la locutora que daba la noticia ha dicho que "los tibetanos tienen algunas mutacions que no tenemos los que no estamos acostumbrados a la altura". La locutora parecía creer que acostumbrarse a la altura acaba generando las mutaciones en los genes, todo ello tras haber afirmado, esta vez correctamente, que una evolución tan rápida (en sólo 3000 años), requirió una mortandad terrible entre los individuos que no tenían la mutación.